La morosidad en la banca vuelve a subir en septiembre y alcanza el 10,7%

El incremento de los créditos morosos marca un nuevo récord, aunque frena su aumento

El volumen de créditos morosos en las carteras de las entidades financieras volvió en subir en septiembre hasta marcar un nuevo récord en el 10,7% del total de sus préstamos, según ha informado este lunes el Banco de España. El nivel que ha alcanzado la tasa de mora en el último mes es el más alto desde que el supervisor empezó a recoger estos datos en 1962. No obstante, tras 17 meses consecutivos al alza por el persistente deterioro e...

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El volumen de créditos morosos en las carteras de las entidades financieras volvió en subir en septiembre hasta marcar un nuevo récord en el 10,7% del total de sus préstamos, según ha informado este lunes el Banco de España. El nivel que ha alcanzado la tasa de mora en el último mes es el más alto desde que el supervisor empezó a recoger estos datos en 1962. No obstante, tras 17 meses consecutivos al alza por el persistente deterioro económico y el imparable incremento del paro, la tasa de mora frena ligeramente su ritmo de aumento con un avance de 18 décimas, menos de la mitad que el salto registrado entre julio y agosto.

La morosidad de la banca ha sumado en septiembre su tercer mes por encima del 10%, pero lleva subiendo con fuerza desde que, en junio, el Gobierno decidió pedir el rescate y sometió al sector a un proceso de auditorías y pruebas de resistencia para conocer sus necesidades reales de capital. Al final del mismo, el Ejecutivo ha concluido que el conjunto de las entidades precisan 54.000 millones. Del total, 46.000 millones corresponden a las nacionalizadas Bankia, NCG, Catalunya Caixa y Banco de Valencia. Sin embargo, el análisis también movió a los afectados a reclasificar crédito y poner orden en sus cuentas, lo que desembocó en un trasvase de créditos a la cartera de morosos y obligó a reforzar las dotaciones.

Por este motivo, los bancos y las antiguas cajas también han ido aumentado en paralelo al alza de la tasa de mora el saneamiento de créditos dañados, lastrando aun más su ya de por sí reducidos márgenes de negocio. A este respecto, septiembre no fue una excepción y la dotación para provisiones aumentó en mayor medida que los créditos morosos al crecer en 5.500 millones, unos 750 millones más del esfuerzo realizado en agosto, hasta un total de 112.263 millones.

Ahora, con la puesta en marcha del banco malo, las entidades que más dificultades tienen con estas inversiones esperan poder traspasar los créditos dañados a la sociedad que se encargará de asumir y gestionar estos activos tóxicos vinculados al ladrillo.

En cuanto a la financiación, los datos del organismo muestran que, en septiembre, los bancos tenían 182.226 millones de euros en la cartera de créditos impagados y dudosos, también un máximo histórico. Frente a este volumen de préstamos, el total del crédito volvió a superar los 1,7 billones de euros al aumentar en 3.013 millones entre agosto y septiembre tras el mal dato de agosto, mes en el que la concesión de créditos registró su peor mes desde 2003, cuando arrancan las estadísticas comparables.

Este repunte de poco más de 3.000 millones es, en cualquier caso, muy exiguo y, de hecho, es el avance mensual más bajo registrado en los últimos dos años. Además, se debe exclusivamente a que ha aumentado la adquisición temporal de activos por las que un inversor compra un paquete de préstamos y se compromete a revenderlo posteriormente. Estas operaciones no tienen nada que ver con la financiación a empresas y familias, que sigue a la baja. De hecho, los créditos a las empresas prácticamente se mantuvieron y el dinero concedido para hipotecas bajó en 7.112 millones.

Asimismo, pese a la mejora de septiembre, el balance del crédito a lo largo del último año sigue arrojando una caída de más de 87.000 millones de euros, lo que representa un descenso del 4,86%. Este recorte del crédito se debe a que, por un lado, las entidades no encuentran financiación salvo en la ventanilla de liquidez del BCE y, por el otro, en que la demanda de las familias y empresas no remonta ante el envite de la crisis. En cuanto a sus efectos, además de poner freno a la recuperación, las restricciones al crédito restringen aun más los márgenes de donde las entidades sacan sus beneficios, ya que dar préstamos constituye su principal negocio. Otro factor de presión sobre los resultados es el reavivamiento de la conocida como guerra del pasivo. Para captar el ahorro de los clientes, las entidades, sobre todo los bancos, ofrecen una rentabilidad superior al 4% en algunos casos por los depósitos.

Con vistas al futuro, el sector sigue con atención las negociaciones entre los partidos políticos para frenar los desahucios y poner en marcha una posible reforma de la ley. Según ha advertido el presidente de la Asociación Española de Banca, Miguel Martín, el sentido de la reforma debe ser el de facilitar el resurgir del crédito hipotecario. El consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, ha explicado que si los cambios en la norma afectan a las titulaciones hipotecarias —paquetes de créditos con garantía inmobiliaria que las entidades luego venden a inversores— se pondría en riesgo la financiación del sector. Y si la banca no encuentra crédito para ella, tampoco lo habrá para las familias y empresas o será en peores condiciones.

Guardiola, además, ha reconocido que la subida de la morosidad es en realidad un ejercicio de reconocimiento de créditos dudosos, consecuencia de las pruebas de resistencia.

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