Un hotel convertido en búnker

El hotel Villa Magna está tomado por el espíritu de Madrid 2016. Parece una pequeña villa olímpica. Mucha seguridad (parejas de policías nacionales en cada esquina del hotel, más agentes dentro y furgonetas de antidisturbios en los alrededores), un centro de prensa adosado a una de sus entradas y un horario espartano para los miembros del COI.

El programa de ayer comenzó a las 8.45, con la foto oficial. Antes, desayuno en un salón exclusivo para los miembros de la Comisión de Evaluación. "No utilizan el comedor del hotel", explicaban ayer los trabajadores. "Desayunan, comen y cenan en s...

El hotel Villa Magna está tomado por el espíritu de Madrid 2016. Parece una pequeña villa olímpica. Mucha seguridad (parejas de policías nacionales en cada esquina del hotel, más agentes dentro y furgonetas de antidisturbios en los alrededores), un centro de prensa adosado a una de sus entradas y un horario espartano para los miembros del COI.

El programa de ayer comenzó a las 8.45, con la foto oficial. Antes, desayuno en un salón exclusivo para los miembros de la Comisión de Evaluación. "No utilizan el comedor del hotel", explicaban ayer los trabajadores. "Desayunan, comen y cenan en salas aparte". Luego, el horario parecía el de un estudiante: tres cuartos de hora para cada tema que explicaban los miembros de la candidatura madrileña y 30 minutos para preguntas. Poco más trasciende de su vida en el hotel. "Muchos son deportistas y se nota la disciplina", opinaba otro trabajador del hotel. La impresión entre la plantilla del Villa Magna es que "se trata de gente muy normal, sin ningún capricho especial". Uno de los camareros del servicio de habitaciones aseguraba que no habían solicitado nada para sus dormitorios.

Tampoco han pasado por la cafetería, explicaba uno de los camareros de la elegante sala alfombrada donde ayer por la tarde sí que tomaban café algunos miembros de la candidatura madrileña. Los comentarios eran de satisfacción por los beneficios que la cobertura mediática puede tener para el turismo de la ciudad. "La visita está en todos los medios", comentaban, tras hacer un repaso a las televisiones que ponen el logo olímpico durante sus programaciones. Donde sí que está la mano abierta que quiere simbolizar Madrid 2016 es en la solapa de los trabajadores del Villa Magna y en la entrada del hotel, junto a la vaca de la candidatura olímpica de la pasada cow parade.

"Les estamos tratando como a reyes", aseguraba otra trabajadora, "si es por nuestro trato seguro que nos dan los Juegos". Aunque la mayoría explicaban que apenas han tratado con ellos ni pueden hablar de su vida en el hotel. "Lo tenemos totalmente prohibido". Los 13 evaluadores quieren saber todo sobre Madrid 2016 y que no trascienda nada de ellos. "Hasta que no se vayan no podemos contar nada, nos jugamos mucho", aseguran en el hotel. Ni siquiera en la candidatura de Madrid tienen información sobre las habitaciones de los miembros del COI. "Ellos pagan el hotel y es como un búnker".