Las administraciones recuperan un proyecto que descartaron para Nissan tras el ‘no’ de Great Wall
La mesa de reindustrialización fían la reconversión de la Zona Franca a QEV y Punch
Los trabajadores de la fábrica de Nissan en Barcelona se centraron ayer en tareas de mantenimiento, después de ver cómo el jueves salía el último vehículo de la cadena de montaje. Su vista, sin embargo, estaba más puesta en la reunión prevista para el mediodía de la mesa de reindustrialización, después de que el lunes Great Wall Motors (GWM) comunicara su retirada oficial del proceso para ocupar la planta de la Zona Franca y el futuro de su empleo...
Los trabajadores de la fábrica de Nissan en Barcelona se centraron ayer en tareas de mantenimiento, después de ver cómo el jueves salía el último vehículo de la cadena de montaje. Su vista, sin embargo, estaba más puesta en la reunión prevista para el mediodía de la mesa de reindustrialización, después de que el lunes Great Wall Motors (GWM) comunicara su retirada oficial del proceso para ocupar la planta de la Zona Franca y el futuro de su empleo quedara en el aire a partir del 1 de enero, cuando acaban la mayor parte de los contratos. El encuentro confirmó que las alternativas tras Nissan están verdes: las administraciones demandaron al consorcio liderado por QEV Technologies para fabricar vehículos eléctricos que actualice su propuesta a la vez que recuperaba el plan descartado hace unos pocos meses, del grupo belga Punch, para fabricar también vehículos propulsados por baterías.
No consideran las administraciones que ninguno de los dos proyectos por separado tenga la capacidad para ocupar el medio millón de metros cuadrados de la factoría barcelonesa. Así que les invitó a presentar un proyecto por una parte de ella o a presentar otro en el que puedan coexistir en las instalaciones. En todo caso, tendrán que tener esos documentos a punto para la nueva reunión que se celebrará el próximo 29 de diciembre. Y, por si acaso, las administraciones les han pedido un aval que acredite su capacidad financiera o la creación de sociedades con un capital social mínimo. KPMG, encargado de la coordinación técnica de la mesa, deberá elaborar asimismo un informe sobre la viabilidad de esos dos proyectos.
Los comités de empresa prefieren esos proyectos, por su carácter industrial, a los que lideran promotores inmobiliarios como Merlin y Goodman para convertir la zona en un centro logístico. Su principal temor es el de la pérdida de capacidad adquisitiva de los 1.500 trabajadores que se quedarán sin trabajo con el cierre de Nissan. El resto de plantilla afectada se ha acogido a prejubilaciones y bajas incentivadas.
En octubre, QEV planteó la posibilidad de invertir hasta 1.000 millones de euros, lograr una producción de 100.000 vehículos que van desde pequeños coches eléctricos hasta camiones y autobuses de hasta 12 metros, y generar 4.000 empleos hasta 2025. Entre sus socios figuran las marcas Volta, Quantron, Lupa, Voltia, Ronn Motor y Tevva Trucks, todos en el segmento del vehículo eléctrico. Como Punch, el autodenominado hub de descarbonización, quiere fabricar un vehículo como la Nissan Navara pero en versión eléctrica bajo la marca Ebro.
A falta de que ese proyecto fructifique, Nissan aseguró que avanzan las conversaciones con el fabricante de motocicletas eléctricas Silence para que se quede su planta de Montcada i Reixac y que el hub de QEV también ocupará la planta de Sant Andreu de la Barca, donde se fabrican bastidores para los vehículos.
La factoría de la Zona Franca canceló el jueves de forma definitiva la fabricación de vehículos con el ensamblaje de la última novedad de la pick up Nissan Navara. Suponía poner fin a 41 años consecutivos de fabricación de vehículos, con 15 modelos de la propia marca japonesa, pero también para otras enseñas como la francesa Renault o la alemana Mercedes. En total, se han montado más de 3,7 millones de vehículos desde que el fabricante japonés comprara Motor Ibérica y se hiciera con las instalaciones. Su cierre supone el mayor golpe a la industria catalana.
Golpe a la automoción
La crisis de Nissan va más allá del propio cierre de las tres plantas ocupadas por el fabricante japonés en Cataluña, como pone de manifiesto el efecto en la destrucción de empleo que el cierre está teniendo ya entre sus empresas proveedoras y subcontratas, que podría afectar a más de 10.000 personas. Es por ello que tanto el Ministerio de Industria como el Departamento de Empresa de la Generalitat han intentado que un fabricante ya consolidado de vehículos se implantara en Barcelona. El interés por Great Wall Motors (GWM), y otras marcas que las administraciones han barajado, ha sido una muestra de ese interés.
Ayer, unas horas antes de la reunión, el secretario general de Industria, Raül Blanco, aseguró que “sea cual sea la solución, sean cuales sean los proyectos, la plantilla está cubierta”, en referencia a que las actuales candidaturas, pese a no colmar las expectativas de los trabajadores, cubrirán a los casi 1.500 trabajadores de Nissan que entre enero y junio próximo habrán perdido su trabajo en Nissan.