La OCDE prevé un crecimiento económico más fuerte en España para 2021 y 2022
La institución eleva del 5,9% al 6,8% la proyección para este año, y del 6,3% al 6,6% la del ejercicio que viene
España es uno de los países que más rápido está inoculando a su economía el principal fármaco para la recuperación: la vacuna. La campaña de inmunización se desacelera, pero sigue siendo uno de los rincones del planeta que ha sido capaz de llegar a un mayor volumen de población. Ese éxito se traslada a las previsiones económicas de los principales organismos internacionales. En línea con la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI), la ...
España es uno de los países que más rápido está inoculando a su economía el principal fármaco para la recuperación: la vacuna. La campaña de inmunización se desacelera, pero sigue siendo uno de los rincones del planeta que ha sido capaz de llegar a un mayor volumen de población. Ese éxito se traslada a las previsiones económicas de los principales organismos internacionales. En línea con la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha mejorado este martes las proyecciones para España respecto a su último informe de mayo. La institución con sede en París augura que el producto interior bruto (PIB) se expandirá este año un 6,8%, en lugar del 5,9% previsto en mayo, y un 6,6% en 2022 (tres décimas más). El organismo pide a los países que garanticen “todos los recursos necesarios” para desplegar la vacuna y que eviten una “retirada abrupta” de los estímulos a la economía.
El mundo sigue recuperándose después de atravesar su peor depresión desde la Segunda Guerra Mundial gracias al impulso fiscal a ambas partes del Atlántico. Sin embargo, todo indica que el rebote puede estar perdiendo la altura de comienzos de año. La OCDE recoge un puñado de causas de esa moderación que, en caso de amplificarse, pueden ser una nueva amenaza para el crecimiento. Entre estas, está la variante Delta, la lenta extensión de la vacuna en países en desarrollo o los problemas de escasez en la oferta —por ejemplo, la crisis de los microchips—. Estos últimos incluso pueden elevar los riesgos inflacionistas que ya se están dejando notar a causa de la subida de los precios de la energía, la demanda que quedó reprimida durante la época de los confinamientos y los problemas para hallar mano de obra en algunos sectores. Aun así, el organismo considera que en Europa los precios siguen creciendo a unas “tasas relativamente bajas”. “En este momento, creemos que es un fenómeno temporal, pero vamos a seguir cuidadosamente la información que nos llega”, ha afirmado el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.
La OCDE augura que el mundo crecerá este año un 5,7%, una décima menos que lo preveía en mayo. Esa diferencia la traslada a 2022, cuando cree que la expansión será del 4,5%, en lugar del 4,4%. Las proyecciones para la zona euro son mucho mejores, sobre todo para el sur. Mientras otras regiones del mundo perderán comba, el PIB de los países de la moneda única crecerá un 5,3% en 2021 (un 1% más) y un 4,6% en 2022 (un 0,2% más). Tras sufrir un zarpazo del 10,8% en 2020, la economía española irá una marcha por encima. Las previsiones de la OCDE se acercan a las que formuló el gobierno en julio (6,5% en 2021 y 7% en 2022) y acercan la recuperación de los niveles de antes de la pandemia que otros países ya han ido recobrando a lo largo de este año. También eleva las previsiones para Italia y Francia para 2021 y rebaja las de Alemania.
La institución también señala una desaceleración del crecimiento en China, que se augura que se expanda un 8,5% este año y un 5,8% el que viene. La economista jefa de la OCDE, Laurence Boone, ha asegurado que la crisis de Evergrande se debe a que las autoridades chinas han dejado esta vez que el mercado inmobiliario lleve a cabo el ajuste que requería. Sin embargo, ha considerado que el riesgo de contagio financiero a otras regiones del mundo es “bastante limitado”.
El camino que todavía deben recorrer varios países y la elevada incertidumbre impone, según la OCDE, la actuación de los gobiernos. La principal pasa por asegurar la inmunización en todo el mundo. Para ello, queda aún un largo trayecto: según la institución, mientras en España casi el 90% de los mayores de 12 años ha recibido al menos una dosis, la proporción apenas llega al 40% en India y es cercano a cero en países como Etiopía o Afganistán. De entrada, eso ya es un freno a la apertura económica y a la normalización comercial, por lo que la OCDE pide seguir poniendo el acento en las inversiones relacionadas con la sanidad y la vacunación. Tampoco los estímulos a la economía han sido de la misma magnitud. Estados Unidos y los países de la UE que tienen menos cicatrices de la anterior depresión han podido permitirse políticas fiscales más generosas. “Las campañas de vacunación avanzan a diferentes ritmos en todo el mundo y la escala del apoyo a la política macroeconómica y la capacidad de abrir actividades intensivas en contacto difieren considerablemente entre las economías”, sostiene el informe de la OCDE.
Advertencia de una retirada “abrupta” de los estímulos
Por ahora, la OCDE confía en que el fondo de recuperación comunitario y el plan de infraestructuras de EE UU sigan siendo el combustible para la recuperación el año que viene. El trasvase del ahorro familiar hacia el gasto cuando la situación vaya escampando debe hacer el resto. El organismo con sede en París, no obstante, pide a los Estados ir controlando el estado de la economía a cada instante para aplicar una “política fiscal flexible”. “Hay que evitar una retirada prematura y abrupta de las políticas de apoyo mientras las perspectivas a corto plazo sean todavía inciertas”, señala el informe. Cuando los halcones empiezan a enseñar sus garras en la UE y a señalar la vía de los ajustes, la OCDE afirma: “Las acciones políticas para asegurar la sostenibilidad de la deuda deben ser una prioridad solo una vez que la recuperación esté bien avanzada y las condiciones del mercado laboral hayan vuelto a niveles de antes de la pandemia”. Y con los datos de empleo de EE UU, de comercio global o de ventas de vehículos en la mano, la OCDE duda de que la recuperación esté del todo asentada.
El punto de mira está ahora en los bancos centrales, de los que se espera que vayan rebajando paulatinamente sus programas de compra de deuda. Lagarde ya anunció que relajaba las adquisiciones en la zona euro a la espera de que en diciembre decida la suerte del plan de emergencia lanzado por la pandemia, mientras que la Reserva Federal puede lanzar alguna señal esta semana sobre los pasos que dará. La OCDE apuesta por una política monetaria “acomodaticia” hasta que haya claros signos de que hay un progreso tangible de los objetivos políticos a medio plazo. A su juicio, la normalización debe producirse paso a paso: primero, retirando las medidas de emergencia; luego, estabilizando y reinvirtiendo la deuda que vaya venciendo, y, al final, ir incrementando los tipos de interés. Pero todos esos movimientos, advierte la OCDE, deben ser bien comunicados, conducidos por las condiciones de financiación, apoyados en mejoras en los mercados laborales y acordes a los datos que indiquen presiones inflacionistas. Una mezcla que los gobernadores deberán saber calibrar.
Los riesgos inflacionistas
La OCDE señala las tensiones inflacionistas de los últimos meses, en especial en EE UU, donde ha llegado al 5%. Sin embargo, en otras economías como Europa o Asia sigue en tasas “relativamente bajas”. La previsión pasa por una tasa del 2,1% este año en la zona euro y del 1,9% el que viene. El organismo lo atribuye, en parte, al fin de la pandemia. Sin embargo, no descarta los riesgos “al alza” si la demanda reprimida es mayor de la que se anticipaba o si persisten los problemas de suministro, como ocurre con los semiconductores o algunas materias primas.