La brecha salarial se enquista: los jefes del Ibex ganaron 86 veces más que sus empleados en el año de la pandemia

José Manuel Entrecanales, presidente ejecutivo de Acciona, fue el directivo que más ganó de la Bolsa española en 2020, con 36,69 millones de euros

Glorioso es una de las marcas de vino más antiguas de Grupo Bodegas Palacio. “Color rojo granate, muy intenso en nariz y boca”, son sus señas de identidad. Pero glorioso también es un adjetivo que califica a la perfección cómo fue 2020 para José Manuel Entrecanales y su primo Juan Ignacio Entrecanales. El presidente y vicepresidente ejecutivo de Acciona se colocaron en lo más alto de la tabla salarial con una remuneración agregada (fijo, variable y pensión) de 36,69 y 20,7 millones de euros, respectivamente. Estas suculentas nóminas se debieron en buena medida a que el consejo de Acciona decidió premiarlos con un bonus en especie basado en la entrega de acciones de esta bodega que fundaron en los años ochenta su padre y su tío.

La cosecha retributiva del ejercicio 2020 no fue, en líneas generales, tan gloriosa para las cúpulas directivas de las empresas españolas cotizadas en Bolsa, pero sí sirvió para confirmar un mal que ya parece endémico: la enorme brecha salarial que hay entre jefes y subordinados. En abril del pasado año, con la covid-19 cobrándose centenares de muertos diarios y el mundo económico en estado de shock por el confinamiento global, una ristra de presidentes y consejeros delegados prometieron contención en los sueldos. No estaba el patio para ostentaciones. Sin embargo, el mensaje incluía letra pequeña. La primera salvedad es aquella que recuerda que es más fácil renunciar a un bonus cuando, debido a los malos resultados que ya se barruntaban entonces, se sabe que no se va a cobrar porque los objetivos para lograrlo resultan inalcanzables. Además, ese acto de austeridad había que compararlo con el esfuerzo salarial que iban a tener que asumir sus empleados. Y este, pasado el tiempo, se ha comprobado que también existió.

Los consejeros de los grupos cotizados ganaron de media 384.467 euros en 2020, cifra que supone una caída del 4,28% sobre el sueldo de un año antes. En el caso de los miembros de la alta dirección, la nómina media bajó un 8,45%, situándose en 557.076 euros. Por su parte, en los escalafones inferiores de las plantillas el gasto medio por empleado (esta partida incluye salario, cotización a la Seguridad Social, aportación a pensión e indemnizaciones) fue de 43.831 euros, un 6,5% menos.

Los ejecutivos mejor pagados de las empresas del Ibex 35 (sin contar a ArcelorMittal, que no facilita datos comparables al resto) ganaron de media 4,37 millones de euros en 2020. Esta cifra supone 86,3 veces más que el gasto medio por empleado (50.693 euros) en el que incurrieron esas mismas compañías durante el pasado año, según los cálculos elaborados por EL PAÍS con la información remitida por las compañías a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Esta ratio es muy parecida a la brecha salarial de 2019 (89,5 veces) y está por encima de las 79 veces de 2018.

Además de los primos Entrecanales, en el ranking salarial de la Bolsa destacan las nóminas de José Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que percibió 12,2 millones; Manuel Manrique, máximo responsable de Sacyr, que entre sueldo y pensión ganó 8,22 millones, y Ana Botín, que ingresó por todos los conceptos un total de 8,09 millones.


Los principales códigos de buen gobierno del mundo, incluido el promovido por la ­CNMV, son partidarios de que las retribuciones de los ejecutivos no se concentren en exceso en el sueldo en efectivo, y sugieren que las compañías promuevan esquemas retributivos flexibles donde el pago en acciones sea también importante, con el fin de comprometer la gestión del directivo con la evolución a largo plazo de la compañía. El objetivo de esta recomendación es desincentivar un tipo de gestión que asuma excesivos riesgos para lograr objetivos a corto plazo, pero no sostenibles en el tiempo. Pues bien, en la Bolsa española este mensaje no acaba de calar, ya que cash is king (el efectivo es el que manda). De hecho, el pago en metálico supuso el 79,7% de la retribución de los consejos de las cotizadas en 2020, la entrega de acciones computó solo el 14,54% del total, mientras que las aportaciones a los planes de pensiones fueron el 3,95% y otros pagos representaron el 1,75%.

