Análisis:EL ACENTO

Barcelona juega fuerte

Barcelona, ciudad cuyo clima permite ir a la playa en casi cualquier estación, y que organizó los Juegos de verano de 1992, suspira ahora por el doblete olímpico: pretende organizar los de invierno de 2020.

En los años setenta un grupúsculo maoista de Sevilla, traduciendo demasiado literalmente a Lenin, amenazó a los del grupúsculo rival con "arrastrarlos por la nieve" si persistían en su tendencia reformista. La amenaza resultaba poco intimidatoria; nada parecía tan improbable como la nieve en Sevilla. Pero ahora ya no lo sería tanto, a la vista de los últimos temporales. ¿Cuenta con e...

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Barcelona, ciudad cuyo clima permite ir a la playa en casi cualquier estación, y que organizó los Juegos de verano de 1992, suspira ahora por el doblete olímpico: pretende organizar los de invierno de 2020.

En los años setenta un grupúsculo maoista de Sevilla, traduciendo demasiado literalmente a Lenin, amenazó a los del grupúsculo rival con "arrastrarlos por la nieve" si persistían en su tendencia reformista. La amenaza resultaba poco intimidatoria; nada parecía tan improbable como la nieve en Sevilla. Pero ahora ya no lo sería tanto, a la vista de los últimos temporales. ¿Cuenta con eso el alcalde Jordi Hereu en su apuesta?

Lo cierto es que la aragonesa ciudad de Jaca, que ya había anunciado su candidatura (por quinta vez), se ha sentido agraviada por la espalda. El Comité Olímpico Español tendrá que elegir entre ambas ciudades de la antigua Corona de Aragón; a no ser que se apueste por una candidatura conjunta Jaca-Barcelona, como se ha insinuado.

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Al agravio de Jaca podría añadirse el de la despechada Madrid: tras dos fracasos seguidos, y sin haber renunciado a intentarlo de nuevo, una bola blanca del COE a Barcelona podría ser percibida como la continuación de la guerra (entre el Barça y el Madrid) por otros medios. A no ser que, también en este caso, se trate de una astucia: plantear ambas candidaturas (invierno-verano) para que el COI no se atreva a desairar a las dos.

Pero la idea de la mediterránea Barcelona como capital pirenaica y sede de una olimpiada blanca podría no ser tan excéntrica como algunos creen. El COI se ha decantado ultimamente por sedes situadas en grandes ciudades aunque estén relativamente alejadas de las montañas (Turin, Vancouver).

Otra cuestión a considerar es la de los gastos asociados a una apuesta de resultado incierto. Sólo por el derecho a presentarse al primer corte Jaca tuvo que abonar 100.000 euros, y tendría que haber añadido 350.000 más de haberlo pasado. Si se suman los costes de promoción, es lógico preguntar quién pagará la fiesta.

Hereu, que arriesga en este envite su incierta reelección, ha planteado la candidatura olímpica como cénit del impulso que Barcelona precisa 30 años después de sus primeros Juegos. Juega fuerte.

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