La irreconocible postal de una superpotencia turística

Tenerife, Ibiza y Benidorm mantienen hoteles cerrados por falta de viajeros. El veto británico es un mazazo para el sector

Benidorm se prepara para la reapertura del turismo, a la espera del visto bueno del gobierno británico. En la imagen, un empleado de mantenimiento trabaja en el Hotel Bali. En vídeo, Canarias y Baleares pretenden volver a ser las superpotencias turísticas que eran antes de la pandemia.Vídeo: MÒNICA TORRES | Andrea Domínguez y EPV

Esta semana, en el mes en que comienza el verano, se podía caminar por uno de los principales destinos de vacaciones sin cruzarse con un solo turista, sin escuchar otra cosa que el ruido del mar o a unos operarios arreglar una acera sin peatones. Esa es la dimensión del impacto de la pandemia en un sector que en 2019 aportaba al PIB 154.487 millones de euros (el 12.4%) y 2,72 millones de puestos de trabajo (el 12,9% del empleo total).

El sur de Tenerife parece estos días una maqueta, el viejo decorado de una fiesta que fue multitudinaria, como evidencian sus moles para más de mil huéspe...

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Esta semana, en el mes en que comienza el verano, se podía caminar por uno de los principales destinos de vacaciones sin cruzarse con un solo turista, sin escuchar otra cosa que el ruido del mar o a unos operarios arreglar una acera sin peatones. Esa es la dimensión del impacto de la pandemia en un sector que en 2019 aportaba al PIB 154.487 millones de euros (el 12.4%) y 2,72 millones de puestos de trabajo (el 12,9% del empleo total).

El sur de Tenerife parece estos días una maqueta, el viejo decorado de una fiesta que fue multitudinaria, como evidencian sus moles para más de mil huéspedes, hoy enmudecidas como colmenas vacías por la sencilla razón de que sus propietarios pierden más dinero teniéndolas abiertas que cerradas. El suspenso de los británicos, que no han concedido a Canarias el esperado semáforo verde para poder circular sin cuarentenas, ha sido “un mazazo” en la isla. Los letreros están en inglés, pero los ingleses no están. Y eso provoca que en algunas paradas no haya taxistas, que cadenas de restaurantes en las que había que hacer cola no levanten la persiana y que comercios que aún lo hacen la bajen muchos días sin haber abierto la caja registradora. El turismo es una cadena y del mismo modo que el pinchazo de la burbuja inmobiliaria arruinó a un pequeño pueblo de 10.000 habitantes, Villacañas, que llegó a producir 11 millones de puertas al año, la pandemia ha provocado un cataclismo de efecto dominó que mantiene en vilo a grandes y pequeñas empresas.

En Ibiza, a la que los británicos han dejado fuera también del semáforo verde para viajar, se aprecia algo más de movimiento, pero las cifras de reservas están aún muy lejos de las de 2019. Pasear, por ejemplo, por Sant Antoni de Portmany es ver una sucesión de candados y precintos a la puerta de hoteles y clubes en primera línea de playa. En la costa de Levante no es distinto. Toni Mayor, presidente de la patronal Hosbec, explica que “el 60% de la planta hotelera de Benidorm permanece cerrada porque con el turista nacional no llega”. “Digamos que estamos en medio de una tormenta y agarrados a un flotador de niño”.

A partir de este lunes, como reclamaban los empresarios hace meses, los extranjeros podrán entrar en España con una prueba de antígenos, más rápida y barata que la PCR. Buena noticia para animar al sector. Pero el Reino Unido, principal mercado emisor, mantiene la obligación de guardar 10 días de cuarentena.


Zona del Raco de L´oix, en Benidorm, ahora sin turistas ingleses. Mònica Torres

Quince meses después del inicio de la pandemia, los principales destinos turísticos del país muestran una postal irreconocible. “La pandemia ha afectado especialmente al turismo”, afirma Gonzalo Fuentes, responsable del área en CC OO, “y es prácticamente monocultivo en lugares como Canarias o Baleares, pero a diferencia de otras crisis, como la de 2008, en esta se ha salvado el empleo. De los ERE [Expedientes de Regulación de Empleo] de entonces hemos pasado a los ERTE [Expedientes de Regulación Temporal de Empleo] gracias al diálogo social”. La veintena de empresarios y empleados consultados para este reportaje coincide en que la medida ha sido muy útil, aunque creen que cuando termine puede traducirse en despidos masivos. Celebran también la línea de créditos ICO, pero temen no poder acceder a las ayudas directas prometidas desde marzo si no saldan antes esas deudas. Algunos de ellos han batallado para seguir abiertos, otros lo han hecho hace poco tras acondicionar sus locales para que sean más seguros frente al virus. Canarias tiene una incidencia acumulada de 70 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días; Baleares, de 34,19, y la media española está en 102. Este es el relato de su experiencia y expectativas.

