Reportaje:

Música alternativa que se puede pintar

El festival Espacio Fringe se adentra en los nuevos sonidos y su interacción con otras artes - El Auditorio Tierno Galván acogerá conciertos hasta el 8 de agosto

Un tambor, un trazo. Unos acordes de piano, una línea. Una sonata de violín, un coche. Daniel Merlín pinta en el escenario los sonidos que RMM Trío entona. Un ejercicio de sinestesia a ritmo de folk, percusión y electrónica que anoche sirvió de presentación del Espacio Fringe. Desde su base de operaciones, en el Auditorio del parque Enrique Tierno Galván, el minifestival propone, hasta el domingo 8 de agosto, jornadas de conciertos alternativos.

"Estábamos por el parque y hemos oído música. Nos hemos acercado y hemos descubierto el escenario", cuenta Adrián Lorenzo, 20 años, desde una d...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Un tambor, un trazo. Unos acordes de piano, una línea. Una sonata de violín, un coche. Daniel Merlín pinta en el escenario los sonidos que RMM Trío entona. Un ejercicio de sinestesia a ritmo de folk, percusión y electrónica que anoche sirvió de presentación del Espacio Fringe. Desde su base de operaciones, en el Auditorio del parque Enrique Tierno Galván, el minifestival propone, hasta el domingo 8 de agosto, jornadas de conciertos alternativos.

"Estábamos por el parque y hemos oído música. Nos hemos acercado y hemos descubierto el escenario", cuenta Adrián Lorenzo, 20 años, desde una de las gradas y acompañado de cuatro amigos. Muchos de los asistentes no habían oído hablar de los conciertos, pero a medida que el sol desaparecía acompañado de los sonidos experimentales del grupo, la gente iba llenando el auditorio.

Después de bailar tres canciones, Miguel, de siete años, señala un gran lienzo sobre el escenario: "¿Pero cómo va a seguir pintando si ya está lleno?", se pregunta en alto el niño. A medida que los sonidos folk del grupo se acentuaban, el paisaje que aparecía en el tapiz de Daniel Merlín transmutaba. Por donde antes se deslizaba un coche, aparece ahora una cara con la mirada perdida. "La propuesta tiene un toque de arte que me encanta, pero lo más placentero de todo es poder estar viendo esto al aire libre, sin pagar un duro, y con los pies en el césped", comenta Matías Zanotti, 29 años. Como la cita forma parte de los Veranos de la Villa, concretamente del área callejera del certamen, todos los conciertos son gratis.

La idea fringe (marginal o raruno en inglés) surgió en Edimburgo en 1958 como una respuesta a la música comercial. Con esa inspiración Ernesto Schmid, músico "de 40 años y con mucha práctica" propuso la idea al Ayuntamiento de Madrid. La aceptaron y le otorgaron 20.000 euros de presupuesto, cerca de un 10% de lo que manejan los Veranos de la Villa. "Ninguno de los grupos son conocidos, se mueven en el panorama más alternativo. No cobran pero sacan en especias, porque tocar en un escenario como este es muy interesante", continúa Schmid, que desde la web Openmusic.es buscó los grupos que conforman el cartel.

Un quinteto electroacústico, Inesperado, toca esta noche. Mañana Suka, tres mujeres que apuestan por el trip-hop; el viernes, Cream Revolution B, grupo de veinteañeros inspirado en el pop-rock; el sábado, heavy metal instrumental con Proyecto Amadeus; y el domingo la percusión de Fernandinho Marconi Project. "La música está muy bien, pero ¿dónde podemos pillar cerveza?", se preguntaban algunos de los cerca de 400 asistentes. No se podían adquirir bebidas, pero los más avispados venían con una lata que habían comprado en una terraza a la entrada del parque. Con refresco o sin él, el público se rindió al grupo, que se despidió tras hora y media de repertorio. Mientras la gente se levantaba, en el escenario quedaba el lienzo, que mostraba un paisaje montañoso.

Espectáculo de RMM Trío y Daniel Merlín en el Auditorio Tierno Galván.CARLOS ROSILLO
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En