“Los universos paralelos del mercado y la economía chocarán”
La estratega de mercados financieros Kathryn Rooney ve el regreso de los capitales extranjeros a América Latina con cautela, pero cree que en general los inversores locales son más pesimistas que los de EE UU
El 5 de marzo, Kathryn Rooney aterrizó en Medellín, donde tenía programado dar una presentación a sus clientes. Tan pronto pudo, envió un mensaje a sus colegas en Miami: “Están tomando la temperatura de todos los que llegan a Colombia y nosotros en Estados Unidos no estamos haciendo nada parecido. Creo que esto es serio”. Como Directora Gerente de la firma de inversión Bulltick, su responsabilidad es asesorar a sus clientes en América Lati...
El 5 de marzo, Kathryn Rooney aterrizó en Medellín, donde tenía programado dar una presentación a sus clientes. Tan pronto pudo, envió un mensaje a sus colegas en Miami: “Están tomando la temperatura de todos los que llegan a Colombia y nosotros en Estados Unidos no estamos haciendo nada parecido. Creo que esto es serio”. Como Directora Gerente de la firma de inversión Bulltick, su responsabilidad es asesorar a sus clientes en América Latina sobre dónde (y dónde no) poner su dinero. Bastó una semana más para caer en cuenta de que el coronavirus voltearía al mundo de cabeza, que los mercados financieros pasarían por un momento histórico y que, para América Latina, esto podría ser una fuerza desestabilizadora. Hoy, las bolsas de valores suben y suben, un efecto derivado del estímulo financiero sin precedentes de la Reserva Federal en EE UU. Mientras tanto, millones de personas en todo el mundo siguen perdiendo sus empleos, siguen sin ingresos y, en muchos casos, sin casa ni forma de procurarse alimentos.
Rooney responde al teléfono desde su casa en Florida a las 8:30 de la mañana en un lunes. Cuando habla de mercados lo hace velozmente y con la precisión de un bisturí. Cuando se trata de su afinidad por la región latinoamericana, en cambio, suaviza su tono. Cuenta que aprendió a hablar el castellano en España, pero su amor por el idioma nació en República Dominicana. Cuando estudiaba economía en la universidad pasó un verano en La Cuchilla, un lugar montañoso en las afueras de Santiago. “Sé que este es un tema común para todos los que viven experiencias así, pero realmente me cambió la vida”, recuerda con emoción. “Fue ese momento en que abres los ojos y te das cuenta del mundo en el que vives”. Desde entonces, su carrera de 18 años como estratega financiera la ha enfocado en América Latina, región por la que viaja para reunirse con fondos de pensión y aseguradoras, buscando hacer crecer su dinero.
Pregunta: ¿En qué consiste tu trabajo? ¿Cuál es tu responsabilidad más importante?
Respuesta: Ayudar a la gente a que incrementen las ganancias de su dinero, el que se ganaron trabajando duro. Esto lo hago promoviendo que los fondos de pensión o de inversión diversifiquen de manera estratégica. Mis clientes están en toda América Latina, pero mis mayores clientes están en Colombia, Chile, Perú y México. Me he enfocado en que más y más fondos de pensiones inviertan en cosas diferentes, es decir, no solo en los bonos de deuda de los gobiernos en sus países, sino también en acciones y otros instrumentos redituables que cotizan en los mercados internacionales. Mi esfuerzo no siempre es bien recibido. Tenemos algunos países que son mucho más flexibles y abiertos que otros. Perú, por ejemplo, permite a las compañías de seguros invertir un mayor porcentaje en los mercados internacionales.
De lo contrario, tienes un “sesgo de casa”, con el que terminas poniendo todos tus huevos en una sola canasta. Este no es el mejor escenario. Lo mejor es invertir tu dinero no solo en diferentes instrumentos, sino también en diferentes ubicaciones geográficas. Si miras hacia atrás en los últimos años, puedes ver que los mejores rendimientos están en mercados fuera de América Latina. Un administrador que invierte en una variedad de instrumentos beneficia a su pensionista, la persona que ha trabajado por su dinero y que quiere poner ese dinero a trabajar por sí solo. Se trata de hacer un buen nido para cuando él o ella se retiren.
P: Tú tienes los pies en dos mundos distintos. Por un lado eres estadounidense, inmersa en el mundo de los inversores en ese país. Por el otro, conoces bien la región latinoamericana y el pensamiento de los inversores en esta parte del mundo. ¿Cuál es la percepción general de América Latina?
