Bruselas pondrá coto a la inteligencia artificial en sectores de “alto riesgo” para el interés público

La Comisión limitará su aplicación en salud, transporte o sector público para evitar la vulneración de derechos fundamentales

La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.Yves Herman (REUTERS)

Bruselas dará esta semana el primer paso para regular la aplicación de la inteligencia artificial a sectores considerados de “alto riesgo” para los derechos fundamentales de los ciudadanos. La Comisión Europea aprobará los dos documentos que cimentarán la estrategia de los Veintisiete en la agenda digital y la gestión de datos para no quedarse descolgada de los Estados Unidos y China. El Ejecutivo comunitari...

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Bruselas dará esta semana el primer paso para regular la aplicación de la inteligencia artificial a sectores considerados de “alto riesgo” para los derechos fundamentales de los ciudadanos. La Comisión Europea aprobará los dos documentos que cimentarán la estrategia de los Veintisiete en la agenda digital y la gestión de datos para no quedarse descolgada de los Estados Unidos y China. El Ejecutivo comunitario quiere que Europa dé el salto con más financiación, formación y talento. Sin embargo, propondrá regular la aplicación de la inteligencia artificial en sectores sensibles como salud, transporte o justicia.

La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión, Margrethe Vestager, debe deshacer un doble nudo. Europa no quiere perder el tren de la batalla digital. Aunque llega ya muy tarde al negocio de las redes sociales, quiere dar la talla en el negocio de datos e inteligencia empresarial entre empresas o bien entre corporaciones y sector público. Para ello, como adelantó EL PAÍS, plantea un espacio único para los datos de los usuarios con una inversión de 1.600 millones de euros.

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Bruselas, no obstante, no es ajena a los recelos que provoca la inteligencia artificial. “Tenemos una aproximación basada en el riesgo en la que nos preguntamos qué sectores sufren la amenaza de ser dañados”, explica Vestager en un encuentro con varios medios, entre ellos este diario. El Ejecutivo comunitario definirá varios sectores que pueden quedar amenazados por la aplicación de la inteligencia artificial. “No es nuevo. Es una forma muy europea de acercarse a los asuntos. Se trata de hacerlo de forma equilibrada”, añade la vicepresidenta.

El libro blanco sugerirá, además, hacer una pausa en asuntos muy complejos como aplicaciones para el reconocimiento facial remoto de ciudadanos. Esa técnica generó una gran polémica, por ejemplo, a raíz de uso por parte de las autoridades en las movilizaciones de Hong Kong. La Comisión quiere estudiar detenidamente si algún tipo de excepción por cuestiones de seguridad podría justificar su uso.

Tras la presentación del libro blanco este miércoles, Bruselas lanzará una consulta entre todos los interesados para preparar una iniciativa legislativa para una regulación antes de que termine 2020. De esta forma, las empresas conocerán también los límites del terreno de juego en el que podrán moverse. Se trata de que las compañías que no pongan en jaque ninguno de los ámbitos delimitados, puedan desarrollar su negocio sin problemas. “En ese caso, go, go, go”, en palabras de Vestager.

Más fondos y formación

El libro blanco también propondrá una estrategia para dar un empuje a la inteligencia artificial en Europa. Esta se basa en tres pilares: la financiación, la formación y el despliegue. Las dos primeras son especialmente críticas. “Necesitamos más recursos. En los últimos tiempos, Europa ha usado la mitad de los fondos que ha empleado China y el 25% de los utilizados por los Estados Unidos. Obviamente, es muy poco. No importa lo eficiente que seas usándolos porque no es sostenible”, sostiene la vicepresidenta.

Los recursos deberán proceder, en parte, del Presupuesto de la UE, cuya última propuesta los Veintisiete empezarán a negociar el jueves. La retirada del Reino Unido, sin embargo, provocará estrecheces, por lo que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha propuesto ya una ampliación de fondos en el Banco Europeo de Inversión para movilizar hasta 500.000 millones para las agendas verde y digital. Para el periodo de entre 2018 y 2020, la UE ha destinado cerca de 1.500 millones de euros. Aun así, el grueso de los recursos deberá proceder del sector privado.

El otro gran freno es la falta de trabajadores cualificados. “El 90% de los trabajos tienen una dimensión digital, pero solo el 50% de los europeos tiene habilidades digitales fundamentales”, sostiene Vestager. Ahí Europa tendrá un doble foco: si bien la agenda digital tiene una dimensión de formación de los ciudadanos, también requerirá atraer talento de otros lugares del mundo.

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