Columna

Del apetito por el riesgo a la cautela

Los mercados de dan de bruces con la realidad en 2018

Es temprano para hacer balance del año pero todo indica que 2018 habrá sido el año en que los mercados financieros se dieron de bruces con la realidad. En 2017 dominó un tono muy positivo en los mercados, por una combinación de factores que configuraron un entorno global muy favorable: el crecimiento mundial se mantenía robusto y las condiciones de financiación resultaban todavía muy acomodaticias. Este contexto propició una sensación de seguridad -avalada por un entorno de liquidez tan abundante como inusual- que animó a los inversores a explorar alternativas de inversión para conseguir una r...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Es temprano para hacer balance del año pero todo indica que 2018 habrá sido el año en que los mercados financieros se dieron de bruces con la realidad. En 2017 dominó un tono muy positivo en los mercados, por una combinación de factores que configuraron un entorno global muy favorable: el crecimiento mundial se mantenía robusto y las condiciones de financiación resultaban todavía muy acomodaticias. Este contexto propició una sensación de seguridad -avalada por un entorno de liquidez tan abundante como inusual- que animó a los inversores a explorar alternativas de inversión para conseguir una rentabilidad extra que ya no ofrecían los activos más seguros. Como consecuencia, el apetito por el riesgo se intensificó, lo que se materializó en un flujo masivo de capitales hacia fondos que invierten en renta variable y mercados emergentes.

Hay una marea de fondo que demuestra que el entorno en 2018 es menos benévolo. En primer lugar, los bancos centrales de Europa y EE UU siguen firmes en su proceso de normalización. En Europa, el BCE dejará de inyectar liquidez en el sistema y pondrá fin al programa de compra de activos, después de cuatro años. En EE UU, la Reserva Federal subirá otros 25 puntos básicos los tipos de interés en diciembre, 100 puntos básicos en el conjunto del año. Lo que, unido a un dólar más fuerte, ha supuesto un endurecimiento significativo de las condiciones financieras globales. En segundo lugar, el ciclo económico mundial ya da las primeras señales de desaceleración, más claras en China y en Europa, mientras que en EE UU podrían hacerse más evidentes el próximo año. Y, por último, están los factores de riesgo latentes que amenazan el escenario global. Entre ellos destacan las tensiones comerciales entre EE UU y China, o la incertidumbre en Europa asociada a Italia y al Brexit, elementos que no parece que vayan a disiparse pronto y que seguramente pasarán factura al crecimiento.

La recomposición de los flujos de cartera y los movimientos recientes en los precios de los activos financieros así lo avalan. Los flujos de fondos están registrando salidas moderadas tras un 2017 marcado por entradas masivas de capitales. En los meses recientes algunos mercados ya han registrado turbulencias. Primero en los mercados emergentes, perjudicados por las subidas de tipos de interés globales y la apreciación del dólar. Si bien en esta ocasión, se han mostrado más resistentes dado que los inversores han diferenciado claramente, penalizando a los más vulnerables. Más recientemente, los mercados desarrollados también han sufrido fuertes caídas en sus índices bursátiles, aunque en perspectiva, parece un ajuste a valoraciones más consistentes con tipos de interés más altos y mayor percepción de riesgo global.

Los mercados están transitando del optimismo, en algunos casos incluso complacencia, a la cautela, alineándose así con un entorno económico más incierto.

Sonsoles Castillo y Juan Navarro, de BBVA Research

Archivado En