Hotusa: 130 millones de pérdidas y pendiente de un balón de oxígeno de 240 millones

La hotelera catalana, que pidió unos de los mayores rescates a la SEPI, prevé seguir en rojo este año tras un descenso de la facturación del 76% en 2020

La fachada del hotel Eurostars de Madrid, del Grupo Hotusa, en una foto de archivo.Claudio Álvarez

2020 fue un auténtico annus horribilis para las compañías turísticas y Hotusa no se escapó de esa norma. Las cuentas anuales presentadas por la hotelera catalana ante el regulador bursátil diseccionan uno de los periodos más difíciles de sus más de cuatro décadas de historia, con una caída de la facturación que alcanzó el 76% como consecuencia de los confinamientos ...

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2020 fue un auténtico annus horribilis para las compañías turísticas y Hotusa no se escapó de esa norma. Las cuentas anuales presentadas por la hotelera catalana ante el regulador bursátil diseccionan uno de los periodos más difíciles de sus más de cuatro décadas de historia, con una caída de la facturación que alcanzó el 76% como consecuencia de los confinamientos y el cierre de establecimientos. El ejercicio se saldó con unas pérdidas netas superiores a 130 millones, frente a los beneficios de casi 68 millones logrados en los doce meses anteriores. Todo ello pese a poner en marcha intensas medidas para reducir gastos y lograr liquidez. En septiembre pasado, pidió al fondo de rescate de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) un balón de oxígeno de 240 millones que sigue pendiente de resolverse.

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El efecto del coronavirus sobre la actividad turística, y particularmente la hotelera, supuso un duro golpe en la línea de flotación de Hotusa. La cadena, que regenta 200 hoteles mayoritariamente a través de las marcas Eurostars y Exe, vio caer sus ingresos de casi 1.270 millones en 2019 a menos de 310 millones el año pasado. Pese a que los gastos se redujeron ostensiblemente —los aprovisionamientos pasaron de 790 millones, en 2019, a 193 millones y el pago de salarios se redujo de 108 millones a 58 millones— el resultado de explotación fue inevitablemente negativo en 127 millones (frente a 124 millones positivos hace dos años). Las pérdidas antes de impuestos se elevaron hasta casi 156 millones.

La memoria anual de la compañía admite que “el brote de la pandemia de covid-19 y las medidas adoptadas por los gobiernos de los países de todo el mundo para mitigar la propagación de la misma han afectado significativamente al grupo”, particularmente por los cierres de hoteles durante prolongados periodos de tiempo. Pero Hotusa estima que los 103 millones de liquidez con que contaba a 31 de diciembre y el plan presentado en ese sentido son “suficientes para cubrir sus necesidades operativas” durante el presente ejercicio. De este 2021, los gestores de la cadena esperan “una recuperación de las ventas y una apertura casi plena” en la segunda parte del año. Pero admiten que aun así la capacidad productiva estará “entre el 40% y el 50%” de la que tenían en 2019 y no se restaurará plenamente al menos hasta 2023.

Es por eso que la compañía “espera continuar en pérdidas durante el ejercicio 2021” y “poder volver a entrar en beneficios a finales de 2022”. La memoria da cuenta de las herramientas con que la dirección del grupo hotelero busca garantizar su supervivencia. La primera de ellas es la obtención de financiación adicional, para lo que se citan conversaciones con entidades financieras. En 2020, la matriz del grupo hotelero y sus filiales ya pidieron créditos por más de 104 millones a diferentes bancos en las líneas avaladas por el ICO (Instituto de Crédito Oficial). Más de un tercio de esa cantidad la ofreció el Santander a través de dos préstamos. Además, varias filiales pidieron créditos al Institut Català de Finances por un valor conjunto de 15 millones. Las deudas con entidades de crédito el año pasado se elevaron hasta 847 millones, frente a 757 millones en 2019. Sin embargo, la deuda con vencimiento a corto plazo se redujo respecto al año previo, pasando de 87 millones a 74 millones.

Rescate millonario

En paralelo, la compañía inició el proceso para obtener dinero del fondo de rescate de la SEPI. La memoria anual no detalla la cantidad que se pidió, pero sí especifica que se destinará “a cubrir las necesidades de liquidez que puedan ocurrir en los próximos dos años [en referencia a 2021 y 2022]”. También declara que la empresa “es elegible y cumple todos los requisitos” para la obtención de la ayuda. Fuentes conocedoras del proceso cifran en más de 240 millones el rescate solicitado, que sigue pendiente de resolución. Esa cantidad lo convierte en uno de los más elevados de los que han pedido compañías turísticas. Entre los ya resueltos, el mayor es el de 475 millones concedido a Air Europa, seguido de los 320 millones de Ávoris (la sociedad que fusionó las agencias de viajes de los grupos Barceló y Globalia).

Otro mecanismo con el que cuenta Hotusa para capear la crisis es la renegociación de contratos de alquiler. Gran parte de los hoteles que gestiona no son edificios de su propiedad y paga un arrendamiento por ellos. La memoria asegura que hay margen adicional para negociar más rentas a la baja. El año pasado, los acuerdos con los propietarios de los inmuebles le llevaron a ahorrarse unos 23 millones de euros, pagando un total de 79 millones en alquileres operativos. Los dos mayores, señalan las cuentas, son los que paga por el Eurostars Madrid Tower, un hotel situado en uno de los cuatro rascacielos que cierran el Paseo de la Castellana en el norte de la capital, y el Eurostars Grand Marina, otro hotel en un edificio emblemático, en este caso en el puerto de Barcelona. Juntos, supusieron el año pasado un gasto de 14 millones. En la necesidad de encontrar liquidez, Hotusa también ha recurrido a la venta de algún establecimiento propio, como cita en los hechos posteriores al cierre con un hotel en Madrid que vendió el 4 de marzo de este año y por el que obtuvo más de 13 millones.

Entre otras medidas que cita la compañía para preservar su posición financiera, figuran la reducción de gastos de capital y marketing o la congelación de contrataciones no esenciales. En el capítulo de personal, las cuentas señalan que “prácticamente toda la plantilla” estuvo ya afectada por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en 2020. El ahorro estimado en costes de esos despidos temporales, de los que se da cuenta en el apartado de ayudas gubernamentales, es de 59 millones de euros. Esa circunstancia hace imposible que la compañía se plantee repartir dividendos con cargo al pasado ejercicio, indican las cuentas anuales.

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