Obama insiste en Indonesia en la necesidad de acercarse al islam

El presidente de EE UU critica a Israel por ampliar colonias en Cisjordania

Desde Indonesia, la mayor nación islámica del mundo, el país en el que pasó parte de su infancia y donde aprendió a convivir personalmente con la cultura musulmana, aunque nunca profesó esa religión, Barack Obama intenta lanzar un nuevo mensaje de concordia entre credos que en ocasiones parecen condenados a un conflicto de civilizaciones. En su caso, teniendo en cuenta la leyenda negra que su paso por este país ha provocado en torno a su figura, este es un mensaje también de esclarecimiento de su propia biografía.

El presidente norteamericano se dirigirá hoy de nuevo al mundo islámico, ...

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Desde Indonesia, la mayor nación islámica del mundo, el país en el que pasó parte de su infancia y donde aprendió a convivir personalmente con la cultura musulmana, aunque nunca profesó esa religión, Barack Obama intenta lanzar un nuevo mensaje de concordia entre credos que en ocasiones parecen condenados a un conflicto de civilizaciones. En su caso, teniendo en cuenta la leyenda negra que su paso por este país ha provocado en torno a su figura, este es un mensaje también de esclarecimiento de su propia biografía.

El presidente norteamericano se dirigirá hoy de nuevo al mundo islámico, año y medio después de su célebre discurso de El Cairo, con intención de revitalizar la propuesta que hizo entonces para "un nuevo comienzo" de las relaciones con Occidente, distorsionadas y degradadas por el surgimiento del terrorismo confesional. Poco ha cambiado, en realidad, desde aquella fecha. La popularidad de Obama ha caído entre los musulmanes y la frustración es el sentimiento que ha prevalecido con el paso del tiempo.

Obama no visitó la casa de su infancia ni a los familiares que dejó en el país

Obama no cree, sin embargo, que haya sido un trabajo inútil y está dispuesto a perseverar. "Nuestros esfuerzos han sido honestos y continuos. No hemos derribado todos los prejuicios, pero estamos en el camino correcto", manifestó el presidente. "Estamos construyendo puentes y ampliando nuestra comprensión con el fin de que todas nuestras relaciones con los países musulmanes no se limiten a los problemas de seguridad", añadió.

Obama intentará aportar en su discurso de hoy nuevas ideas, nuevos canales sobre los que concretar algunas iniciativas, a fin de que el esfuerzo no se limite al terreno de la oratoria, válido en 2009, pero insuficiente hoy. Los musulmanes están pidiendo pruebas de que las palabras de Obama pueden transformarse en hechos. Confían en su buena voluntad, pero no en su capacidad para cumplir sus promesas.

El problema palestino-israelí es, como siempre, el botón de muestra. Obama se ha convertido en los últimos meses en un fiero promotor del diálogo por la paz. Ha presionado al Gobierno israelí como pocos presidentes lo han hecho antes, especialmente para que congele la construcción en los asentamientos en los territorios ocupados. Pero nada ha dado resultado. Los israelíes han reanudado las construcciones, y ayer mismo el presidente norteamericano tuvo que criticar esa decisión -"esta clase de actividades no ayudan", dijo- y lamentar que "las partes no estén haciendo el esfuerzo extra que se requiere para avanzar".

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Pero la culpa de la inestabilidad de los puentes que Obama pretende tender con el mundo islámico no está solo en un lado de la pasarela. También en el otro lado, en Estados Unidos, algunos sectores tratan permanentemente de minar los esfuerzos de la Casa Blanca. El mejor ejemplo es la polémica en torno a la supuesta confesión islámica a la que Obama se habría adherido durante su paso por esta ciudad, una polémica recrudecida después de que el presidente reconociera el derecho a la edificación de una mezquita en Manhattan cerca de la zona cero.

