El anticiclón de las Azores y otros pormenores energéticos
El uso de gas para producir electricidad ante la falta de viento y los precios del CO2 han provocado que se dispare la luz
El famoso anticiclón de las Azores, que en verano determina el tiempo seco y caluroso en el Atlántico norte, ha provocado que durante muchos días de este mes apenas sople viento en la península Ibérica y que, consecuentemente, los miles de aerogeneradores que campean por sus territorios tengan los brazos caídos. Ello supone que la energía eólica no contribuya en el mix de generación eléctrica. El pasado lunes, por ejemplo, solo aportó el 1% cuando una semana antes fue el 22%. Es como si todas las nucleares se hubieran parado de golpe.
Al contrario, la energía que sí eleva su pres...
El famoso anticiclón de las Azores, que en verano determina el tiempo seco y caluroso en el Atlántico norte, ha provocado que durante muchos días de este mes apenas sople viento en la península Ibérica y que, consecuentemente, los miles de aerogeneradores que campean por sus territorios tengan los brazos caídos. Ello supone que la energía eólica no contribuya en el mix de generación eléctrica. El pasado lunes, por ejemplo, solo aportó el 1% cuando una semana antes fue el 22%. Es como si todas las nucleares se hubieran parado de golpe.
Al contrario, la energía que sí eleva su presencia es el gas natural, que alimenta los ciclos combinados que entran en funcionamiento en casos como este. El gas es la energía más cara y, como es la última que se incorpora a la producción, la que marca el precio del mercado mayorista que se rige por un sistema marginal. Es decir, la que hace que sea mucho más cara la electricidad. Además, el precio está desbocado como consecuencia de la alta demanda asiática (China, principalmente) y el cierre del grifo por parte de Rusia, que no alimenta a las conexiones con Europa. El caso es que el precio de esta materia prima, que ha llegado a 36 euros por MWh, se ha multiplicado por cuatro. Y el mercado de futuros indica que se mantendrán esas cotas hasta febrero o marzo, salvo que sople el viento (o hasta que Putin quiera).
A ello se suma el precio de los derechos de emisión de CO2, que se ha disparado a más de 50 euros por tonelada cogiendo con el pie cambiado a las autoridades europeas. Esos 50 euros estaban previstos para 2030. Ni siquiera se esperaba llegar a los 25 euros, previstos para 2025. Se han roto todos los pronósticos y eso, sin duda, ha sido por causa de la llegada masiva de inversores en busca de negocio. La especulación ha entrado en el mercado de emisiones, en el que los fondos de inversión han visto una oportunidad pintiparada de engordar sus arcas.
Urge, por tanto, una doble revisión (del diseño del sistema marginalista de fijación de precios y dar una vuelta al mercado de emisiones de CO2) y no solo porque lo haya pedido la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha enviado una carta en ese sentido al vicepresidente europeo encargado del sector, Frans Timmermans. También lo han sugerido algunos de sus colegas de países europeos, que han estado reunidos esta semana en Nápoles dentro de la cumbre del G20 sobre medio ambiente y clima. Pero no todos. Algunos países, y no menores, se resisten a la transición por su alto consumo de carbón (Polonia, Alemania…). Tiene, por tanto, tarea Timmermans, que en agosto debe abordar el asunto de los derechos de emisión para el siguiente año con muchas presiones.
Para llegar a la tormenta perfecta solo faltaba que se añadieran los carburantes y la bombona de butano, que esta semana han vuelto a marcar máximos. En concreto, en lo que va de año, el precio medio del litro de la gasolina y del gasóleo acumulan una subida del 21% y son un 20% más caros que hace un año por estas fechas, como ha informado la CNMC. El litro de gasolina 95 se ha situado esta semana en 1,408 euros tras subir 0,57%. El gasóleo ha subido un 0,39% y supera los 1,26 euros por litro. Los impuestos son el 52,2% del precio de venta al público (PVP) de gasolina 95 y 48,5% de gasóleo A. De nuevo se pone en la mesa el asunto de los impuestos, que también se debate en los precios de la luz. En este caso, acaba de aprobarse en el Congreso la reducción del IVA del 21% al 10% y la supresión del impuesto de la electricidad, pero de forma temporal hasta diciembre. Organizaciones como UGT y de consumidores reclaman que sea de forma permanente. Otro melón abierto.
Los precios de los combustibles son consecuencia de que el petróleo ronda los 73 dólares el barril. No tiene visos de moderarse por la actitud de la OPEP de mantener la oferta pareja a la demanda. Esta situación mejora mucho la cartera de las firmas petroleras, que no obstante participan en la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles, una asociación de 18 asociaciones que se creó con el objeto de respaldar la descarbonización de la economía y defiende el principio de neutralidad tecnológica. La plataforma considera que en la agenda europea debería figurar también que la industria, incluido el transporte, disponga del mayor número posible de opciones para una transición energética eficiente y que no cercene de raíz ninguna que sea técnica, económica y medioambientalmente viable. A su juicio, en el caso de los ecocombustibles, ofrece una descarbonizacióon mucho más intensa que otras opciones que se pretenden convertir en obligatorias.