Apertura santa bajo la borrasca

El Año Santo arrancó el jueves, a las cinco y veinte de la tarde, con la apertura de la Porta Santa. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, cumplió con el ritual de golpear con un mazo de plata tres veces el muro de piedra colocado para la ocasión. Sólo en el Año Santo los peregrinos pueden entrar a la catedral por este acceso.

Se prevé que hasta 10 millones de peregrinos lleguen en 2010 a esta catedral para conseguir el jubileo. El próximo año jubilar será 2021, año en el que el día de Santiago volverá a concidir en domingo. La ceremonia comenzó con un acto en el Obradoiro, donde tro...

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El Año Santo arrancó el jueves, a las cinco y veinte de la tarde, con la apertura de la Porta Santa. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, cumplió con el ritual de golpear con un mazo de plata tres veces el muro de piedra colocado para la ocasión. Sólo en el Año Santo los peregrinos pueden entrar a la catedral por este acceso.

Se prevé que hasta 10 millones de peregrinos lleguen en 2010 a esta catedral para conseguir el jubileo. El próximo año jubilar será 2021, año en el que el día de Santiago volverá a concidir en domingo. La ceremonia comenzó con un acto en el Obradoiro, donde tropas del Ejército esperaron bajo la lluvia la llegada del delegado regio, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien se empapó mientras pasaba revista y escuchaba el Himno de España. La comitiva cruzó después la catedral para salir por Praterías y dar comienzo a la parte religiosa del acto. El nuncio papal leyó el mensaje de Benedicto XVI en el que distinguió el sepulcro del Apóstol como el lugar donde "acuden gentes de las más diversas regiones de Europa para renovar y fortalecer su fe".

Tras el mensaje del Papa, el arzobispo se acercó con un mazo de plata a la Porta Santa. Tras el muro de piedra, varios operarios tenían todo a punto para asegurarse de que los leves toques tirarían abajo la inestable pared. Con la caída de las piedras, llegaron los flashes de los fotógrafos que esperaban el momento desde el interior de una catedral llena de gente.

Con ramos de laureles se limpió la puerta antes de que la comitiva entrase en el templo. Feijóo se paró entonces para recoger un par de piedras del muro, gesto que repitieron todos los miembros de su Gobierno. Mientras se iniciaba la homilía, mucha gente se agolpaba en el acceso para llevarse el resto de los cascotes y empezar también el año cruzando la puerta santa.

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