Freno y arranque de La Máquina: así golpeó la covid al grupo de restauración que creció en el Madrid más acomodado
Las cuentas de la empresa familiar, que gestiona 16 locales en la capital y La Moraleja, muestran una caída de facturación del 54% el año pasado, lo que secó los beneficios
De un restaurante en Sor Ángela de la Cruz, junto al área de negocios por excelencia de Madrid, a gestionar 16 locales en zonas bien de la capital y en la exclusiva urbanización de La Moraleja. El grupo hostelero La Máquina, a punto de cumplir cuatro décadas de historia, ha conquistado los paladares más pudientes. Pero ello no le libró, como al resto del sector, de atravesar un annus horribilis en 2020 por culpa del coronavirus. Las últimas cuentas registradas de la compañía describen un ejerci...
De un restaurante en Sor Ángela de la Cruz, junto al área de negocios por excelencia de Madrid, a gestionar 16 locales en zonas bien de la capital y en la exclusiva urbanización de La Moraleja. El grupo hostelero La Máquina, a punto de cumplir cuatro décadas de historia, ha conquistado los paladares más pudientes. Pero ello no le libró, como al resto del sector, de atravesar un annus horribilis en 2020 por culpa del coronavirus. Las últimas cuentas registradas de la compañía describen un ejercicio para olvidar en el que la facturación, que superaba los 50 millones anuales antes de la pandemia, se desplomó a menos de la mitad. La buena situación de la que partía, eso sí, le permitió eludir los números rojos y cerrar el año con unas exiguas ganancias de 217.000 euros.
Restaurante La Máquina S. A. es aparentemente una compañía bien engrasada. Nació con un local en 1982, actualmente denominado La Máquina Original, que presume en su web de ser “referente de las mejores lonjas nacionales”. Con esa carta de presentación es fácil imaginar su filosofía: buen producto y un servicio esmerado a precio competitivo (que no es lo mismo que barato). Con esas armas se fue expandiendo y abriendo nuevos restaurantes —desde réplicas del clásico hasta propuestas más informales de tapeo— siempre en barrios acomodados.
El eje de La Castellana, Chamberí y el barrio de Salamanca son su hábitat natural. Y su única incursión fuera del término capitalino también es una declaración de intenciones: Alcobendas es un municipio pegado a Madrid que acoge una de sus urbanizaciones más caras. Precisamente en el centro comercial Plaza Moraleja es donde La Máquina ha instalado dos espacios contiguos. También está presente en tres zonas gastronómicas gourmet de El Corte Inglés.
Una empresa familiar
El grupo se ha mantenido como empresa familiar. El fundador, Carlos Tejedor López, tiene una participación del 70% según las cuentas presentadas ante el registro. Su segunda esposa, María Victoria Mingorance, tiene un 5% y Sergio Tejedor Mingorance preside la firma con un 4% de las acciones. Dos hijos del primer matrimonio del cabeza de familia, Carlos y Javier Tejedor Álvarez, pugnaron en su día por el control de la empresa y llevaron el asunto a los juzgados, según publicó El Economista. El primero de ellos tiene aún una participación del 5% y del segundo no se da noticia en las cuentas anuales. Pero queda claro que el negocio no ha salido del círculo de su creador: Mingorance es la única de los ocho accionistas que no lleva el apellido Tejedor.
En resumen, las cosas han ido bien. En 2019 el grupo facturó 52,4 millones de euros y dio empleo a 437 personas (345 trabajadores fijos y 92 temporales). Al cerrar el ejercicio sus ganancias se acercaron a los 5 millones de euros. Pero entonces sucedió lo que nadie esperaba. La covid-19 saltó de China al mundo entero y en España se tradujo en medidas de confinamiento, lo que provocó “un descenso muy importante en las ventas y de la actividad por parte de las empresas y sus beneficios”, según reza la memoria anual.
El zarpazo del virus fue ineludible. El grupo ingresó un 54% menos, para una facturación total de 23,9 millones que borró prácticamente los beneficios. En el empleo, se notó sobre todo en la contratación temporal, una práctica habitual del sector para atender los picos de actividad en temporada alta, que quedó reducida a la mínima expresión. Mejor aguantó la plantilla fija (223 trabajadores en 2020). La empresa reaccionó rápido al primer confinamiento, el más estricto que ha afrontado España. Solicitó un ERTE (suspensión temporal de empleo) el 18 de marzo de 2020, cuatro días después de la declaración del estado de alarma. Los expedientes afectaron a 333 trabajadores de La Máquina y a otros 19 de PNZ 37 Expertos Restauradores. Esta es una sociedad dependiente que presenta cuentas consolidadas con la matriz y que gestiona un local a medio camino entre restaurante y bar de copas. El pago de salarios pasó de casi 11 millones en 2019 a 5,7 millones el año pasado. El grupo cuantifica en más de 884.000 euros el ahorro obtenido por la exoneración en el pago de cotizaciones a la Seguridad Social como consecuencia del ERTE.
El bar de copas fue el que se llevó la peor parte de la pandemia. En el apartado de hechos posteriores al ejercicio, la empresa informa de que las restricciones al ocio nocturno impidieron retomar la actividad de ese local hasta el 18 de marzo de este año. Es decir, un año con la persiana bajada. En los restaurantes la reapertura fue posible antes y se hizo de manera progresiva ya durante 2020. En todos salvo dos, La Esquina y Puerta 57, dos espacios con vistas al césped del Santiago Bernabéu. La decisión del Real Madrid de remodelar su estadio ha afectado “significativamente” a la actividad de ambos. En el caso del primero, además, las obras coincidieron con el vencimiento del contrato para la explotación del espacio. Hoy en la web del grupo ya no figura entre su cartera de restaurantes. De Puerta 57 se dice que está “cerrado temporalmente”.
No es ese el único cambio con respecto al fatídico 2020. El grupo inauguró a la vuelta del último verano La Parrilla de La Máquina. Se ubica en el número 22 de la calle Jorge Juan, epicentro del ocio en el barrio de Salamanca, donde el grupo tenía hasta entonces el restaurante Lux. Una nueva propuesta que muestra que La Máquina no se ha detenido, y que también deja claro que le gusta avanzar sobre terreno conocido.