9 cámaras vigilarán puntos críticos del Raval y Gòtic

Los dispositivos disuaden o desplazan los delitos

Tres puntos conflictivos en cuanto a seguridad de Ciutat Vella, dos del Gòtic y uno en el Raval, estarán vigilados con nueve cámaras de vigilancia. El visto bueno lo dio ayer la comisión judicial de dispositivos de seguridad a la petición del Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de los cruces de Hospital-Robadors, Ferran-Rauric y Avinyò-Comtessa de Sobradiel. La autorización limita el tiempo de conservación de las imágenes que se puedan grabar.

No accedió, en cambio, a aprobar la instalación de seis cámaras más en La Rambla, concretamente a la altura del Pla de la Boqueria, en la esquina...

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Tres puntos conflictivos en cuanto a seguridad de Ciutat Vella, dos del Gòtic y uno en el Raval, estarán vigilados con nueve cámaras de vigilancia. El visto bueno lo dio ayer la comisión judicial de dispositivos de seguridad a la petición del Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de los cruces de Hospital-Robadors, Ferran-Rauric y Avinyò-Comtessa de Sobradiel. La autorización limita el tiempo de conservación de las imágenes que se puedan grabar.

No accedió, en cambio, a aprobar la instalación de seis cámaras más en La Rambla, concretamente a la altura del Pla de la Boqueria, en la esquina de Ferran, Nou de la Rambla, plaza del Teatre, Santa Mònica y Anselm Clavé. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia, que preside la comisión, explicaron que se ha pedido al Consistorio que detalle más la petición para justificar la colocación de las cámaras en La Rambla. Esa demanda, como las otras, se ha desencadenado por las protestas de los vecinos y comerciantes. De hecho, en las audiencias de Ciutat Vella, la seguridad suele ser una de las cuestiones centrales. La petición de más control de las calles se ha acentuado en el último año ante la creciente sensación de inseguridad que reflejan todo tipo de estudios y encuestas.

Una, realizada por el propio Consistorio, ponía de relieve que para los residentes de Ciutat Vella la inseguridad es un problema mucho más grave que para el resto de los vecinos de otros distritos. Las estadísticas policiales también revelan que las calles del casco histórico de Barcelona se llevan la palma en cuanto a la comisión de delitos menos graves y hurtos: son el 75% del total.

De ahí que el Consistorio defiende que la instalación de las cámaras tiene un efecto disuasorio. Es decir, que el que va a pegar un tirón no lo hace si ve un dispositivo de seguridad. Para comerciantes y vecinos de los cuatro puntos de Ciutat Vella que ya tienen cámaras de vigilancia, no es que eliminen el hurto o el robo, sino que lo desplazan a otros puntos donde no hay cámaras. El Ayuntamiento de Barcelona declinó aclarar si realmente se ha producido un descenso de la actividad delictiva en los puntos hasta ahora controlados y qué ocurre en el entorno.

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