Bancos y fondos continúan prestando e invirtiendo en energías fósiles un lustro después del Acuerdo de París
Una coalición de organizaciones ambientalistas urge a la plana mayor de las finanzas globales a “sacar rápidamente su dinero” de este tipo de proyectos para contribuir a la lucha contra el cambio climático
En el quinto aniversario del Acuerdo de París, la vida sigue igual en muchos ámbitos. La docena de proyectos más contaminantes del mundo en fase de planeamiento o ya en desarrollo sigue recibiendo importantes cantidades de dinero en forma de inversiones o préstamos de la plana mayor de las finanzas mundiales, según un estudio presentado este jueves por un grupo de 18 ONG ambientalistas bajo un título epígrafe esclarecedor: Cinco años perdidos. Estos proyectos, que consumirían las tr...
En el quinto aniversario del Acuerdo de París, la vida sigue igual en muchos ámbitos. La docena de proyectos más contaminantes del mundo en fase de planeamiento o ya en desarrollo sigue recibiendo importantes cantidades de dinero en forma de inversiones o préstamos de la plana mayor de las finanzas mundiales, según un estudio presentado este jueves por un grupo de 18 ONG ambientalistas bajo un título epígrafe esclarecedor: Cinco años perdidos. Estos proyectos, que consumirían las tres cuartas partes del carbono máximo que debería emitir el mundo para tener opciones reales de reducir el calentamiento global. Frenar su desarrollo es, por tanto, clave para lograr ese objetivo.
Los mayores bancos y firmas de inversión del planeta han prestado, según los cálculos de esta coalición de organizaciones, hasta 1,6 billones de dólares (1,3 billones de euros, más que el PIB español) entre créditos y garantías desde enero de 2016, poco antes de que el pacto internacional contra el cambio climático entrase en vigor. Y han invertido 1,1 billones de dólares en bonos y acciones de las 133 empresas que están detrás de planes de desarrollo “que expanden los combustibles fósiles”.
Una veintena de entidades, en su mayoría gestoras de fondos de inversión y de pensiones pero también bancos de inversión, suman casi la mitad del total invertido: 535.000 millones de dólares. Tres nombres sobresalen por encima del resto, todos ellos estadounidenses: BlackRock, Vanguard y State Street. Del lado de los acreedores, otra veintena de entidades proporcionó 949.000 millones del total de 1,6 billones, con los también estadounidenses Citigroup, Bank of America y JPMorgan a la cabeza.
“El sector financiero tiene que sacar rápidamente su dinero fuera de la industria de los combustibles fósiles”, urgen las organizaciones firmantes, entre las que se encuentran Amigos de la Tierra o Climate Risks Horizons. “Y el primer paso debería ser no facilitar más proyectos de expansión del carbón, el petróleo o el gas”.
La docena de casos escogidos en el informe van desde el desarrollo de Vaca Muerta (el mayor yacimiento petrolero de Argentina y la segunda mayor reserva mundial de gas de esquisto) hasta la multiplicación de pozos fracking en Texas (Estados Unidos) pasando por las últimas adiciones al mapa de plantas térmicas que queman carbón para generar electricidad en China. Y en ellos participan algunas de las mayores petroleras mundiales —asiáticas, europeas, latinoamericanas y, sobre todo, estadounidenses—: ExxonMobil, Chevron, Petrobras, Total, BP, Shell, Eni y Repsol, entre otras. Pese a los crecientes intentos de reconversión de estas compañías, que en los últimos años han fijado sus miras en las renovables y los jugosos retornos que prometen, los firmantes del estudio sentencian que “los combustibles fósiles están vivos y coleando”.
En la lista de los 20 mayores financiadores de estos proyectos están prácticamente todos los grandes nombres del sector financiero estadounidense y canadiense (Morgan Stanley, Wells Fargo, Goldman Sachs y Royal Bank of Canada, además de los ya mencionados Citigroup, Bank of America y JPMorgan), un puñado de asiáticos (Mitsubishi Financial, Mizuho, SMBC, Bank of China y el también chino ICBC) y la plana mayor de la banca europea (los británicos Barclays y HSBC; los franceses BNP Paribas, Société Générale y Crédit Agricole; el alemán Deutsche Bank; el suizo Credit Suisse; y el español Santander).
Dos nombres figuran tanto en la lista de la veintena de mayores financiadores como en la de los mayores inversores: JPMorgan o Deutsche Bank. El resto de grandes inversores en proyectos contaminantes son, en su mayoría, bancos de inversión, y fondos de inversión y pensiones con un denominador común: el 80% son estadounidenses. Ahí están, además de los ya citados BlackRock (la mayor gestora del planeta), Vanguard y State Street, Capital Group, Fidelity, T. Rowe Price, Wellington Management, Geode, Invesco, Dodge&Cox, Northern Trust, Bank of New York Mellon, Franklin Resources, TIAA y Dimensional Fund Advisors. Fuera de EE UU destacan el fondo público de pensiones de Noruega (el quinto por volumen de dinero desembolsado en proyectos contaminantes), el banco de inversión suizo UBS, o la firma británica Legal&General.
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