Propiedades

Martinsa-Fadesa: el riesgo de comprar firmando letras de cambio

Clientes de la promotora en concurso tendrán que pagar 30.000 euros por una parcela que nunca tendrán

Hace cuatro años, medio centenar de familias de distintos puntos de España compraron a Martinsa-Fadesa parcelas en Ulea (Murcia), donde iba a levantarse una urbanización con dos campos de golf y un hotel. Para adquirirlas, por unos 50.000 euros, firmaron letras de cambio. El pago de la última, de 30.000, estaba condicionado por contrato a que se les entregara el terreno. Aunque nunca obtendrán la parcela, tendrán que pagar la letra.

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Hace cuatro años, medio centenar de familias de distintos puntos de España compraron a Martinsa-Fadesa parcelas en Ulea (Murcia), donde iba a levantarse una urbanización con dos campos de golf y un hotel. Para adquirirlas, por unos 50.000 euros, firmaron letras de cambio. El pago de la última, de 30.000, estaba condicionado por contrato a que se les entregara el terreno. Aunque nunca obtendrán la parcela, tendrán que pagar la letra.

"En 2006 compramos a Fadesa parcelas de unos 500 metros que iban a estar en torno a un futuro campo de golf en Ulea, a 20 kilómetros de Murcia capital y a cuatro del pueblo. La forma de pago no era negociable" cuenta A. S., uno de los afectados. "Firmamos letras de cambio por unos 1.300 euros mensuales, más una última letra de 30.000 cuyo pago estaba supeditado a que nos dieran la parcela urbanizada. Contábamos con pagarla con una hipoteca ya que íbamos a pedir un crédito como autopromotores para hacernos una vivienda que también nos edificaría Fadeas", añade.

Tres meses antes de la fecha de entrega de las parcelas, parte del suelo rústico fue vendido al Santander sin notificarlo
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Cuando la promotora entró en procedimiento concursal, a pesar de que no se había iniciado obra alguna, los afectados siguieron pagando las letras. Antes de la fecha fijada para el pago de la de 30.000 euros la abogada de parte de los afectados solicitó reiteradas veces que no se pasaran las letras al cobro a sus clientes. Tanto fuentes de Martinsa-Fadesa como los administradores concursales dejaron claro que las letras firmadas hay que pagarlas.

Para evitarlo, hubiera bastado con que Martinsa-Fadesa hubiese anotado "No a la orden" en las letras. Esto habría impedido que los efectos bancarios pudieran ser transmitidos (endosados) para su cobro a un tercero. Ahora las letras están en manos de entidades bancarias que pueden reclamar su cobro durante cinco años. Y alguna las está reclamando ya y con intereses. ¿Desconocen tal claúsula? "No conozco ningún banco que en un descuento de letras no exija la presentación del contrato que las dé causa. Lo contrario sería una falta imperdonable de profesionalidad bancaria", indica el notario José Ignacio Navas Olóriz. De demostrarse tal conocimiento, abriría una línea de defensa. Hasta entonces, María Jesús Puga, de Iure Abogados, defensora de 30 de ellos, indica que "nuestra esperanza es que el juez del procedimiento concursal (al ser la fecha de entrega de la parcela posterior a la del concurso), reconozca sus créditos "con cargo a la masa", lo que significa que les podrían pagar ya. Con ese dinero podrían afrontar el pago de la letra más intereses cuando Banesto la reclame en los juzgados.

Al haber calificado los administradores su crédito como "ordinario" no se les ha devuelto el dinero, "tendrán que esperar, y de recibir algo es probable que sea con un gran descuento y dentro de varios años", indica la abogada.

Sea como sea, el resultado es que algunos afectados que compraron a nombre de sus pequeñas empresas se ven abocados al cierre por falta de liquidez y porque, convertidos en morosos, se les niega todo crédito. Para quienes compraron a título propio no es menor el drama. "Ahora Banesto nos pide 30.000 euros más intereses por un lado, mientras que en el procedimiento concursal quizá no recuperemos ni esa cantidad", se teme otro afectado.

Por otra parte, en abril de 2009, tres meses antes del plazo en que la empresa tenía que entregar las parcelas, parte de este suelo rústico fue vendido a Altamira Santander Real Estate, sin notificárselo a los afectados.

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