Obama ha llegado a Indonesia a la defensiva por culpa de ese debate. "No venimos a hablar del pasado sino del futuro", declaró durante la conferencia de prensa. Para certificarlo, el presidente evitó visitar la casa en la que vivió aquí entre 1967 y 1971 con su madre y su padrastro indonesio. Tampoco quiso tener contacto con sus compañeros de aquellos años ni con los familiares que dejó aquí.

El presidente norteamericano estudió en Yakarta en dos colegios distintos, ninguno islámico. Uno era un centro católico privado y el otro una escuela pública a la que acceden estudiantes de distintas confesiones. En ningún momento, como se ha dicho en Estados Unidos, realizó estudios del Corán ni, por supuesto, adquirió la nacionalidad indonesia ni la religión islámica. Durante sus años en Chicago acudía frecuentemente a una iglesia protestante. Ahora, en Washington, no está inscrito en ninguna iglesia pero ha hecho insistente manifestación de su fe cristiana.

Obama recibe del líder de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, una carta dirigida a la madre del presidente de EE UU.REUTERS

"No tenemos intención de contener a China"

Barack Obama intentó ayer tranquilizar a China sobre las intenciones últimas de esta gira por Asia, particularmente de su propuesta para que India sea aceptada como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y aseguró que "Estados Unidos no tiene intenciones de contener a China".

"Queremos el progreso y la prosperidad de China, creemos que una China próspera se corresponde con el interés de todo el mundo", declaró el presidente norteamericano en una conferencia de prensa en Yakarta, tratando de salir al paso de algunas versiones que interpretan el apoyo dado a India como un paso de una estrategia para hacer contrapeso al poder creciente de Pekín.

Toda esta gira, en realidad, ha sido vista desde el primer momento con suspicacia por parte del Gobierno chino. Obama va a recorrer los cuatro principales aliados de Estados Unidos en Asia -India, Indonesia, Corea del Sur y Japón-, que son también los cuatro países que, por razones históricas y territoriales, más miedo tienen del expansionismo chino y más desean una presencia norteamericana en la región.

En el caso de India, un rival tradicional de Pekín, su crecimiento económico y poblacional amenazan con arrebatarle en algún momento a China su posición como la segunda economía mundial y la mayor de Asia. China se ha opuesto siempre a la pretensión india de ocupar un asiento como miembro permanente en el Consejo de Seguridad y se encuentra ahora, tras el apoyo dado por Obama, ante una situación comprometida que hubiera preferido evitar.

El presidente norteamericano se ha encargado, además, durante su recorrido de elogiar repetidamente las condiciones de la democracia en India -que se repiten en los otros países que visita-, en contraposición al régimen totalitario que gobierna el mayor gigante asiático, donde la reciente concesión del Premio Nobel de la Paz al disidente preso Liu Xiaobo ha vuelto a poner en evidencia la deficiente situación de los derechos humanos.

Todo esto se produce en medio del creciente malestar en EE UU por la insistencia china en no devaluar su moneda, lo que perjudica gravemente a las exportaciones norteamericanas. El Gobierno chino se ha defendido criticando a su vez la decisión de la pasada semana de la Reserva Federal norteamericana de inyectar en la economía 600.000 millones de dólares para acelerar el crecimiento. Pekín considera esa medida como otra forma de devaluar artificialmente la moneda.

Obama defendió en Nueva Delhi la decisión de la Reserva Federal, de la que dijo que, aunque se trataba de una medida adoptada por una institución independiente sobre la que la Casa Blanca no ejerce ningún control, "todo lo que sirva para revitalizar la economía norteamericana resulta positivo para favorecer el crecimiento en el resto del mundo".

Obama intentará calmar las tensiones surgidas con China en la cumbre del G-20 que comienza mañana en Seúl, pero algunos de los mensajes lanzados a China en esta gira no se explican únicamente por desencuentros puntuales. El presidente norteamericano ha repetido que su apuesta por India es estratégica y ha asegurado que esa será la alianza que "defina el siglo XXI".

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