Hacia el epicentro de la crisis
El riesgo de cierre de empresas y el paro de larga duración se incrementan inexorablemente
El elevado endeudamiento de las empresas como consecuencia de la crisis y la persistencia de un importante número de personas en expedientes de regulación temporal de empleo son —junto con el control sanitario de la pandemia— los principales desafíos a los que se enfrenta la economía española en los próximos meses. Para intentar suavizar el impacto de la primera ola pandémica sobre el aparato productivo y el empleo, la política económica desplegó un ambicioso plan de urgencia, con ingentes inyecciones de crédito (mediante el ICO) y ...
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El elevado endeudamiento de las empresas como consecuencia de la crisis y la persistencia de un importante número de personas en expedientes de regulación temporal de empleo son —junto con el control sanitario de la pandemia— los principales desafíos a los que se enfrenta la economía española en los próximos meses. Para intentar suavizar el impacto de la primera ola pandémica sobre el aparato productivo y el empleo, la política económica desplegó un ambicioso plan de urgencia, con ingentes inyecciones de crédito (mediante el ICO) y una movilización sin precedentes de ERTE. Este cortafuego, que logró contener el cierre de empresas y los recortes de plantilla, era lo adecuado para un shock transitorio.
Ocupados del sector privado en empresas
en déficit en el primer semestre
Empleo de compañías con déficit de liquidez en el
primer semestre de 2020, en % del total de
empleo de su grupo
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
81
72
65
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Trabajadores en ERTE en septiembre
Número de asalariados incluidos en ERTE
en septiembre, en miles
800
700
600
500
400
300
200
100
0
752,7
434
318,7
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Fuentes: Banco de España y Ministerio de Inclusión,
Seguridad Social y Migraciones.
EL PAÍS
Ocupados del sector privado en empresas
en déficit en el primer semestre
Empleo de compañías con déficit de liquidez en el primer
semestre de 2020, en % del total de empleo de su grupo
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
81
72
65
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Trabajadores en ERTE en septiembre
Número de asalariados incluidos en ERTE
en septiembre, en miles
800
700
600
500
400
300
200
100
0
752,7
434
318,7
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Fuentes: Banco de España y Ministerio de Inclusión,
Seguridad Social y Migraciones.
EL PAÍS
Ocupados del sector privado en empresas
en déficit en el primer semestre
Trabajadores en ERTE en septiembre
Número de asalariados incluidos en ERTE
en septiembre, en miles
Empleo de compañías con déficit de liquidez
en el I semestre de 2020, en % del total
de empleo de su grupo
800
700
600
500
400
300
200
100
0
752,7
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
81
72
65
434
318,7
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Total
Comercio
y hostelería
Industria y resto
de sectores
Fuentes: Banco de España y Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
EL PAÍS
Sin embargo, la incapacidad de controlar los rebrotes de coronavirus y su corolario, la perspectiva de una recuperación truncada, plantean un escenario inédito. Porque muchas empresas se han endeudado sobremanera hasta el punto de alcanzar la insolvencia técnica, que se produce cuando los pasivos superan los activos y los ingresos no crecen. Los datos de la central de balances muestran que más de siete de cada diez empresas se enfrentaron a problemas de liquidez en el primer semestre. Además, una de cada seis compañías soporta unos pasivos que más que duplican el patrimonio neto. Su supervivencia depende de una hipotética recuperación de las ventas y de las condiciones de refinanciación de la deuda a medida que va venciendo.
Asimismo, por definición los ERTE están concebidos para reducciones temporales de actividad —el dispositivo nació en el norte de Europa como apoyo a sectores, como la construcción, que se enfrentaban a las inclemencias del invierno—. Pero, en un contexto tan incierto e impredecible como el actual, la probabilidad de regresar al puesto de trabajo disminuye, ya sea porque la empresa de origen no es viable o que las personas trabajadoras se desmotivan o disminuye su empleabilidad. Los datos de septiembre, que apuntan a una reducción minúscula del número de perceptores de la prestación, muestran que esos riesgos se están materializando.
Esta situación plantea una disyuntiva. Si los dispositivos se prolongan sin grandes cambios, para así proteger a los colectivos más vulnerables, se incrementa el riesgo de cronificación de la insolvencia y de paro de larga duración. Pero un recorte provocaría cierres en cascada de negocios, incrementos de morosidad bancaria y una escalada abrupta del desempleo, ensombreciendo las perspectivas de recuperación y agravando las desigualdades sociales.
El camino pasa por la adaptación de los dispositivos temporales existentes, y bajo esa premisa su extensión durante todo el tiempo que sea necesario. De modo que las inyecciones generalizadas de liquidez vayan dando paso a ayudas a la capitalización selectiva de empresas con pérdidas pese a ser viables y a la reestructuración de las que no tienen un futuro garantizado. En cuanto a los ERTE, la puesta en marcha de un dispositivo de recolocación, formación y reciclaje en contrapartida a las transferencias monetarias parece ineludible.
Los fondos europeos no responden a esta urgencia. Porque lo que está en juego ahora mismo es la supervivencia del tejido productivo, y las inversiones financiadas, según se espera, por Bruselas en digitalización y transición ecológica no tienen ese objetivo. Además, la clave está en mejorar el diseño de las medidas existentes, una tarea mucho más compleja que la gestión de nuevos fondos.
Así lo ha entendido el Gobierno italiano, que acaba de anunciar su plan de recuperación con un interesante conjunto de medidas de recapitalización de empresas y “activación” de personas en riesgo de exclusión social. Nuestro punto de partida es menos desfavorable en términos de finanzas públicas y capacidad de crecimiento. Todo empieza por reconocer la magnitud del riesgo incrementado de insolvencia que se cierne sobre la economía española. Junto con el control de los rebrotes, esa sería una fórmula más potente que las ayudas europeas para darle luz al otoño y reanudar la recuperación.
Paro
Los últimos datos apuntan a una evolución positiva de la afiliación y del paro. Sin embargo, el número de perceptores de una prestación por desempleo o cese de actividad es todavía elevado con respecto a la situación pre-covid. En agosto, 2,9 millones de personas percibieron una prestación por desempleo, ya sea como parados o como trabajadores en ERTE (esto supone una reducción significativa con respecto a mayo, cuando se contabilizaron más de cinco millones de perceptores). Por su parte, 147.000 autónomos recibieron una prestación por cese de actividad.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_