Sánchez destaca la subida del salario mínimo como una medida clave en el combate contra la desigualdad
El presidente español urge, en el 60º aniversario de la OCDE, a que la pandemia “acelere las reformas” y recuerda que el crecimiento ya no aumenta “automáticamente” el bienestar
En pleno debate sobre la conveniencia o no de un nuevo incremento del salario mínimo este año, con Podemos y algunos sectores del propio PSOE pidiéndolo en el seno del Ejecutivo, pero con otros miembros del Gabinete remando en contra, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha aludido este lunes a este factor como una de las medidas clave en el combate contra la desigualdad. La crisis del coronavirus, ha remarcado en la conmemoración del 60º aniversario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), celebrada en París, ha “agravado la desigualdad en todo el mundo”, una situación que, ha dicho, hay que revertir. Fuentes de La Moncloa aseguran que las palabras del presidente iban referidas a “los logros ya conseguidos”, a las subidas ya efectuadas, más que a potenciales alzas en ciernes. Tras la subida de principios de año, el salario mínimo quedó fijado en 950 euros al mes en 14 pagas.
“Estamos en un momento crucial de nuestra historia, en el que la idea de que el crecimiento aumenta automáticamente el bienestar de todos los sectores de la sociedad ha quedado desacreditada: en el mundo desarrollado la clase media cada vez es menor”, ha remarcado Sánchez en referencia a dos tendencias previas a la pandemia. A ellas se han sumado nuevos retos: “La crisis de la covid-19 ha empeorado la desigualdad de salarios, afectando más a los trabajadores de bajos salarios, a las mujeres y a los jóvenes”, ha profundizado el presidente español. “Es hora de que las normativas laborales y el diálogo social mejoren. Tenemos que asegurarnos de que nadie queda rezagado: solo si todos juntos trabajamos de la mano lograremos nuestras metas con éxito”, ha dicho al tiempo que apelaba a la “unidad de los partidos” para afrontar un horizonte plagado de retos.
El presidente español también urgido a que la crisis sanitaria y económica desatada por el coronavirus sea un “acelerador de las reformas, tanto en el ámbito nacional como internacional”, dando paso a una nueva era de cooperación multilateral y dejando atrás unos últimos años marcados por el aislacionismo. Tanto en su primera alocución, en la que ha acompañado al secretario general de la OCDE, Ángel Gurría ―que dejará su cargo a mediados de 2021―, y al presidente francés, Emmanuel Macron, como en una mesa redonda posterior, el jefe del Gobierno español ha puesto especial énfasis en los mensajes de carácter social.
También el presidente francés se ha referido a la desigualdad como uno de los grandes retos de nuestro tiempo, con un riesgo real de retroceso en muchos países tras “decenios de desarrollo”. “Esta crisis”, ha remarcado, “es un superacelerador de lo mejor y lo peor: nadie habría pensado que en menos de un año se hubiese podido desarrollar una vacuna. Y eso es alentador, aunque también es cierto que hemos visto mucho egoísmo, oscurantismo, noticias falsas, personas obsesionadas por las teorías de la conspiración…”.
Macron ha aprovechado su intervención para recordar que, aunque ni su país ni Europa han salido aún de la crisis, ya se pueden empezar a extraer algunas lecciones. “Primero, que ningún país debe depender de un solo socio para sus suministros estratégicos, y que tenemos que optar por una cooperación que no es ni la dependencia exclusiva ni el aislacionismo nacionalista. Segundo, que tenemos que coordinar mejor nuestra acción. Tercero, que necesitamos una tributación más justa; que un puñado de empresas digitales no pagan su cuota justa de impuestos y eso es cada vez más inaceptable para nuestros ciudadanos. Y cuarto, que necesitamos un modelo más verde”.
Avisos a Londres sobre el Brexit
Tras años de acalorado debate sobre la pertinencia o no de emitir deuda común entre todos los países de la Unión Europea -los famosos eurobonos-, la crisis del coronavirus lo ha zanjado en cuestión de meses con un multimillonario plan de recuperación financiado mancomunadamente y que tiene entre ceja y ceja el apoyo a los países del arco mediterráneo, los más afectados por la pandemia. “Si alguien le hubiera dicho a los padres fundadores que los europeos emitirían deuda común, no se lo creerían”, ha subrayado Sánchez al tiempo que incidía en el “nuevo paradigma” que emana de los paquetes de estímulo y recuperación, en el que los Estados emergen como figuras clave en la promoción del desarrollo económico. El mercado ya no lo es todo.
“Nunca hay que desaprovechar una crisis, y pronto nos dimos cuenta de que esta era demasiado grande como para afrontarla de manera individual”, ha remarcado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, una de las grandes patrocinadoras del nuevo fondo europeo. El plan, ha dicho, “no es solo de recuperación sino de preparación para el futuro”, siempre con la cuestión ambiental como asunto prioritario: “Es un tema en el que tenemos que ser líderes. Todos sabemos que tenemos que ser más ambiciosos: nos queda poco tiempo para llegar al punto álgido. Nos queda poco tiempo, 10 años, para poder reconducir la situación”, ha enfatizado menos de una semana después de que los socios europeos pactasen elevar del 40% al 55% la reducción de emisiones de gases contaminantes de aquí a 2030.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también se ha referido al plan de recuperación como “un mensaje fuerte, un nuevo enfoque y un cambio de paradigma”. Y Gurría ha aplaudido el instrumento recién alumbrado como “la mayor señal de unidad europea” en los últimos años al tiempo que apremiaba a un pacto entre la Unión Europea y el Reino Unido que evite una ruptura a las bravas. Algo que, como ya ha remarcado en numerosas ocasiones, nadie entendería. “Estamos en la última milla de la negociación, la más importante”, ha dejado caer Von der Leyen en referencia a las conversaciones revitalizadas en los últimos días para evitar el escenario más abrupto. “Si el Reino Unido quiere un acceso sin problemas al mercado único de la Unión Europea, es bienvenido. Pero siempre siguiendo nuestras reglas”. De lo contrario, ha zanjado la jefa del Ejecutivo comunitario, Londres afrontará “barreras comerciales y aranceles”. El peor escenario posible para un país sacudido como pocos por el virus y que enfrenta una de las mayores recesiones de su historia.