Cartas al director

La pobreza extrema

La pobreza extrema sigue siendo una realidad cotidiana para más de 1.000 millones de seres humanos que subsisten con menos de un dólar por día. El hambre y la malnutrición afectan a un número poco menor de personas, unos 800 millones, cuya alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas diarias.

En el caso de los niños pequeños, la falta de alimentos puede ser peligrosa porque retarda su desarrollo físico y mental y pone en peligro su supervivencia. Más de una cuarta parte de los niños menores de cinco años de los países en desarrollo sufren malnutrición.
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La pobreza extrema sigue siendo una realidad cotidiana para más de 1.000 millones de seres humanos que subsisten con menos de un dólar por día. El hambre y la malnutrición afectan a un número poco menor de personas, unos 800 millones, cuya alimentación no es suficiente para satisfacer sus necesidades energéticas diarias.

En el caso de los niños pequeños, la falta de alimentos puede ser peligrosa porque retarda su desarrollo físico y mental y pone en peligro su supervivencia. Más de una cuarta parte de los niños menores de cinco años de los países en desarrollo sufren malnutrición.

Superar la pobreza y el hambre es un objetivo alcanzable. En Asia se han logrado reducciones espectaculares de la pobreza: el número de personas que viven con ingresos inferiores a un dólar por día se redujo en casi 250 millones entre 1990 y 2001, que fue un periodo de rápido crecimiento económico. En los últimos años, el hambre se redujo en un 25%, como mínimo, en más de 30 países, de los cuales, 14, se encuentran en el África al sur del Sáhara, la región más afectada por el hambre y la malnutrición.

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Los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU dan prioridad a la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, y se fijan en (Meta 1. A) reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas con ingresos inferiores a un dólar por día. (Meta 1. B) Lograr empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, incluidos las mujeres y los jóvenes. (Meta 1. C) Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. La situación resulta altamente preocupante, ya que evidencia una falsa conciencia en lo que respecta a la falta de solidaridad necesaria, muestra la cara oculta de una sociedad indiferente ante el sufrimiento ajeno.

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