Hedor a golpe de Estado
"Nadie sabía dónde o cuándo comenzaría el ataque, pero todo el mundo sabía que había llegado la hora (...). Ninguno dudaba que las derechas llevarían a cabo un alzamiento", escribió Arturo Barea en La llama, la entrega final de La forja de un rebelde. Hablaba de los días previos al golpe contra la II República española, pero su reflexión valdría casi para cualquier alzamiento. El hedor se huele a la legua. Como en Uruguay, en junio de 1973, que inició una danza mortal de represión militar, asesinatos, secuestros y torturas. Luego vendrían Chile, en septiembre, y Argentina, tres a...
"Nadie sabía dónde o cuándo comenzaría el ataque, pero todo el mundo sabía que había llegado la hora (...). Ninguno dudaba que las derechas llevarían a cabo un alzamiento", escribió Arturo Barea en La llama, la entrega final de La forja de un rebelde. Hablaba de los días previos al golpe contra la II República española, pero su reflexión valdría casi para cualquier alzamiento. El hedor se huele a la legua. Como en Uruguay, en junio de 1973, que inició una danza mortal de represión militar, asesinatos, secuestros y torturas. Luego vendrían Chile, en septiembre, y Argentina, tres años después. Ana Díez, cineasta con conciencia política, directora de Ander eta Yul, Todo está oscuro y Galíndez, sabe que aquella advertencia de Barea es internacional. Y la ha aplicado en Paisito, su digno acercamiento a los orígenes del golpe de Estado uruguayo, una película muy pulcra con aliento de memoria histórica (quizá demasiado verbalizado), con el fútbol siempre de por medio (¿hay país más duro y más futbolero que el de la cuna de Montero Castillo?), a la que sólo le sobran un par de tentativas líricas.
PAISITO
Dirección: Ana Díez.
Intérpretes: Mauricio Dayub, Emilio Gutiérrez Caba, María Botto.
Género: drama político. España, Uruguay, 2008.
Duración: 86 minutos.