El petróleo tiembla ante la incertidumbre de la pandemia
LA OPEP y la Asociación Internacional de la Energía (AIE) rebajan sus previsiones de consumo de crudo de aquí a final de año
La incertidumbre sobre cómo evolucionará la pandemia en los próximos meses ha hecho que el mercado del crudo se repliegue ante una posible crisis a largo plazo. Tanto la Asociación Internacional de la Energía (AIE), como la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), han rebajado esta semana su pronóstico de demanda de crudo para lo que queda de año. Pese a que la revisión a la baja de la AIE es ligeramente más optimista, ambas cifras rodean los 90 millones de barriles diarios y devolverían la demanda mundial de petróleo a niveles de 2013.
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La incertidumbre sobre cómo evolucionará la pandemia en los próximos meses ha hecho que el mercado del crudo se repliegue ante una posible crisis a largo plazo. Tanto la Asociación Internacional de la Energía (AIE), como la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), han rebajado esta semana su pronóstico de demanda de crudo para lo que queda de año. Pese a que la revisión a la baja de la AIE es ligeramente más optimista, ambas cifras rodean los 90 millones de barriles diarios y devolverían la demanda mundial de petróleo a niveles de 2013.
“Esperamos que la recuperación de la demanda de petróleo se desacelere notablemente en la segunda mitad de 2020”, así de contundente se ha mostrado la AIE, según declaraciones recogidas por la agencia Reuters. La asociación sitúa su pronóstico de consumo de crudo en los 91,7 millones de barriles diarios en 2020 –8,4 millones menos que en 2019–, según ha publicado este martes en su informe mensual. “Estamos empezando a ver cómo la recuperación de la demanda está disminuyendo, en parte porque tenemos un resurgimiento de la pandemia en Europa”, ha resumido Neil Atkinson, directivo de la AIT, en una entrevista en Bloomberg.
El organismo dependiente de la OCDE ha rebajado sus perspectivas de demanda de petróleo en el tercer trimestre hasta los 93,7 millones de barriles por día –0,1 millones menos de lo previsto– y en el cuarto a los 96 millones por jornada –0,6 millones menos– debido al repunte de los casos de la covid-19, las medidas de confinamiento, el mantenimiento del teletrabajo y la debilidad del sector aeronáutico. Para 2021, el organismo estima que la demanda se recuperará en 5,4 millones de barriles diarios, hasta situarse en 97,1 millones.
De igual forma, la OPEP revisó este lunes a la baja sus cálculos de demanda mundial de petróleo en 2020 hasta los 90,2 millones de barriles diarios, 9,5 millones menos en comparación con 2019 y 400.000 menos de lo previsto el mes pasado, una mayor caída que la calculada por la AIE. También rebajó en la misma cantidad las expectativas de cara al año que viene. La OPEP espera que en 2021 el consumo de crudo aumente hasta los 96,9 millones de barriles diarios, 400.000 menos de lo esperado. “Dadas las considerables incertidumbres, el repunte vaticinado para 2021 no alcanzará a cubrir la demanda perdida este año y no llegará pronto a los niveles anteriores a la crisis de 100 millones de barriles diarios”, ha declarado este martes Mohammed Sanuski, secretario general de la OPEP.
Mucho mayor ha sido el batacazo que ha provocado el informe de la petrolera BP publicado este martes, que vislumbra una posible caída del consumo de petróleo de hasta el 80% en los próximos 30 años en el peor de los escenarios. En concreto, la multinacional británica augura una reducción del 10% del consumo para 2050 en el escenario Business-as-usual (BAU, si todo continúa estable), alrededor de 55% de recorte en el escenario Rapid (rápido) y llega al 80% en el Net Zero (emisiones netas cero). En estos dos últimos, la demanda nunca llega a recuperarse tras la crisis de la covid-19.
En el estudio, la petrolera atribuye la disminución de la demanda de crudo “a la creciente eficiencia y electrificación del transporte por carretera” y, en los tres escenarios, el uso del petróleo en los vehículos alcanza su punto máximo a mediados y finales de la década de 2020. Aunque en los tres contextos analizados la demanda de energía continúa creciendo por la mejora de los niveles de vida de la humanidad, el crudo –que en 2018 participó en el 90% de los traslados– se utilizará en el 80% de los transportes de 2050 para el escenario BAU, en el 40% del Rapid y solo en el 20% del Net Zero.
El mismo recorrido seguirá la dependencia de los hidrocarburos en la producción de la energía, según BP. Mientas que el crudo participó en alrededor del 85% de la generación eléctrica en 2018, lo hará entre el 65 y el 20% en 2050 en función del escenario y el aumento de la energía renovable se situará entre el 20 y el 60%.