Fondos para subirse a la ola tecnológica
Las gestoras españolas aprovechan el tirón en Bolsa del sector para lanzar productos especializados
La inversión en empresas tecnológicas era, hace solo unos años, una opción exótica y muy arriesgada tras el crash de estos valores en el año 2000. El impulso dado por la pandemia a estas compañías y los datos de la última década han dado un vuelco a esta percepción de negocio marginal, reservado a los inversores más profesionales. Las gestoras españolas han lanzado fondos de inversión de esta categoría, aprovechando el reclamo de las fuertes alzas en Bolsa...
La inversión en empresas tecnológicas era, hace solo unos años, una opción exótica y muy arriesgada tras el crash de estos valores en el año 2000. El impulso dado por la pandemia a estas compañías y los datos de la última década han dado un vuelco a esta percepción de negocio marginal, reservado a los inversores más profesionales. Las gestoras españolas han lanzado fondos de inversión de esta categoría, aprovechando el reclamo de las fuertes alzas en Bolsa. El ejemplo más sencillo se encuentra en la marcha del índice tecnológico Nasdaq, que en un año tan difícil como 2020 logra una revalorización de casi el 32%. Pero no parece que sea algo coyuntural, como dice Celso Otero, cogestor de Renta4 Megatendencias Tecnología: “Ya no se trata de decidir si invertir o no en tecnología, sino cuánto”.
El confinamiento como consecuencia de la pandemia ha acelerado la digitalización de la economía, que, según el asesor en fondos José María Luna, “produce un importante ahorro de costes y además se trata de un negocio de grandes márgenes”. Y añade: “Los que invierten hoy no llegan tarde, aunque hay que buscar fondos globales con empresas de Estados Unidos y Europa sin olvidarse de China, y en muy diversos subsectores como la inteligencia artificial, robótica, ciberseguridad o el 5G, de gran futuro”, explica.
La covid ha acelerado el proceso, pero el éxito de las tecnológicas sobre sectores clásicos como los industriales, petroleros o bancarios no es algo de este inolvidable 2020. Un estudio de Bankinter sobre el crecimiento del beneficio por acción entre el índice industrial Standard & Poor’s (S&P) y el tecnológico Nasdaq revela que desde 2010 las tecnológicas han subido sus ganancias un 182% más que los valores tradicionales. En la década, las compañías del S&P 500 han visto crecer sus resultados de media un 71%, mientras que en el Nasdaq 100 han subido el 254%.
Un fenómeno que supera al de las archiconocidas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) y se ha extendido a numerosas compañías que hacen negocios tecnológicos o se ven beneficiadas por su aplicación en actividades tradicionales. Estos grandes valores son la apuesta del nuevo fondo de Renta 4, explica Otero: “Es una actividad que tiende a formar monopolios naturales porque muchas empresas han creado algo diferencial y resulta complicado que les afecte la competencia. En nuestra estrategia de inversión preferimos renunciar a algo de crecimiento y buscamos compañías consolidadas como los FAANG (salvo Netflix) porque tienen una fuerte barrera de entrada a competidores y un crecimiento sólido. Negocios de servidores como los de Microsoft o Amazon van a durar muchos años”, indica.
Pero al calor de estos gigantes —cuyo tamaño cuestionan las autoridades de competencia en todo el mundo— se han producido numerosas salidas a Bolsa que van ocupando posiciones de privilegio en la composición de los grandes índices bursátiles en detrimento de bancos o petroleras, por ejemplo.
