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El inversor más temeroso

El ahorrador español privilegia carteras poco arriesgadas, herencia de la alta bancarización

No hay vía de fuga: los tipos están por los suelos y la volatilidad aturde los mercados. Guste o no, para obtener rentabilidad es imprescindible asomarse hacia nuevos horizontes con algo de riesgo. Pero no es tan fácil: el legado de los depósitos, que hace solo un lustro ofrecían hasta un jugoso 4%, junto con la elevada presencia de la banca en la comercialización de productos financieros, han dejado huella entre los inversores españoles. Incluso aquellos que se hayan atrevido a meter su dinero en productos con mayor riesgo, siguen enseñando su cara más tradicional.

Oficinas del BME, el gestor de la Bolsa española, en la localidad de Majadahonda (Madrid).  Claudio Álvarez

“España es uno de los países más conservadores por tradición”, mantiene Sophie del Campo, directora general para Iberia, Latinoamérica y US Offshore de la gestora francesa Natixis Global AM. “Ahora”, señala, “el principal problema es tener retornos positivos decentes en el mundo de la renta fija”. La firma francesa acaba de publicar su Barómetro de Carteras Españolas, relativo a las tendencias de inversión el último trimestre, del que emerge que ...

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“España es uno de los países más conservadores por tradición”, mantiene Sophie del Campo, directora general para Iberia, Latinoamérica y US Offshore de la gestora francesa Natixis Global AM. “Ahora”, señala, “el principal problema es tener retornos positivos decentes en el mundo de la renta fija”. La firma francesa acaba de publicar su Barómetro de Carteras Españolas, relativo a las tendencias de inversión el último trimestre, del que emerge que las estrategias de los inversores españoles están condicionadas por un horizonte cortoplacista y un perfil muy poco arriesgado.

De acuerdo con los resultados del estudio, que distingue entre carteras conservadoras, moderadas y agresivas a partir del análisis de 151 estrategias perfiladas y gestionadas por las 21 principales firmas de gestión patrimonial de España, la primera categoría copa el 75% de los volúmenes invertidos. De los casi 3.000 millones de flujos de entrada de dinero en fondos en el cuarto trimestre de 2015, más de 2.000 acabaron en el segmento más prudente, detalla el informe.

Víctor Alvargonzález, director de estrategia de la gestora de inversiones Tressis, confirma que, actualmente, la composición de las carteras es “conservadora en general”. Y no se trata solo de una cuestión de cultura financiera. “Tiene toda su lógica que, en estos tiempos, la actitud sea más prudente: es por una menor aversión al riesgo, pero influye también por la elevada volatilidad que han experimentado los mercados financieros en los últimos 12 meses”, justifica.

La coyuntura internacional, marcada por el desplome de los emergentes, las fuertes turbulencias en la Bolsas china y las decisiones de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal (Fed), mantiene a los gestores atentos y a los mercados intranquilos. “La incertidumbre es real, estamos en un momento de falta de visibilidad: es como si hubiéramos pasado de un camino recto a uno con curvas”, contextualiza el analista de Tressis.

En renta variable, los inversores españoles llevan tiempo sobreponderando Europa frente a Estados Unidos. Esta actitud en parte se explica con un sesgo doméstico, pero encuentra su razón de ser sobre todo en el comportamiento del mercado norteamericano y en la política de expansión monetaria inaugurada por el BCE hace ya más de un año.

Fernando Luque, analista de Morningstar, confirma que la preferencia por Europa coincide con “el consenso” del mercado. “Hay diferencias importantes con la renta variable estadounidense, que ha crecido de manera ininterrumpida en los últimos siete años; ahora, mientras la Fed está retirando dinero del mercado, se espera que la acción del BCE ayude a la economía europea y al euro”, detalla el experto.

“Todo se basa en una expectativa de mejora de la macroeconomía europea y, con ella, de los resultados de las empresas”, confirma José María Luna, director de análisis y estrategia de inversión de la empresa de asesoramiento financiero independiente Profim. Sin embargo, existen riesgos que no hay que infravalorar, advierten los analistas. “Hay problemas que no son estrictamente financieros, como un posible Brexit o la actual falta de Gobierno en España: estas circunstancias hacen que haya mucha incertidumbre, que es lo que produce volatilidad”, comenta José Miguel Maté, miembro de la junta de EFPA España.

Los analistas también hacen hincapié en que la decisión del BCE de comprar deuda privada de alta calidad está avalando la apuesta de los inversores por el crédito corporativo por encima de una deuda gubernamental que poco o nada ofrece. Por otro lado, se intentan paliar los bajos retornos de la renta fija aumentando el peso de los fondos high yield, o bonos de alto rendimiento, en la distribución de los activos. “Son inversiones que sufrirían mucho más en un entorno complicado, al tener mayor riesgo de quiebra y de impago”, avisa Luque, “pero no creemos que vaya a haber una recesión, aunque hay que ser prudentes”, matiza Maté.

Fondos flexibles

Otra de las maneras para equilibrar la rentabilidad de las carteras es el uso, cada vez más frecuente, de los fondos flexibles, que adaptan su composición en función de las fluctuaciones de los mercados, y el aumento de las inversiones alternativas, en particular de los fondos de retorno absoluto. “Las carteras están bien perfiladas y se nota un movimiento hacia una mayor rentabilidad esperada”, comenta Juanjo González de Paz, consultor de Natixis Global AM.

Los inversores españoles se muestran preocupados por la evolución de los tipos de interés, lo que se traduce “en una selección de fondos de renta fija de vencimientos más cortos, un mayor riesgo de crédito [deuda corporativa] y mandatos flexibles que permitan ajustar la duración”, detalla el análisis de Natixis Global AM. Los ahorradores españoles, por tradición y por falta de educación financiera, no son inversores de largo plazo. “También la guerra del pasivo de los bancos, que consistía en dar un interés extra para atraer a los clientes, frenó una cierta mejora en la aversión al riesgo”, señala Alvargonzález. Luna corrobora que “la escasa cultura en una gran parte de la red comercial de las entidades bancarias, en asesorar a sus clientes”, ha marcado su actitud hacia las inversiones.

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