Los restaurantes. La caída de “la milla de oro”

Lorenzo Reverón lleva 29 años en el sector. Empezó de camarero, abrió su primer restaurante en Tenerife en 1992 y le fue tan bien que, con sus socios, llegó a tener 84. Ahora, a su grupo, Gourmetland, les quedan 23 y 12 están en la llamada “milla de oro” (Avenida de las Américas), que ya no es tal. “Aquello está muerto. Es la peor calle de todas”, explica. Solo han podido abrir seis de los 23 locales y para atenderlos han sacado a 80 de sus 580 empleados del ERTE. Tienen también un complejo de 85 apartamentos con una ocupación del 10% y la mitad de un centro comercial prácticamente vacío porque el hotel de al lado, el Gran Costa Adeje, está cerrado [prevén abrir el 24 de junio]. “Es desolador salir a la calle”, resume.

Pasillo principal del The Duke Shops, centro comercial ubicado en el municipio de Adeje.Miguel Velasco Almendral

La mayor parte de su clientela son canarios —”antes el 40% eran ingleses”— y no es suficiente. Reverón asegura que su grupo ha dejado de ingresar 16 millones de euros por la pandemia entre marzo y diciembre de 2020. Entre todos los establecimientos invertían 800.000 euros mensuales solo en mercancía. El confinamiento les pilló, por ejemplo, “con 1.500 kilos de aguacate”. “Hemos pasado de tener listas de espera a tener que ingeniárnoslas para sobrevivir facturando un 15% o un 20% de lo que hacíamos antes del coronavirus”. “Si este verano llegamos al 40% de lo que hacíamos antes de la pandemia me quedaría contentísimo”. Tiene todas sus esperanzas puestas en el invierno, donde Canarias tiene menos competencia. “O en octubre comenzamos fuerte o no vamos a poder aguantar”.

Lorenzo Reverón, hostelero, el pasado martes en el centro comercial de Tenerife, del que es socio.Miguel Velasco Almendral

Los comercios. La cadena trófica

Dos turistas entran en el hotel Conquistador de Tenerife después de que el empleado de seguridad les haya tomado la temperatura. Son polacas (hay un vuelo directo). La reapertura la semana pasada del establecimiento ha permitido que Inés Grillo vuelva a tener clientes en su tienda de ropa, Oliver’s Boutique. “De unos 200 al mes pasé a cero. La playa de las Américas parecía una ciudad fantasma, no se oía nada, podías salir desnudo a la calle que nadie te iba a ver. Ahora esto empieza a despegar. Necesitamos que amplíen los vuelos y que lleguen por fin las ayudas prometidas”. Sus cuatro empleadas, de momento, siguen en el ERTE. La propietaria del local de la tienda relajó los pagos y ella hizo lo mismo donde es arrendadora.

Inés Grillo, el pasado martes, en su tienda de ropa junto al hotel Conquistador de Tenerife. Miguel Velasco Almendral

Los hoteles. Vivir en “la ultimísima hora”

“A mí me han tocado todas las crisis”, relata José Enrique Durán, director del complejo Los Olivos de Tenerife. Lleva 10 años en el sector. En su vida anterior, durante más de dos décadas, fue directivo de banca. “Hasta que llegó la crisis financiera de 2008, hubo un ERE en Caixa Catalunya y me reinventé. El coronavirus ha sido mucho peor que aquello porque esto ha afectado a todos los sectores en todo el mundo”, explica. Con todo, Los Olivos no ha cerrado en ningún momento, ni siquiera durante el confinamiento, porque entonces atendió a “turistas rezagados, sanitarios y equipos de emergencia”.

Tita Alexandru, camarero del hotel Los Olivos recién salido del ERTE. Miguel Velasco Almendral

El 70% de sus 48 empleados siguen en ERTE. “Sin ese mecanismo, habríamos quebrado”, afirma Durán. Tita Alexandru, camarero, de 29 años, es uno de los afortunados que ya trabaja a jornada completa. “Ha sido un año muy duro, iba justito, e incluso pensé en volver a Italia después de cuatro años en Canarias, pero llevo un mes y diez días trabajando ya a jornada completa y estoy muy contento”. Andrea, la gobernanta, y Melva, que prepara una habitación, también. David, de mantenimiento, estrena contrato.