R: Hay una diferencia muy clara y es algo muy interesante que he aprendido en mi carrera. Los inversores internacionales, principalmente estadounidenses —y esto sonará gracioso o contradictorio — tienden a ser más positivos en su percepción de países en América Latina que los mismo países latinoamericanos. Cuando voy a Brasil, cuando voy a Colombia, a Perú, a Chile o a México, nueve de cada 10 veces, los inversores locales son mucho más pesimistas, mucho más negativos en la visión que tiene de su propio país que que mis colegas de Wall Street en Nueva York, de donde soy originaria. Y eso es algo que he notado a lo largo de toda mi carrera. Que si voy a estos países latinoamericanos y hablo sobre la perspectiva estadounidense de sus países, desde una perspectiva meramente de inversión, muchas veces los locales preguntan: ¿cómo puedes decir eso sobre un país que es un desastre?
De hecho, si tú miras los flujos de dinero que están entrando del exterior a países en la región latinoamericana, te darás cuenta que los mercados financieros piensan que lo peor de esta crisis económica por el coronavirus ya pasó y ya están mirando al 2021. Están mirando más allá de todas las malas noticias y hacia el futuro, porque cuando se produce un colapso precipitado en la economía, un choque como este, el precedente histórico muestra que el rebote posterior es enorme. Entonces eso es lo que el mercado está buscando.
Para América Latina ya es muy positivo que el dólar estadounidense se haya depreciado, sobre todo para los países exportadores de commodities, o materias primas, como son Brasil y los países del Cono Sur. Creo también que es positivo que China aparentemente ya haya pasado lo peor de su propia pandemia para que la demanda de ese país crezca. China tiene la capacidad de ejecutar estímulos en una magnitud muy grande a una velocidad muy rápida para impulsar el crecimiento económico y, por lo tanto, la demanda de materias primas de los países exportadores en América Latina.
P: ¿Dirías entonces que la recuperación está por comenzar?
R: Creo que está bastante claro que estamos en una recuperación muy inestable. Mi preocupación no es que la economía caiga y se recupere en forma de “V”, sino que esto se convierta en una forma de “W” y que estemos ahora mismo en el precipicio de la tercera pata de la “W”. Pero en el caso de que yo esté equivocada, una recuperación puede ser fenomenal para los exportadores de commodities. Todo esto llevaría a inversiones en infraestructura, a un repunte en la actividad, a la construcción y la inversión, tanto privada como pública.
P: Las bolsas de valores suben y suben, tocando en algunos casos récords históricos. Mientras tanto, el desempleo continúa y las familias se quedan sin ingresos. ¿Cómo explicas esta diferencia entre el dinero que circula en los mercados financieros y la economía real?
R: Esto se debe a la cantidad de dinero que la Reserva Federal de los EE UU —el equivalente a un banco central—, ha estado inyectando en los mercados financieros. Pocos entienden realmente la magnitud de este estímulo que hemos visto en los últimos tres meses. Para que te des una idea: durante la crisis financiera de 2008, la cual llevó a una década casi pérdida en términos de crecimiento, la Reserva Federal intervino inyectándole a los mercados 85.000 millones de dólares. Durante esta pandemia, hemos visto a la Reserva Federal intervenir con 85.0000 millones de dólares en un solo día. El 2008 parece, en comparación, cosa de niños.
Esto, la Reserva Federal lo hace para mantener las tasas de interés bajas y aumentar el apetito por las inversiones. Para que los inversores sigan invirtiendo en empresas, negocios y organizaciones que ofrecen empleo y pagan salarios. Pero lo que estamos viendo es una dicotomía de locura, cuando tienes a Jeff Bezos ganando 13.000 millones de dólares en un día, a Wall Street alcanzando nuevos récords. Los ricos haciéndose más ricos y los pobres igual de pobres. Y yo ligo todo esto con lo que está haciendo la Reserva Federal. La Fed ha tenido este plan para abordar la situación, por un lado apuntalando a Wall Street y, por otro lado, en ayudas a la población en general. El problema aquí es que el desplazamiento de ayudas a la población en general ha sido un desastre. Mientras su apoyo a Wall Street ha sido muy exitoso.
Creo que esta divergencia, esta desigualdad en los ingresos, hará que estos dos universos paralelos entre los mercados y la economía choquen. Se verá en presión política. Creo que verás más populismo en el horizonte, tanto de derecha como de izquierda. Y creo que esto unirá a ambos segmentos del espectro político.
P: ¿América Latina se puede ver afectada por esto?
R: Sí. Esos flujos de los que hablábamos antes, el regreso de los capitales extranjeros que estamos viendo, tienen un lado complicado. Muchas de estas inversiones entrando a mercados emergentes vienen de inversores en EE UU, motivados por la confianza que genera el enorme estímulo de la Fed. Pero la Fed debe también contener la inflación y este estímulo tan grande pudiera generar, a la larga, un incremento en la inflación. En ese momento la Fed tendrá que subir tasas, una acción contraria a la actual, lo que va a apreciar el dólar, lo que va a quitar el atractivo a los mercados emergentes, como los países en América Latina. Si los capitales que entraron a América Latina son solo capitales especulativos, o hot money, estos podrían revertir su curso. Eso sería una fuerza desestabilizadora para la región.