AL CIERRE

Prodigios: 20 pianos y una monja

Más allá de la crisis, Barcelona es aún ciudad de prodigios. Ocultos por el dramatismo teatral y mediático de la nevada, pequeños sucesos continúan la prodigiosa tradición. Dos ejemplos de esta semana: 20 pianos antiguos toman las calles y una monja catalana joven -la monja- congrega multitudes en una conferencia denuncia que eclipsa la capacidad de convocatoria del escritor Tabucchi. Estos hechos merecen algo de atención.

Como quien pone una pica en el Flandes de la modernidad, el Ayuntamiento anunció en su boletín de autobombo mensual: "L'Off Maria Canals distribueix 50 ...

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Más allá de la crisis, Barcelona es aún ciudad de prodigios. Ocultos por el dramatismo teatral y mediático de la nevada, pequeños sucesos continúan la prodigiosa tradición. Dos ejemplos de esta semana: 20 pianos antiguos toman las calles y una monja catalana joven -la monja- congrega multitudes en una conferencia denuncia que eclipsa la capacidad de convocatoria del escritor Tabucchi. Estos hechos merecen algo de atención.

Como quien pone una pica en el Flandes de la modernidad, el Ayuntamiento anunció en su boletín de autobombo mensual: "L'Off Maria Canals distribueix 50 pianos a diversos espais de Barcelona". Obsérvese la picardía de llamar "Off Maria Canals" al invento: por aquí y por allá aparecieron en la calle pianos con el lema Toca'm, sóc teu! Encomiable obra de caridad municipal: ¿cuántos incultos verán por primera vez un piano?

Hay más: aparte de aporrear el piano, ¡la gente podrá pintarle los garabatos que quiera! (hasta la Escola Massana está involucrada en el pianicidio). La civilización avanza que es una barbaridad. La brillante idea la promueve un tipo (conocido en Internet, of course) de nombre semisajón que se la tiene jurada a los pianos: ignora lo delicados que son, lo mucho que cuesta afirnarlos y lo sensibles que son al aire libre. Desconoce que hoy un piano es una pieza de museo y que los teclados electrónicos son habituales entre los jóvenes. Prodigiosa ignorancia.

Como en contrapeso, está la no menos prodigiosa monja Teresa Forcades. Su conferencia sobre el poder de las grandes compañías farmacéuticas, convocada por la Fundación Comín, desbordó todas las expectativas. La monja -joven benedictina, doctora en Salud Pública y Teología, viajada, con idiomas y listísima- no defraudó: conocimientos claros, argumentados, sencillos, directos y sinceridad a prueba de bomba. Un prodigio de valentía y de independencia. Chapeau, monja: nos traes imprescindible aire fresco.

Y en esa corriente que abre la mente se inscribe la espléndida autobiografía Fuera de servicio, del ex canciller Helmut Schmidt: un prodigio de lucidez editado en Barcelona por Icaria. Sería prodigioso que nuestros políticos tomaran nota del verdadero rostro de la inteligencia.

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