El nuevo Gobierno andaluz

Descalificación global

Tenía una cierta curiosidad por ver cómo se posicionaban PP e IU en el debate de investidura. Pensaba que, una vez superado el desconcierto que les había producido la decisión del PSOE de sustituir a Manuel Chaves por José Antonio Griñán, elaborarían un discurso que diera sentido a su tarea de oposición en los tres años que quedan de legislatura. Después de haber oído a Javier Arenas y Diego Valderas el pasado miércoles, he llegado a la conclusión de que ambas formaciones políticas siguen plenamente desconcertadas.

En el caso de IU el desconcierto se explica fácilmente. El desbarajuste ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Tenía una cierta curiosidad por ver cómo se posicionaban PP e IU en el debate de investidura. Pensaba que, una vez superado el desconcierto que les había producido la decisión del PSOE de sustituir a Manuel Chaves por José Antonio Griñán, elaborarían un discurso que diera sentido a su tarea de oposición en los tres años que quedan de legislatura. Después de haber oído a Javier Arenas y Diego Valderas el pasado miércoles, he llegado a la conclusión de que ambas formaciones políticas siguen plenamente desconcertadas.

En el caso de IU el desconcierto se explica fácilmente. El desbarajuste interno de IU es de tal naturaleza que no está en condiciones de poder articular un discurso político nuevo. No tiene más alternativa que volver sobre las certezas compartidas en el interior de la coalición, que, como dijo de pasada Diego Valderas, se remontan al discurso que articuló en su momento Julio Anguita. No está en condiciones de salir del propio laberinto en que ella misma se ha recluido.

La posición del PP es muy diferente. Aunque ha habido y sigue habiendo tensiones internas importantes, la verdad es que las está sabiendo manejar mucho mejor de lo que se podía pensar que iba a ser capaz de hacerlo. Los resultados de las últimas elecciones generales y autonómicas (andaluzas, gallegas y vascas), han sido una buena prueba de ello. El PP ha superado lo que podía haber sido una crisis muy destructiva y ha salido fortalecido como partido.

Cabía esperar, en consecuencia, que tuviera capacidad suficiente para reflexionar sobre lo que suponía de nuevo para el sistema político andaluz la sustitución de Manuel Chaves por José Antonio Griñán y para elaborar un discurso político con el que dar razón a los ciudadanos de la novedad y justificar su estrategia de oposición.

No ha sido capaz de hacerlo. La intervención de Javier Arenas se limitó a la descalificación de José Antonio Griñán como un presidente ilegítimo y tutelado. Ésa fue toda la sustancia de su discurso. Al nuevo presidente le falta la legitimidad de las urnas y, como consecuencia de ello, es un presidente capitisdisminuido que inexorablemente tendrá que ser tutelado por quien tiene dicha legitimidad, que es el presidente anterior. Todo lo demás que dijo fueron observaciones inconexas, expresadas con poca elegancia y sin apenas convicción.

Adónde piensa llegar el PP con ese tipo de descalificaciones es algo que no se acaba de entender bien. Una vez que se considera que el presidente no tiene legitimidad para ocupar el cargo y que carece de autonomía para definir la acción de gobierno, ¿en qué puede consistir la tarea de oposición que no sea en repetir machaconamente esa doble descalificación? ¿Cómo se puede hacer oposición durante tres años en un sistema que descansa en el principio de legitimación democrática frente a un Gobierno al que se acusa de carecer de dicha legitimación y que, como consecuencia de ello, tiene que encontrar fuera de sí mismo la autoridad que le permita dirigir políticamente a la comunidad?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La negación de la legitimidad y autonomía del presidente de la Junta de Andalucía conduce a un callejón sin salida. La oposición solamente tiene sentido si existe un Gobierno frente al cual la oposición se ejerce. Y un Gobierno solamente puede ser considerado tal si tiene legitimidad democrática y autonomía para tomar decisiones.

Con su descalificación global del nuevo presidente, el PP se inhabilita para el ejercicio de la oposición. Lo único que puede hacer es reiterar una y otra vez su petición de la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas. Tres años con esa cantinela son muchos años.

Archivado En