La fábrica de las obreras millonarias

Alrededor de las once de la mañana, una de las secretarias de la empresa que fabrica los dulces y turrones Virginias de Reus entró en la fábrica y lanzó la noticia: "¡Nos ha tocado la lotería!". Las máquinas se quedaron solas. Las trabajadoras gritaban, se abrazaban, reían, lloraban... Poco después, salieron a la calle a celebrar su suerte saltando y cantando -"¡Sí, sí, sí, el premio ya está aquí!"- para escenificar su alegría mientras se descorchaba champán. Los conductores que por allí transitaban acompañaron la algarabía con sus bocinas.

Muchas de esas mujeres se quedan hoy en el par...

Alrededor de las once de la mañana, una de las secretarias de la empresa que fabrica los dulces y turrones Virginias de Reus entró en la fábrica y lanzó la noticia: "¡Nos ha tocado la lotería!". Las máquinas se quedaron solas. Las trabajadoras gritaban, se abrazaban, reían, lloraban... Poco después, salieron a la calle a celebrar su suerte saltando y cantando -"¡Sí, sí, sí, el premio ya está aquí!"- para escenificar su alegría mientras se descorchaba champán. Los conductores que por allí transitaban acompañaron la algarabía con sus bocinas.

Muchas de esas mujeres se quedan hoy en el paro porque forman parte de la plantilla temporal que sólo trabaja de agosto a diciembre en Industrias Rodríguez. Esta empresa, fundada en Reus hace 75 años, conocida por la elaboración de dulces y turrón, tiene una plantilla de unos 400 trabajadores, en su mayoría mujeres. En total, la empresa compró 850 décimos del número 69.393, uno de los dos cuartos, vendido íntegramente en Reus, en la administración número 6 (La Pastoreta). Esta administración repartió 39 millones de euros porque vendió prácticamente las 195 series del número premiado, que -además de Industrias Rodríguez, que se llevó el gran pellizco- se ha repartido entre cooperativas y pequeñas empresas de la ciudad, entre ellas, una peluquería.

Parte de la plantilla, con contrato temporal, se queda hoy en el paro

A las puertas de La Pastoreta acudieron algunos de los premiados a confirmar su suerte. A David, de 31 años, le temblaba visiblemente el vaso de champán, pese a que sólo había comprado medio décimo. Sonia Juampere, de 23 años, vestida de chándal, lloraba sin parar mientras se abrazaba a un amigo. ¿Qué hará con el dinero? Parecía tenerlo claro: "Dárselo a mi madre".

Pilar, de 59 años, reía y saltaba junto a su nuera. Compró tres décimos, como cada año. "Es el regalo de Reyes que todas las navidades hago a mis hijos". Tiene dos. Uno de ellos, Armando, es camionero y está en Italia. La familia se embolsará 60.000 euros. Carme, de 42 años, administrativa de Industrias Rodríguez le comprará a su hijo el regalo que le lleva negando todo el año, y Jenifer, de 20 años, dará la entrada de un piso.

Aunque la mayoría de las trabajadoras de la fábrica compró un décimo y se llevará, por tanto, 20.000 euros, algunas atesoraban más. Rosa, por ejemplo, encargó cuatro, uno para su madre, otro para su hermana, otro para su novio y el suyo. En conjunto, se embolsarán 80.000 euros.

También Ana María, de 39 años, disfrutará de mayor premio: compró cinco décimos, dos más que otros años. Se llevará "16 millones de pesetas". Explica que le suena mejor el cálculo en la vieja moneda. Elena Rodríguez, adjunta a la dirección de Industrias Rodríguez, y biznieta del fundador de la factoría, compró sólo un décimo, pero se mostraba feliz de ser ahora la dueña de una fábrica de obreras millonarias.

El otro cuarto premio, el 29.013, fue el primero que cantaron ayer los niños. Salió a las 9.29 y dejó millones en Valencia, Barcelona y Madrid.