Se avecina un superciclo alcista para las materias primas
Los precios de los principales productos básicos se recuperan del mazazo de 2020 y su valor se aviva por una posible mayor demanda
Las materias primas (commodities, en inglés) han vuelto al ruedo. Después de un 2020 marcado por la pandemia, que ha llevado el valor de algunas mercancías básicas directamente al cataclismo —como el petróleo West Texas Intermediate (WTI), que ...
Las materias primas (commodities, en inglés) han vuelto al ruedo. Después de un 2020 marcado por la pandemia, que ha llevado el valor de algunas mercancías básicas directamente al cataclismo —como el petróleo West Texas Intermediate (WTI), que se derrumbó por debajo de cero en abril—, hoy su precio está en pleno ascenso. El viento a favor sopla desde distintos lados: una posible mayor demanda (provocada por los planes de recuperación de la economía global; principalmente de China, el mayor consumidor del planeta), bajos tipos de interés y un debilitamiento del dólar estadounidense, que llevarían a los inversores a buscar un mayor rendimiento en otros activos.
Los dos índices de materias primas más grandes del mundo se han recuperado casi por completo tras el desplome que tuvieron en la primavera de 2020. Por ejemplo, el S&P GSCI, que monitoriza la evolución de los 24 productos básicos más vendidos, ha repuntado un 88,8% desde abril, cuando el mundo entraba en uno de los momentos más críticos de la pandemia. El Bloomberg Commodity Index, compuesto por 23 contratos negociados en la Bolsa sobre materias primas físicas, desde el crudo hasta el maíz, pasando por el aluminio o el gas natural, ha avanzado un 33% después de alcanzar mínimos históricos en el segundo trimestre del año pasado. Y mientras los precios siguen su curso, los analistas se debaten sobre si estamos ante el inicio de un ciclo imparable en los precios. “Se habla cada vez más de un superciclo”, dice Charlie Robertson, economista jefe global de Renaissance Capital.
Ya en diciembre de 2020, Goldman Sachs apuntaba a un nuevo mercado alcista debido a un desfase entre la oferta y un esperado auge de la demanda. La clave, según el banco de inversión estadounidense, está en los metales industriales. El precio del cobre subió un 25% en 2020 y durante las primeras semanas de 2021 superó los 8.000 dólares por tonelada, su nivel más alto desde 2013. “El optimismo en el mercado es sólido”, comenta Casper Burgering, analista del banco ABN-Amro. El papel de este metal es fundamental en la transición hacia una energía sostenible. La generación de electricidad a través de las renovables, la infraestructura de transmisión, el almacenamiento y el consumo tienen un denominador común: en todos ellos se requiere algo de cobre, y su futuro parece halagüeño.
China se ha comprometido a la neutralidad de carbono para 2060, Estados Unidos ha vuelto al Acuerdo de París y en Europa la recuperación se cimienta en la economía verde. “Las materias primas serán necesarias para esa transición energética”, subraya Mark Lewis, director global de análisis y sostenibilidad de BNP Paribas. El cobre, sin embargo, no ha sido el único con aumentos importantes. Entre los metales industriales, el mineral de hierro, el principal ingrediente del acero, registró el año pasado un alza del 72,8%, su máximo en más de nueve años. “Se espera que los altos precios continúen durante este primer trimestre, respaldados por el aumento en la producción china”, indica un informe de S&P Global Platts.
Repunte de la soja
Al repunte de estos metales también se une el de los productos agrícolas. El precio de los futuros de la soja subió casi un 40% el año pasado, su mayor nivel desde 2014. El valor del trigo se incrementó un 14,6% y el del maíz subió un 25%. Todo ello ha ocurrido en un año donde los brotes de covid-19 han mermado la producción, mientras las escasas lluvias reducían la oferta de los proveedores, como ha ocurrido entre los países de América Latina. “Todos los mercados de productos básicos (con la excepción del trigo) están en déficit”, afirma Jeff Currie, jefe de investigación de materias primas de Goldman Sachs, y uno de los analistas que apuestan con fuerza por un superciclo. El experto indica que la pandemia ha provocado cambios estructurales. El primero: China, EE UU y Europa están reactivando sus economías con ayudas sin precedentes que permitirán revivir el consumo. El segundo: hay un interés pleno en las energías renovables, donde algunos metales serán imprescindibles.
Estos factores provocarían una alta demanda y un ciclo de inversión que sería mayor al de principios de este milenio, cuando las economías de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) empezaron a expandirse sin freno. En este nuevo boom, incluso el petróleo, fuertemente golpeado por las restricciones de movilidad, logrará un repunte, afirma Currie. Hoy, los precios del crudo WTI (referencia en EE UU) y brent (en Europa) se acercan a niveles precovid, apoyados por importantes recortes en el suministro. Ello ha llevado a Aramco y BP a afirmar públicamente que la demanda rebotará a niveles prepandémicos este mismo año. “Eso ha alimentado al mercado de confianza”, dice Paola Rodríguez-Masiu, analista de Rystad Energy. La recuperación, sin embargo, está en vilo.
Para que el apetito mundial de petróleo llegue a los niveles previos a la crisis sanitaria es necesario la completa recuperación de los vuelos comerciales y del turismo, explica Rodríguez-Masiu. “La demanda de combustible para aviones se encuentra un 40% por debajo de los niveles de 2019”, destaca. Los analistas más escépticos consideran que este crecimiento en los precios será pasajero, pues la economía aún enfrenta un largo camino hacia la recuperación, según The Economist. Además, la demanda no está justificada, dice el semanario. En el superciclo de la década pasada (iniciado en 2000 y finalizado en 2014, aproximadamente), el gran impulsor fue el crecimiento de la clase media en los países emergentes y la urbanización de las economías en desarrollo. Hoy, simplemente esos motores no existen.
El año del oro
El año 2020 ha sido el del oro. En agosto alcanzó un precio histórico al superar los 2.000 dólares la onza. Al cierre del ejercicio, el metal precioso registró su mayor avance de la década con una revalorización de más de un 25%. La pandemia hizo que los inversores buscaran un refugio en este activo, cuyo precio también se ha visto impulsado por la depreciación del dólar estadounidense y la caída de los tipos de interés. Las interrupciones en la producción minera, sobre todo en México, Perú y Sudáfrica, empujaron los precios, según un análisis del Banco Mundial. Para este año, los analistas de Citi esperan que siga en ascenso y alcance los 2.100 dólares. Por su parte, el precio de la plata (recientemente avivada por un grupo de inversores minoristas coordinados a través de un foro de Reddit, creyendo que era un activo castigado por los bajistas) ha tenido un comportamiento bueno en 2020: ganó un 47%. Las expectativas no son tan espléndidas para este año. Según el Banco Mundial, su valor caerá un 14%.