Roberto Ucelay, presidente del círculo de empresarios del Sur de Tenerife. Miguel Velasco Almendral

Roberto Ucelay, presidente del Círculo de Empresarios del Sur de Tenerife, explica el enorme esfuerzo que han tenido que hacer para manejar la incertidumbre y los cambios en las restricciones para viajar. “Hay empresas que podrán aguantar por los créditos ICO y otras que entrarán en concurso de acreedores porque es inviable estar 18 meses facturando el 20% de lo que hacías. Estamos trabajando con reservas de ultimísima hora y hemos puesto precios muy económicos porque la competencia está ahí. El verano dependerá del número y el precio de los vuelos y de la decisión del Gobierno británico”.

Las atracciones. El reto del mantenimiento

El Siam Park de Tenerife, el mejor parque acuático del mundo, según Tripadvisor, abrió sus puertas el pasado fin de semana después de 14 meses cerrado. Vendieron 1.500 entradas por día y están contentos, aunque en julio, antes de la pandemia, podían llegar a los 10.000 visitantes. Rafael Márquez, su director técnico, ha trabajado a destajo para mantener todas las complejas y delicadas instalaciones a punto. En temporada alta trabajan en el parque 500 personas. Algunos de ellos empiezan a salir del ERTE. “Antes teníamos un 10% de turista nacional y un 90% extranjero y ahora es al revés. Empieza a llegar algún francés, algún ruso…, pero va todavía a cuentagotas”, afirma. La reapertura del parque anima a los hoteleros y hosteleros porque es uno de los reclamos del turismo familiar.

Rafael Márquez, director del área técnica del parque acuático Siam Park, en el municipio de Adeje.Miguel Velasco Almendral

Cambios en la oferta y la demanda. Ibiza sin música

En el aeropuerto de Ibiza hay algo más de ruido y movimiento. El pasado 28 de mayo reabrió el Ushuaïa, del grupo Palladium, que tiene 47 hoteles más en seis países, 12 de ellos en la isla. Su director de marketing, Iñaky Bau, es optimista. “El mercado se va animando y hay una tendencia a hacer reservas para septiembre y octubre”. El grupo tiene 13.000 empleados en total y gran parte de los de españoles se acogieron al ERTE. De los 367 del Ushuaïa ya solo quedan 135 sin trabajar a jornada completa. La ocupación actual es del 37% y el perfil del cliente ha cambiado: “Hemos pasado de una edad media de entre 25 a 40 a 40 y 55 y mayor poder adquisitivo”, afirma Charo García-Madrid, directora de alojamiento. “Nuestro público era fundamentalmente británico, pero ahora tenemos alemanes, de Países Bajos, suizos, italianos…”. Todo después de un año en el que, como explica Bau, han tenido que prepararse “para mil escenarios, hacer planes, tirarlos a la basura y adaptarse a los sucesivos cambios de normativa por el coronavirus”. Loly Figueroa, directora del hotel, recuerda que lloraron de emoción el día del primer check-in.

Regina Scardaccione, encargada de recepción del Blue Marlin de Ibiza. FRANCISCO UBILLA

Regina Scardaccione, encargada de reservas en el Blue Marlin, un club de playa en la paradisíaca cala Jondal, destino de vacaciones de Messi o Cristiano, cuenta que en 2020 solo trabajó 57 días. “Normalmente yo vivo todo el año de los seis meses de temporada, pero el verano pasado abrimos en julio y en septiembre tuvimos que cerrar [volvieron las restricciones del mercado británico]. Los 1.300 euros que tenía de ERTE se iban íntegros en pagar el alquiler porque aquí son carísimos. Volvimos a abrir el 21 de mayo y se ve algo de luz. Ojalá podamos aguantar hasta octubre”.

En temporada, el club daba trabajo a casi 350 personas, 200 de ellas fijas, entre el restaurante, el servicio de playa y la zona de baile y copas. Mattia Olivieri, director general del Blue Marlin, explica que han tenido que dar una ayuda extra a algunas familias porque con el dinero del ERTE no les llegaba. “Los británicos son entre el 60% y el 70% de nuestra clientela. Normalmente, en enero teníamos ya reservado el 40% para julio. Un día de concierto podrían pasar por aquí 2.000 personas, ahora tenemos un cuarto de eso”. “Hemos tenido que cambiar el enfoque por la pandemia, dando más importancia a la gastronomía”, dice ante una espectacular bandeja de sushi, “y menos a los contenidos musicales, que en Ibiza son un reclamo importante”.

