Cartas al director

Contra la corrupción

Excelente el artículo de Urquiza sobre la corrupción política. Ninguna objeción, salvo la de quedarse en una descripción del problema, sin realizar ninguna propuesta más allá del rearme ético de la clase política, que es más o menos como pedirle por favor al ladrón que no robe.

En este oscuro asunto se da la paradoja de que la capacidad de modificar las normas está en manos de los afectados, de los posibles imputados y claro, va a ser que no. ¿Cómo podemos cambiar esto? ¿Qué posibilidades tiene la sociedad civil de actuar contra los desmanes de esta nueva casta parafeudal, plagada de mo...

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Excelente el artículo de Urquiza sobre la corrupción política. Ninguna objeción, salvo la de quedarse en una descripción del problema, sin realizar ninguna propuesta más allá del rearme ético de la clase política, que es más o menos como pedirle por favor al ladrón que no robe.

En este oscuro asunto se da la paradoja de que la capacidad de modificar las normas está en manos de los afectados, de los posibles imputados y claro, va a ser que no. ¿Cómo podemos cambiar esto? ¿Qué posibilidades tiene la sociedad civil de actuar contra los desmanes de esta nueva casta parafeudal, plagada de momios y prebendas, en la que se puede ir pasando de un cargo a otro sin problemas, independientemente de la capacidad técnica o los conocimientos? Sólo el voto.

Mientras, ellos se sonríen unos a otros con complicidad morbosa cuando coinciden en las infinitas inauguraciones, congresos, contubernios y saraos sufragados con el dinero de todos, yo propongo no votar (vale ya con esa patraña absurda de que si no votas no crees en la democracia) hasta que un partido incluya en su programa estas cuatro propuestas: listas abiertas (votemos a las personas, no a los partidos), un máximo de permanencia en cualquier cargo electo de ocho o 12 años (no a la política entendida como profesión vitalicia), declaración de bienes anterior y ulterior al paso por cualquier puesto político (nadie debe enriquecerse ilícitamente con el dinero público) y aumento de las penas que el Código Penal prescribe.

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