Educación financiera: condición necesaria, pero no suficiente, para unas finanzas responsables

Un trato justo y condiciones claras contribuyen a que las cosas funcionen mejor entre entidades financieras y clientes. Cuidar y fomentar la adecuada transparencia y protección del cliente es una estrategia de ganar-ganar para todos los agentes implicados y la sociedad en su conjunto, y exige que todas las partes asuman sus responsabilidades en el ejercicio de su rol es la relación. Conocerlas y demandarlas precisa de unas mínimas habilidades en materia de educación financiera hoy combinadas con habilidades digitales.

La desigualdad, los desequilibrios, los marcos regulatorios incompletos, la falta o exceso de competencia, la posición dominante, la picaresca, la falta de voluntad política, la escasa cultura financiera, las malas prácticas comerciales, la mala suerte... todas estas realidades juegan un papel fundamental y pueden llegar a ser determinantes en la construcción de entornos propicios para el desarrollo de sistemas financieros seguros e inclusivos. O lo que es lo mismo: el buen funcionamiento de las reglas y mecanismos de transparencia y protección al cliente requiere que todas la...

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La desigualdad, los desequilibrios, los marcos regulatorios incompletos, la falta o exceso de competencia, la posición dominante, la picaresca, la falta de voluntad política, la escasa cultura financiera, las malas prácticas comerciales, la mala suerte... todas estas realidades juegan un papel fundamental y pueden llegar a ser determinantes en la construcción de entornos propicios para el desarrollo de sistemas financieros seguros e inclusivos. O lo que es lo mismo: el buen funcionamiento de las reglas y mecanismos de transparencia y protección al cliente requiere que todas las partes cumplan con un conjunto de competencias, especialmente con aquellas que están bajo su ámbito exclusivo de influencia.

La transparencia y protección al cliente es un equilibrio a tres bandas

Fuente: Afi

¿Quiénes son esas partes y cuáles son sus responsabilidades? Las partes son básicamente tres: las autoridades, la industria financiera y los clientes o usuarios. Y las responsabilidades:

Las autoridades son (o deberían ser) responsable de la creación de una institucionalidad adecuada y completa, con competencias plenas y bien definidas, así como de la elaboración y aplicación de una regulación y supervisión adecuada en la materia. Las autoridades deben garantizar un trato justo (evitando arbitrajes regulatorios), y promover la adopción de habilidades financieras en la población para que los clientes y usuarios ejerciten su auto-protección.

La industria es (o, de nuevo, debería ser) responsable del estricto cumplimiento de la normativa sobre transparencia y protección del cliente y, para aquellos aspectos que no están o se encuentran insuficientemente regulados, la industria también es responsable de diseñar, adoptar y cumplir con algún tipo de código de conducta (en el marco de la llamada "autorregulación"), como los Principios de Banca Responsable de la Iniciativa Financiera de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-FI), por poner un ejemplo. Las asociaciones bancarias y gremios de otros intermediarios financieros se constituyen en jugadores extraordinarios en el fomento entre sus miembros de esta particular dimensión no prudencial del negocio financiero.

Por último, los consumidores (clientes y usuarios) deben ser responsables de su propia protección mediante el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de las obligaciones contractuales, en un entorno o contexto seguro, esto es, que las otras dos partes cumplan con sus responsabilidades. Y obviamente, mejorar sus habilidades en materia de comprensión y toma de decisiones en sus finanzas personales.

Los clientes

Fuente: Afi

Garantizar la transparencia y la protección del cliente no es por tanto competencia o incumbencia exclusiva de las autoridades. La combinación de los tres pilares (regulación, compromisos de buenas prácticas, educación financiera) contribuirá a mejorar la calidad de las relaciones financieras y la promoción de un entorno adecuado para el ejercicio de las finanzas responsables por todas las partes.

Educación financiera en el siglo XXI

A todo lo anterior debemos añadir una dimensión adicional: la digital.

Caminamos como sociedad hacia un mundo en el que todas las relaciones serán susceptibles de trasladarse a entornos 100% digitales, y las relaciones financieras -las de las entidades con sus clientes y usuarios particulares y empresas- ya han iniciado ese camino.

En una entrada anterior a este blog conocíamos que en España seis de cada diez internautas entre los 16 y 74 años declaraban ser usuarios de la banca electrónica en 2019, con diferencias importantes en términos de ubicación (urbano vs rural), edad, nivel de estudios, situación laboral y tipo de ocupación. El diseño y ejecución de acciones de educación financiera y digital deben por tanto focalizarse en aquellos colectivos con habilidades menos desarrolladas.

La educación financiera es una herramienta con un espíritu similar al de la salud pública: nos fortalece y beneficia a todos por igual, independientemente de que pensemos que la necesitemos o no.

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