Las máquinas de Azkoyen se vuelven más inteligentes

La pandemia hace que la empresa desarrolle nuevas aplicaciones para no tocar dinero en efectivo o pedir un café sin contacto

Una mujer supervisa la producción de maquinaria en una de las plantas de Azkoyen.

Azkoyen tuvo la mala suerte de celebrar su 75º aniversario en el año de la pandemia. Quizá sea una metáfora de todos los baches por los que ha pasado la longeva empresa navarra fundada en 1945 por el emprendedor Martín Luis Troyas para construir maquinaria agrícola. Aquello se le quedó corto y enseguida empezó a registrar patentes (de una lavadora, un motor para mecer cunas de bebés y hasta de un aparato que simulaba los latidos del corazón para acompañar a los recién nacidos).

Pero el d...

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Azkoyen tuvo la mala suerte de celebrar su 75º aniversario en el año de la pandemia. Quizá sea una metáfora de todos los baches por los que ha pasado la longeva empresa navarra fundada en 1945 por el emprendedor Martín Luis Troyas para construir maquinaria agrícola. Aquello se le quedó corto y enseguida empezó a registrar patentes (de una lavadora, un motor para mecer cunas de bebés y hasta de un aparato que simulaba los latidos del corazón para acompañar a los recién nacidos).

Pero el despegue de Azkoyen llegó con los dispositivos para cargar encendedores y, después, selectores de monedas y hasta máquinas de golosinas. Eduardo Unzu, su director general desde 2010 y actual consejero delegado, enseña la foto de una de esas reliquias llenas de bolas de colores azucaradas en un despacho madrileño con las ventanas abiertas para que corra el aire. Su 2020 no ha sido fácil, como el de nadie. “Parecía que iba a ser un año tranquilo, íbamos bien. Y llegó la covid. Esto no era la típica crisis que la vieras venir…, no hubo aviso, ni precedentes”. Primero notaron fallos en los suministros de componentes electrónicos que compran en China para sus máquinas. Después, cuando todo estalló, vinieron los protocolos para mantener abiertas las fábricas con medidas de seguridad para sus 882 trabajadores: “He tenido docenas de conversaciones para hablar de hidrogeles”. El problema se multiplicaba por el número de fábricas en el extranjero: seis en la UE y una en Colombia sumadas a 32 delegaciones comerciales. “En todas hemos aplicado medidas de flexibilidad, como ERTE o bolsas de horas”, señala Unzu, aunque han sido menos intensas en su principal mercado, el alemán.

Pasado el primer ejercicio de la pandemia, el balance de daños en la compañía empieza por la facturación, con caídas de ventas del 21% (114 millones) repartidas en el mercado español (17 millones de ingresos y un desplome del 51%) y la Unión Europea (80 millones y una bajada del 38%), compensada con un crecimiento del resto de países del 47% (16 millones). En el lado del gasto, dejaron de viajar, de acudir a ferias, se ahorraron los costes laborales de los ERTE y consiguieron reducir la partida un 11% sin despidos: “Esperamos que no hagan falta”.

Quieren dejar atrás la crisis con sacrificios, señala, por parte de los empleados gracias a unas relaciones laborales “constructivas”; con bajadas de remuneraciones entre los directivos y suspensión de cobro de dividendo. Aunque todavía es pronto. Con un ebitda de 16 millones, consiguieron un resultado neto de 6,4 millones, 10 millones menos que un año antes. “Es cierto que han caído las ventas, pero el margen bruto solo ha retrocedido un 1% y no hemos tocado precios de venta porque no vendemos basándonos en eso, sino en valores diferenciales”. Lo que parecía no recuperarse era el valor en Bolsa, pero la acción ha tomado impulso estas últimas semanas y ya está por encima del precio de hace un año, con una capitalización que alcanza los 140 millones. Los accionistas, encabezados por el holding familiar de Inverlasa (29,6%), la asturiana Carolina Masaveu Herrero (10,8%), Ignacio Suárez Zuloaga (8,3%), el Santander Asset Management (6,5), Indumenta Pueri (los dueños de Mayoral, con un 5,8%) y la aseguradora Previsión Mallorquina (5,32), conforman un núcleo estable, en palabras de Unzu: “No he vivido grandes cambios accionariales en los 11 años que llevo aquí”. Aunque la acción no tiene una gran liquidez, el directivo piensa que esa estabilidad ayuda a afrontar el futuro pese a que no haya noticias sobre la recuperación del dividendo.

