Google Spain renueva el millonario alquiler de su sede con Amancio Ortega hasta 2025

La filial de la empresa del buscador paga 2,25 millones al año por ocupar tres plantas de las Torres Picasso de Madrid

Torre Picasso, en Madrid, donde tiene su sede Google Spain.PABLO MONGE

Google Spain ha renovado el contrato de alquiler de su sede central en Madrid en las emblemáticas Torres Picasso, propiedad de Pontegadea, la sociedad inversora de Amancio Ortega, el máximo accionista de Inditex y uno de los hombres más millonarios del mundo. La filial de la multinacional estadounidense firmó un nuevo contrato de arrendamiento por cuatro años con la sociedad del magnate gallego en julio 2019, y con vencimiento el 31 de diciembre de 2024.

La empresa del buscador ya abonó 2,25 millones de euros a la firma de Amancio Ortega...

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Google Spain ha renovado el contrato de alquiler de su sede central en Madrid en las emblemáticas Torres Picasso, propiedad de Pontegadea, la sociedad inversora de Amancio Ortega, el máximo accionista de Inditex y uno de los hombres más millonarios del mundo. La filial de la multinacional estadounidense firmó un nuevo contrato de arrendamiento por cuatro años con la sociedad del magnate gallego en julio 2019, y con vencimiento el 31 de diciembre de 2024.

La empresa del buscador ya abonó 2,25 millones de euros a la firma de Amancio Ortega en 2019 por ocupar las plantas 20, 26 y 27 de las emblemáticas Torres Picasso de Madrid, en la zona de oficinas conocida como Azca, en el corazón financiero de la capital y en pleno paseo de la Castellana. El contrato establece que la renta se calculará en base al precio de 28 euros por metro cuadrado y mes (más el IVA del 21%). Google Spain ya firmó un primer contrato de alquiler de su sede madrileña en 2006 cuando era propiedad de la constructora FCC y lo renovó en 2014 hasta el 30 de noviembre de 2019, cuando ya pertenecía a Pontegadea. La sociedad de Ortega adquirió las torres a FCC en 2011 por 400 millones de euros.

Resultados de 2019

Por otra parte, la filial española de Google registró un beneficio neto en 2019 de 25,91 millones de euros en 2019, lo que supone un 28,5% más que el registrado el año anterior. La facturación ascendió a 131,98 millones de euros, un 26,7% más que en 2018, según recogen las cuentas de la filial española de la compañía publicadas en el Registro Mercantil.

Google Spain es la filial que utiliza el gigante de Internet para prestar servicios de marketing y soporte a Google Ireland y de investigación y desarrollo a Google LLC, por lo que casi toda su facturación real (proveniente en su mayor parte de la publicidad) se realiza en Irlanda, un país que tiene la fiscalidad mucho más laxa que España. Se estima que solo los ingresos publicitarios de Google en España superan los 900 millones de euros. Gracias a esa ingeniería fiscal, Google Spain abonó solo 8,88 millones de euros en concepto de impuesto de sociedades en 2019, un 28,9% más que en el ejercicio anterior.

La polémica sobre los bajos impuestos que afrontan estas empresas tecnológicas en los países donde operan pese a sus ingentes beneficios no para de crecer, sin que haya una postura común europea para atajar estas prácticas. Precisamente, Google anunció esta semana que repercutirá sobre sus clientes de Ads, su servicio de publicidad digital, una parte del Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales (IDSD), conocido popularmente como tasa Google, que grava desde enero a las grandes tecnológicas con un 3% de los ingresos obtenidos por sus servicios digitales en España. A partir del 1 de mayo, la compañía de internet cobrará un recargo del 2% a todos sus clientes por los anuncios de Google Ads publicados en el país.

La filial, que forma parte del grupo estadounidense Alphabet y es filial de Google International, elevó su plantilla media en 2019 desde 208 a 257 empleados, y destinó a gastos de personal 54,25 millones de euros, un 28,8% más.

Google también hace referencia en su informe al brote de Covid-19 surgido tras el cierre del ejercicio 2019, que está conduciendo a “una disrupción del mercado global”. “Tal entorno operativo tiene el potencial de tener un impacto adverso en las operaciones y la posición financiera de la compañía”, apunta. En este contexto, señala que el impacto futuro de la situación económica actual es “incierto y difícil de predecir”, pero indica que no se requieren ajustes en las cuentas anuales de 2019 en relación con el brote de coronavirus.

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