Reportaje:

La solidaridad empresarial resiste

Las compañías aumentan las donaciones a ONG pese a la crisis - Trabajadores en paro o con sueldos humildes piden cada vez más ayuda

Apretarse el cinturón es un ejercicio que muchos han aprendido a hacer en el último año, desde el Gobierno hasta las familias, pasando inevitablemente por el sector empresarial. Es más difícil cuadrar números y la producción se reduce. Pese a ello, las ayudas a quienes más sufren la crisis no han disminuido. Así lo aseguran ONG como La Nau, con sede en Sant Boi de Llobregat, cuyas ayudas han llegado este año a cerca de 10.000 personas, casi el doble que en 2008.

Hasta sus instalaciones llegan excedentes de más de 30 empresas y aunque el estallido de la crisis les hizo pensar lo peor, la...

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Apretarse el cinturón es un ejercicio que muchos han aprendido a hacer en el último año, desde el Gobierno hasta las familias, pasando inevitablemente por el sector empresarial. Es más difícil cuadrar números y la producción se reduce. Pese a ello, las ayudas a quienes más sufren la crisis no han disminuido. Así lo aseguran ONG como La Nau, con sede en Sant Boi de Llobregat, cuyas ayudas han llegado este año a cerca de 10.000 personas, casi el doble que en 2008.

Hasta sus instalaciones llegan excedentes de más de 30 empresas y aunque el estallido de la crisis les hizo pensar lo peor, las colaboraciones no se han visto perjudicadas. "Producen menos pero el excedente lo dan igual" asegura su portavoz, Emilia Catalá.

Lo primero es un plato, pero también gel, jabón para la ropa y zapatos

Aunque durante los últimos meses ha asistido al cierre de algunas de las pequeñas empresas colaboradoras, las grandes industrias han podido compensar el déficit e incluso incrementar sus aportaciones. Gracias a ello la organización puede enfrentarse al aumento de personas que solicita ayuda y que hasta les ha obligado a tener una lista de espera.

Cuando la economía familiar se tambalea la alimentación se convierte en la máxima prioridad. Pero existen otros ámbitos de primera necesidad que habitualmente no se tienen en cuenta, como los productos para la higiene personal o la limpieza del hogar. Éstas son algunas de las necesidades que cubre La Nau. El año pasado recibió más de 500 toneladas de estos productos, además de ropa y zapatos, procedentes de empresa.

El plato de comida es lo primero, pero la vida diaria requiere también jabón para la ropa, cuyo precio ronda los cinco euros de media, el gel de ducha (cercano a los dos euros), zapatos (no por menos de 15), colonia. Son productos imprescindibles para mantener la dignidad y también para encontrar un nuevo empleo.

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El perfil del demandante también ha cambiado a causa de la crisis. Hasta este año la mayor parte de los beneficiarios de las ayudas eran inmigrantes, procedentes principalmente de Suramérica y Marruecos. Actualmente, según Catalá, casi la mitad de las familias que reciben estos productos son españolas. Según Cáritas, una de las organizaciones que distribuye los productos de La Nau, cada vez son más los trabajadores de clase media con un sueldo humilde que se ven obligados a solicitar ayuda, especialmente personas del ámbito de la construcción o la hostelería que se quedan en paro, así como niños y ancianos con pensiones que no cubren sus necesidades.

Organizaciones como La Nau se han visto obligadas a duplicar esfuerzos mientras las subvenciones de la Administración siguen siendo las mismas. Por suerte, la colaboración ciudadana tiene otro signo, se congratula Catalá. Su entidad ha visto cómo este año ha incrementado el número de voluntarios que se suman a la causa. Ya son cerca de 40. "Todos, en primera persona o mediante un caso cercano, conocemos los terribles efectos de la crisis y esto nos ha vuelto mucho más solidarios, nos ha hecho tomar conciencia de la situación", explica Catalá, que espera una respuesta mayor para la campaña de Navidad.

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