Un empleado del Blue Marlin se dispone a entregar una orden de comida a unos clientes el pasado jueves. FRANCISCO UBILLA

Víctor Agudo, director general del grupo Pachá en Ibiza y Formentera, que también dispone de alojamientos, explica que “mucha gente pregunta si están los clubes abiertos para venir al hotel o cambiar de destino”. “El daño es grande. La contratación de artistas no se puede hacer de un día para otro y algunos ya van a tocar este verano en lugares como Mikonos, La competencia es importante”, añade. No le convencen los planes de abrir a medias, sin baile. “Esto es una discoteca, no un teatro o un restaurante y no queremos que se pierda la experiencia”. También advierte que al estar los locales cerrados proliferan las fiestas ilegales y sin controles.

Cakus Ferrer, director de Pachá Ibiza, explica que en todo el grupo trabajan unas 1.200 personas y solo en la discoteca, 300. El aforo es de 4.000. Empezó hace 26 años, a los 19, recogiendo vasos, tras dejar los estudios de Psicología en Salamanca. Ahora señala el pasillo por el que acompañó a Mike Jagger y Elle Macpherson una noche, entre los sofás cubiertos de plásticos y un sofisticado panel de luces que estrenarán en la apertura, que les gustaría que pudiera ser en agosto. “La isla está muerta. Necesitamos el ocio nocturno. Si no abrimos nosotros, muchos hoteles tampoco van a abrir”.

Cakus Ferrer, director de Pachá Ibiza, el pasado jueves en la discoteca. FRANCISCO UBILLA

Fiesta piloto para 2.000 personas

José Luis Benítez, presidente de Spain Nightlife, que agrupa a empresas del ocio nocturno, explica la propuesta que les ha aprobado el Gobierno balear para celebrar una fiesta piloto el 25 de junio en el Hard Rock de Ibiza y a partir de ahí, si todo sale bien, iniciar una desescalada. “Será con 2.000 personas, en el exterior y gratuita para todos los trabajadores esenciales durante la pandemia, a los que tanto debemos. Todos los asistentes se registrarán y si no están vacunados o no tienen prueba de coronavirus se les hará un test de antígenos el día del evento. Habrá una zona acotada de 500 personas donde se podrá bailar”. Casi vieja normalidad.

José Luis Benítez, Presidente de Spain Nightlife, el pasado jueves en Ibiza. FRANCISCO UBILLA

El futuro: calidad o volumen

Antoni Riera, catedrático de economía aplicada de la Universidad de Baleares, aporta un dato para explicar el daño de la pandemia: “El gasto turístico internacional no alcanzó en 2020 el equivalente a 20 días del verano de 2019”. Preguntado por si cree que volverá a ser como antes, ve este parón como una oportunidad para reflexionar sobre el modelo. “La covid-19 puede haber alterado radicalmente la concepción de los destinos. La densidad y la conectividad, vistas como fortalezas turísticas, podrían aparecer a partir de ahora como debilidades. De la misma forma que la digitalización impulsada por el confinamiento y el teletrabajo conllevará cambios permanentes en la organización del trabajo, los efectos de la covid seguirán afectando al sector turístico después de resolver la crisis sanitaria”.

Unos turistas contemplan la salida de uno de los ferris que atracan en Ibiza, el pasado jueves.FRANCISCO UBILLA

El lujo sufre menos

En Ibiza, Charo García-Madrid, directora de alojamiento del Ushuaia, asegura que durante lo peor de la pandemia “lo único que no bajó fueron los vuelos privados a la isla”. En Tenerife, mientras veía a sus compañeros cerrar por falta de clientes, José Fernando Cabrera abrió el pasado diciembre el hotel Royal River con villas con su propia piscina y piezas exclusivas traídas de Tailandia. “En Tenerife están abiertos el 25% de los hoteles con un 40% de ocupación, y el mayor porcentaje de los que están operando son los de lujo y gran lujo. Francia, los países del Este..., no obligan a hacer cuarentenas y es un mercado emergente para nosotros. Creo que el turismo va a cambiar el el futuro. La gente buscará más calidad que cantidad. Traer clientes de más nivel dejará más dinero en la isla y significará empleo mejor parado”.

José Fernando Cabrera, empresario y propietario entre otros, del Royal River Luxury Hotel en el municipio de Adeje.Miguel Velasco Almendral

La patronal y el círculo de empresarios de Tenerife preparan proyectos para los fondos europeos, como recuperar reservas marinas para atraer al turismo de buceo, crear rutas de ciclismo, de miradores y guachinches (restaurantes rurales), para que el rendimiento del turismo llegue al campo.

Solo faltan los turistas.

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