Equipos para todo

Los productos de Azkoyen están repartidos en tres áreas (máquinas de café y vending, sistemas de pago y seguridad), y la previsión es que poco a poco se recuperen en ventas gracias a que no han dejado de invertir en innovación (tienen 47 patentes activas y han lanzado 43 productos en el último trienio). La pandemia les ha dado una vuelta a muchos de sus mecanismos. De hecho, la rama de seguridad ya superó la facturación de 2019 en el último trimestre del año pasado. Ahí su principal cliente es el Ejército alemán, aunque sus máquinas también están en las puertas de embarque del aeropuerto de Fráncfort y gestionan las visitas de grandes corporaciones a las que llegan (o llegaban) miles de visitantes diarios. Ahora incorporan programas de control de temperatura y han notado un bum en los mecanismos de fichaje de trabajadores, con aplicaciones para supervisar el tiempo efectivo de trabajo.

Máquina de café de Azkoyen.

En sistemas de pago fabrican cada año unas 200.000 máquinas de devolución que reconocen 1.200 tipos de monedas. “En Europa los componentes de clasificación y validación de moneda en un porcentaje altísimo son nuestros”. Aprovechando una innovación que los ayudó a salir de su última crisis, en 2011, han potenciado los cajones automáticos que devuelven el cambio exacto en el punto de venta, llamados Cashlogy. “Cuando los lanzamos no existía nada parecido en Europa. Hemos aumentado mucho las ventas en covid porque es percibido por comerciantes y dependientes como una herramienta de seguridad para evitar tocar el dinero en efectivo. Previene robos, falsificaciones… Por motivos higiénicos se vendían en panaderías o cafeterías. Se integran en el ERP del cliente y además te cuadran inmediatamente la caja. A través de una aplicación puedes conocer el contenido en cada momento”. Aquí creen que tienen un enorme mercado por conquistar, porque estas máquinas apenas están instaladas en un pequeño porcentaje de empresas.

Lo que más tardarán en recuperar será el mercado de máquinas de café y vending que se suelen instalar en oficinas o centros comerciales para tabaco, productos calientes, fríos o snacks. En esa rama el directivo ambiciona salir de la crisis ganando cuota de mercado gracias, entre otras cosas, a las innovaciones de la pandemia. “En 2020 incorporamos una tecnología que hemos patentado con la leche y que te da una experiencia única con el café en taza. Eliges tu café y no necesitas tocar la máquina, porque tu dedo activa un campo magnético donde inequívocamente la máquina sabe que has elegido tal o cual producto. Puedes utilizar una aplicación para pagar, puedes personalizar el café que quieres para cada día de la semana”. Una tecnología que combinarán con una apuesta fuerte por el mercado norteamericano, que ha abrazado esa tendencia de consumo premium de esa bebida bajo el eslogan “del grano a la taza”.

Pero eso tardará en llegar, porque la recuperación de la hostelería pende del goteo de vacunación. “Creíamos que íbamos a estar mejor de lo que estamos en el arranque del año. Pero también es cierto que lo que sigue lo vemos de forma muy positiva, con un país prácticamente vacunado como Israel, o el Reino Unido con su programa de vacunación. Creo que este año va a tener dos partes: la primera será como el segundo semestre del año pasado y la siguiente traerá un repunte generalizado en todo. Hay muchas ganas de consumir”.


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