Esta última categoría, incluida en la nomenclatura del informe de retribuciones del consejo que las empresas deben remitir al supervisor bursátil, es una especie de cajón de sastre donde se suelen incluir pólizas de seguros, tarjetas de empresa, uso del vehículo corporativo o revisiones médicas. En algunos casos, como el de Repsol, son las propias empresas quienes asumen el coste del alquiler de las viviendas de algunos de sus directivos. Antonio Brufau, presidente del grupo energético, es el consejero no ejecutivo mejor pagado de España, con 2,79 millones de euros, cantidad que incluye la casa. Repsol justifica este pago en especie porque considera la vivienda casi como una embajada corporativa: “La compañía pone a su disposición la residencia como vivienda y para la representación institucional de la sociedad”, argumenta Repsol en la información remitida a la CNMV.

En la novena edición del informe de retribuciones que elabora en exclusiva EL PAÍS se vuelve a poner de manifiesto otra brecha salarial que está lejos de cerrarse: la de género. En la Bolsa española hubo 88 consejeros que cobraron más de un millón de euros en 2020. En este selecto club solo se incluyeron cuatro mujeres debido a que su presencia en puestos ejecutivos todavía es muy escasa. La mujer con el sueldo más alto fue Ana Botín, en el puesto quinto del escalafón; seguida de Cristina Ruiz, de Indra, en trigésimo noveno lugar, con 2,47 millones; María Dolores Dancausa, en el puesto 56º, con 1,79 millones, y María José García Beato, del Sabadell, en el 67º, con una retribución total de 1,4 millones.

En la siguiente tabla puedes consultar los salarios en todas las empresas cotizadas.


Los accionistas empiezan a hartarse

En el mundo capitalista quien dispone de la última palabra sobre si los sueldos de los consejeros están o no justificados son los accionistas. Los dueños de las compañías tienen la oportunidad de ejercerla en las juntas generales. Uno de los puntos del orden del día (de carácter consultivo, eso sí) consiste en someter a votación el informe de retribuciones del órgano de administración de una sociedad cotizada. Tradicionalmente, en España la oposición a los megasueldos no ha sido muy elevada. A este resultado contribuye sin duda la existencia de un esquema de la propiedad muy polarizado entre aquellas empresas con un núcleo duro de control (y cuyo peso condiciona el resultado) y las que tienen un accionario muy disperso con muchos fondos de inversión. Los inversores institucionales son famosos por su escaso activismo.

Sin embargo, en los últimos años empieza a despertarse una corriente de mayor oposición a los salarios de las cúpulas empresariales. En 2020, los votos en contra de las retribuciones dentro del Ibex 35 supusieron de media el 8,9%, frente al 7,9% de 2019. El consejo con más contestación fue, un año más, el de Merlin Properties, con un rechazo del 35,7%. Tras la socimi dirigida por Ismael Clemente, destacó el caso de Ferrovial. El 34,6% de los votos fueron en contra de los sueldos del consejo. Este nivel de rechazo es aún más significativo si se tiene en cuenta que la familia Del Pino todavía controla buena parte del capital. En Inmobiliaria Colonial la oposición fue del 32,2%.

Entre las grandes empresas del Ibex también se está produciendo un lento, pero constante aumento de la contestación accionarial a los sueldos. En el Banco Santander, por ejemplo, los votos en contra subieron del 5,38% al 6,01%. En el caso de Repsol, el rechazo ya es del 10,1% frente al 3,29% de 2019, mientras que la última junta de Telefónica cosechó un 9,2% de opiniones contrarias frente al 6,88% de un año antes. BBVA también dobló los votos en contra: del 3% al 6,5%.

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