Las subidas de la tecnología en Bolsa vuelven a poner sobre el mercado el fantasma de otra burbuja como la sufrida en el año 2000 que arrastró momentáneamente al resto de la economía. Sin embargo, la situación tiene poco que ver. Rodrigo Utrera, gestor del fondo BBVA Tecnología y Telecomunicaciones, creado en 1997, lo explica: “Las valoraciones están muy lejos de lo que vimos entonces. Ahora no se trata de invertir en cientos de compañías de reciente creación incapaces de generar beneficios y con modelos de negocio aún sin probar. Ahora tenemos una visibilidad de más de 20 años, los beneficios de muchas compañías tecnológicas y su crecimiento no son una hipótesis, son una realidad contrastada durante décadas y con bases muy sólidas”. Y apunta que “en los últimos dos años nuestro fondo se ha beneficiado de la apuesta en sectores como los componentes de hardware para 5G, semiconductores, ingeniería en I+D, comercio electrónico o servicios en la nube”.
¿Burbuja?
El jefe de inversión del banco suizo UBS en España también ve una situación macroeconómica muy distinta a la de 2000: “Estamos en el comienzo de un nuevo ciclo en el que la tendencia alcista en el crédito y las Bolsas podría prolongarse mucho tiempo, al contrario que en 2000. Algunos indicadores técnicos y de sentimiento del mercado indican que es posible un retroceso temporal provocado por las tecnológicas, aunque sin desatar una tendencia bajista profunda o prolongada como entonces”.
El inversor no debe olvidar que, pese a las buenas expectativas de las tecnológicas, hablamos de la Bolsa, con el riesgo que ello supone. Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim, apunta que ahora el inversor debe ser más prudente y no esperar subidas del 100% como ha ocurrido estos años en muchos valores. “Habrá años buenos con subidas del 20% y otros de crecimientos normales, en torno al 10% o 15%”. Y añade que “es recomendable tener en cuenta la volatilidad del fondo. Es un indicativo del nivel de riesgo (nivel de pérdidas) que podría registrar el producto en un entorno poco favorable. Y, por último, ser paciente y mantener la inversión durante el horizonte temporal que nos hayamos marcado cuando decidimos invertir”.
Desde Goldman Sachs, Brook Dane, gestor del fondo Global Future Technology, que cuenta con 2.000 millones de dólares de patrimonio, apunta a que los clientes quieren saber quiénes serán los próximos ganadores tecnológicos. “Aunque vemos pequeños focos del mercado donde estamos un poco preocupados por las valoraciones, en general, seguimos viendo muy buenas oportunidades. Hay áreas concretas como el servicio de videoconferencias que probablemente están captando muchísima atención y nos parecen caras”.
Consejos
Los expertos consultados insisten en la necesidad de que el ahorrador conozca con exactitud en lo que invierte antes de destinar su dinero a fondos tecnológicos. Hay dos modelos de gestión: los fondos que cuentan con un equipo de análisis y compran directamente acciones en los mercados y aquellos que adquieren participaciones de otros fondos tecnológicos, los llamados fondos de fondos. Ambas opciones son válidas. La mayor parte de los fondos tecnológicos españoles se ajustan al modelo de fondos de fondos que adquieren participaciones de fondos tecnológicos extranjeros ante la dificultad de hacer un seguimiento global del sector. José María Luna elige el Groupama R-Evolution, que invierte en empresas disruptivas que se aprovechan de la tecnología. También el Gam Star Disrupty Growth, que incorpora valores tecnológicos y otros a los que la tecnología les hace más eficientes. Por último, destaca el BNY Mellon Mobility Innovation, que invierte en acciones de empresas implicadas en los cambios medioambientales o demográficos. Mar Barrero hace una distinción para inversores menos agresivos o con carteras inferiores a 50.000 euros, aconseja optar por un fondo global tecnológico: Polar Capital Global Technology, que cuenta en su cartera con Facebook, Microsoft, Apple, Alibaba, Tencent. Para un perfil más agresivo le gusta Echiquier Artificial Intelligence dentro de la inteligencia artificial. En tecnologías disruptivas opta por el BNP Paribas Disruptive Technology y en el subsector de salud elige el CS Digital Health Equity. Por último, recomienda el BNY Mellon Mobility Innovation en tecnologías ligadas a nueva movilidad.