Reportaje:

La venganza de Pepe el Gafas

Un hombre resuelve a tiros un "pique tonto" en un bar de Celrà lleno de gente - La víctima está herida grave

Había jurado venganza y ayer lo cumplió. José Estévez, conocido como Pepe el Gafas, acudió al Bar Nou en Celrà (Gironès). Allí se tomaba algo Jonás. Los hombres estaban enemistados desde hacía tiempo por "un pique tonto", según conocidos de ambos. Una riña con empujones y golpes incluidos. Tras una nueva discusión, El Gafas, de 58 años, salió del bar. Poco después volvió armado con una escopeta de caza, apuntó al pecho de Jonás y disparó. La víctima, de entre 37 y 38 años, tuvo que se trasladada con helicóptero al hospital Josep Trueta de Girona. Mientras Jonás entraba en el quirófano h...

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Había jurado venganza y ayer lo cumplió. José Estévez, conocido como Pepe el Gafas, acudió al Bar Nou en Celrà (Gironès). Allí se tomaba algo Jonás. Los hombres estaban enemistados desde hacía tiempo por "un pique tonto", según conocidos de ambos. Una riña con empujones y golpes incluidos. Tras una nueva discusión, El Gafas, de 58 años, salió del bar. Poco después volvió armado con una escopeta de caza, apuntó al pecho de Jonás y disparó. La víctima, de entre 37 y 38 años, tuvo que se trasladada con helicóptero al hospital Josep Trueta de Girona. Mientras Jonás entraba en el quirófano herido de gravedad, El Gafas declaraba ante los Mossos d'Esquadra.

El episodio corría de boca en boca ayer, a las puertas del local precintado por los Mossos d'Esquadra. Eran cerca de las dos de la tarde. Las mesas estaban llenas, la gente charlaba y comía, y algunos tomaban un aperitivo en la barra, cuando volvió a entrar Pepe. Esta vez iba armado. "¿Qué haces?", le preguntó Jonás al verle. El hombre estaba junto a su cuñado en la barra. Hace poco que se ha casado y vive en la localidad vecina de Bordils. Pepe respondió disparando. El resto del bar se echó cuerpo a tierra, hasta que un cliente de origen rumano consiguió reducirle.

Los sobrinos de Pepe, la hermana y demás familiares hacían piña frente al lugar de los disparos. Uno de ellos, pegado al teléfono móvil, intentaba buscar el mejor abogado para su tío. "Se le ha ido la cabeza", reconocía. No entendían por qué finalmente cumplió sus amenazas.

"No es la primera vez que venía a buscarle con la escopeta", explicó un vecino, amparado en el anonimato. Según él, hace un tiempo ya estuvo a punto de acabar la cosa muy mal cuando El Gafas se presentó en otro bar cercano a una gasolinera del pueblo en busca de Jonás. Para evitar más broncas, la familia de Pepe le quitó las escopetas que usaba para cazar. "Pero parece que al final ha encontrado otra", contó una mujer del bloque contiguo al local. En ese mismo edificio, junto al bar, vive la hermana del presunto agresor.

El coche de Pepe seguía por la tarde aparcado en la puerta del bar. Es un vehículo de los que no requieren carnet de conducir. Quienes le conocen repetían que es una buena persona, incluso un ingenuo. Y se lamentaban del futuro que le espera. "Le va tocar comerse unos cuantos garbanzos, y todo por un calentón", resumía un amigo de víctima y agresor. Eso por no hablar de las consecuencias del disparo en el pecho que recibió Jonás. "Sólo espero que se salve", pedía ese mismo amigo. Los médicos confían en que saldrá adelante.

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