Opinión

Balance laboral de un año trágico

La pérdida de empleo se ha cebado con los trabajadores y familias vulnerables, pero dentro de lo malo, no se han cumplido las previsiones más pesimistas

Varios empleados trabajan en el nuevo centro logístico de la empresa SEUR en la localidad toledana de Illescas, este lunes.Ismael Herrero (EFE)

Los datos de la EPA nos permiten ya evaluar cuál ha sido el saldo del 2020 para el empleo en España. El empleo total venía aumentando de manera sostenida desde 2013. Como todos recordamos, el primer estado de alarma el marzo pasado provocó un parón repentino en la actividad económica, que se reflejó en una caída importante en el empleo (y el PIB) en el segundo trimestre. El tercer trimestre trajo un repunte, pero a finales de año el empleo no había vuelto a los niveles pre-pandemia. Por desgracia, no parece que la primera mitad de 2021 vaya a ser mucho mejor.

La mala noticia es que la p...

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Los datos de la EPA nos permiten ya evaluar cuál ha sido el saldo del 2020 para el empleo en España. El empleo total venía aumentando de manera sostenida desde 2013. Como todos recordamos, el primer estado de alarma el marzo pasado provocó un parón repentino en la actividad económica, que se reflejó en una caída importante en el empleo (y el PIB) en el segundo trimestre. El tercer trimestre trajo un repunte, pero a finales de año el empleo no había vuelto a los niveles pre-pandemia. Por desgracia, no parece que la primera mitad de 2021 vaya a ser mucho mejor.

La mala noticia es que la pérdida de empleo ha afectado más a trabajadores y familias vulnerables. Pero también hay noticias esperanzadoras.

La primera, que las previsiones más pesimistas no se han cumplido. El segundo trimestre fue nefasto, pero una parte importante del empleo perdido se ha ido recuperando desde entonces, a pesar del virus.

La segunda buena noticia es que los ERTE han mitigado la caída de ingresos para la mayoría de los trabajadores afectados.

Y la tercera, que si bien es cierto que algunos sectores de la economía se han hundido, el empleo ha crecido en algunos otros. Entre los sectores más afectados se encuentra evidentemente la hostelería, pero también otros como el de la cultura. Sin embargo, también es cierto que hay sectores que fueron capaces de generar empleo en 2020. No les sorprenderá leer que uno de ellos es el sector sanitario y de servicios sociales, seguido por el de información y telecomunicaciones. Esto ha atenuado la caída en la tasa de ocupación global.

Decía que la pérdida de empleo se ha cebado en los más vulnerables. Y es que la bajada en la ocupación ha sido mucho más pronunciada entre los trabajadores jóvenes, con nivel educativo medio y bajo, o de origen inmigrante (colectivos con ingresos más bajos y trabajos más precarios), comparado con trabajadores universitarios y nativos (muchos empleos cualificados han logrado mantenerse gracias al teletrabajo). El empleo femenino, por el que también se temía, ha caído en paralelo al masculino, ya que los sectores más afectados eran bastante paritarios.

No sabemos qué nos deparará 2021, pero la tercera ola en la que estamos inmersos no augura nada bueno en el corto plazo. Es difícil hacer previsiones en un entorno con tanta incertidumbre. Desconocemos a qué velocidad se podrá continuar con la vacunación, qué restricciones a la actividad se impondrán en los próximos meses, y qué impactos tendrán las nuevas variantes de la covid-19 sobre los contagios. En esta situación, es fútil intentar hacer predicciones con un mínimo de credibilidad. Lo que parece claro es que la actividad económica se recuperará (o no) en función de cómo consigamos contener al virus.

Libertad González es profesora de Economía de la Universidad Pompeu Fabra

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