Premo lo fía todo a su magnetismo
El grupo industrial malagueño, que factura 42 millones y tiene como socio al Reino de Baréin, ve trastocados sus planes de crecimiento
¿Qué tienen en común la realidad aumentada, la recarga de vehículos eléctricos o que el coche se abra de forma automática cuando nos acercamos a él? Parecen campos muy alejados unos de otros, pero no: todas son aplicaciones avanzadas del magnetismo, campo en el que el Grupo Premo lleva trabajando desde el año 1962. Con sede en Málaga, la firma crea cada año millones de pequeñas antenas y minúsculos dispositivos que se integran en componentes con los que interactuamos diariamente. Desde las llaves del monovolumen al teléfono móvil, equipos médicos o máquinas de soldadura. BMW, Renault, Tesla, B...
¿Qué tienen en común la realidad aumentada, la recarga de vehículos eléctricos o que el coche se abra de forma automática cuando nos acercamos a él? Parecen campos muy alejados unos de otros, pero no: todas son aplicaciones avanzadas del magnetismo, campo en el que el Grupo Premo lleva trabajando desde el año 1962. Con sede en Málaga, la firma crea cada año millones de pequeñas antenas y minúsculos dispositivos que se integran en componentes con los que interactuamos diariamente. Desde las llaves del monovolumen al teléfono móvil, equipos médicos o máquinas de soldadura. BMW, Renault, Tesla, BYD, Facebook, Google y Amazon están entre sus clientes, repartidos por todo el planeta.
La firma facturó 42 millones de euros en 2019, 8 menos que en 2018, un descenso que se justifica en la caída de la industria automovilística. También el año pasado, su resultado bruto de explotación (ebitda) se acercó a los 9 millones. En 2020 planeaban aumentar un 25% todas sus cifras, pero la crisis sanitaria ha recortado las previsiones. “Con suerte, nos quedaremos en 38 o 40 millones de facturación y unos 6 o 7 de ebitda”, dice su consejero delegado, el antequerano Ezequiel Navarro. El pasado verano, Mumtalakat, fondo soberano del Reino de Baréin, adquirió una parte “minoritaria pero significativa” de la firma. “Creemos firmemente que Grupo Premo tiene el potencial para convertirse en líder del sector magnético de potencia, manteniendo su sólida posición en el sector automotriz”, afirmaba entonces el consejero delegado de Mumtalakat, Mahmood H. Alkooheji.
Sus instalaciones principales se encuentran en el malagueño Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Un discreto edificio gris que oculta en su interior a un equipo de medio centenar de físicos, matemáticos, ingenieros y profesionales de otras disciplinas que son solo la punta de lanza de una compañía con 1.400 trabajadores repartidos por varios continentes. Además de Málaga y Barcelona, Grupo Premo tiene fábricas y centros de I+D en Francia, Marruecos, Corea del Sur, Estados Unidos, China, Vietnam y Alemania, donde abrieron hace poco más de un año y ya trabajan con grandes firmas como Bosch o Daimler.
La empresa, especializada en aplicar el magnetismo a la electrónica, sufre la pandemia desde el mes de enero, cuando China se paralizó por la covid-19. La reapertura de sus instalaciones en aquel país estuvo sujeta a una serie de requisitos impuestos por el Gobierno asiático, entre los que se encontraban el cambio de mascarillas varias veces en cada turno de trabajo o la separación de los puestos de trabajo para mantener la distancia interpersonal. Desde entonces, aplicaron las medidas a todas sus sedes de manera voluntaria y no han parado de trabajar, buena parte, desde casa. No han aplicado ni un solo expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) y, además, sus empleados en España pusieron el hombro para ayudar a multiplicar la fabricación de respiradores en un proyecto coordinado por el Ministerio de Industria y el apoyo de la patronal tecnológica Ametic.
Cada año, Grupo Premo desarrolla unas seis patentes nuevas para seguir sumando al centenar largo que acumula. Solo durante el estado de alarma han florecido cinco patentes nuevas. “La motivación de la plantilla ha sido increíble para buscar soluciones a nuevos problemas y nuevos clientes”, afirma Navarro. La incomparecencia de la competencia, “que estaba sin trabajar”, les ha permitido ganar mercado. Según el directivo, en los últimos meses han conseguido formar parte de proyectos tecnológicos por valor de 40 millones de euros junto a sus socios locales en países como Alemania.
Reducción del calor
El mayor bocado se lo han dado al sector en el que más crecen: el vehículo eléctrico. En parte gracias a Coolmag, un material a base de nanopartículas minerales y polímeros que permite reducir el calor de una manera veloz. “Cuanto más rápido y potente quieres cargar un coche eléctrico, más sube la temperatura. Y esta tecnología permite reducirla ágilmente y de manera más segura”, explica el directivo. Como consecuencia, se agiliza la transmisión de energía y se reducen los tiempos de recarga, aspectos clave para la nueva generación de coches eléctricos de 800 voltios que la industria pretende producir de forma masiva a partir del próximo año.
De manera paralela, el equipo de innovación sigue trabajando en otras dos grandes líneas. La primera es la realidad aumentada, especialmente solicitada por las grandes empresas de Silicon Valley para sus gafas, móviles y otros dispositivos móviles. “Hay empresas americanas y chinas que quieren llevar esta tecnología al gran público”, subraya Navarro, consciente de la oportunidad de negocio. Uno de sus proyectos se enmarca en el campo sanitario, con unas gafas que incorporan los datos y estudios del paciente para que el cirujano pueda ver con ellas no solo lo que tiene delante, también el interior de la persona y afinar mucho más su trabajo. La segunda línea es la inclusión de sensores en robots, especialmente en el sector logístico y centros de almacenaje, mejorando la comunicación entre ellos y los seres humanos para trabajar de manera más colaborativa y segura.
Pasear por las instalaciones del Grupo Premo se parece a visitar el futuro, pero también tiene un sabor al pasado al recordar algunos de los servicios que han ofrecido y que han pasado inadvertidos. Ayudaron al cambio de la peseta al euro gracias a que su tecnología detecta las alteraciones que producen las aleaciones de metales y las dimensiones de cada moneda al pasar por un campo magnético, así que muchos teléfonos públicos de Telefónica o las máquinas recreativas de Cirsa lo incorporaron. Otro dispositivo de oro y cerámica facilitó el desarrollo de la telefonía GSM en Nokia y numerosos vehículos de diversos fabricantes incluyen sensores como el que alerta de la pérdida de presión en los neumáticos. “Tendemos a pensar que todo eso se fabrica en China o Alemania, pero no, lo hace un equipo malagueño”, sentencia su consejero delegado.
Lecciones
El ingeniero técnico Ezequiel Navarro llegó a Grupo Premo como becario en 1995 y desde octubre de 2006 es su consejero delegado. Dicharachero, le sobra energía para hablar de ideas e innovación y compara el Parque Tecnológico de Andalucía con Silicon Valley. Está acostumbrado a viajar semanalmente a distintos puntos de Europa y mensualmente por diferentes continentes. El cierre de fronteras por el confinamiento le ha permitido pasar más tiempo que nunca en casa, periodo en el que ha estado obsesionado con la idea de que su empresa no pierda liquidez. “Cada crisis es diferente a la anterior, pero hemos aprendido que lo básico es disponer de liquidez y, que lo más importante es salvar a las personas. A partir de ahí las compañías son capaces de vivir”, asegura, contento de haber conseguido financiar la caja necesaria para dimensionar la compañía en cualquiera de los escenarios, del mejor al peor posible. “De aquí vamos a salir mejores si cuidamos a nuestro talento”, insiste Navarro.