Reportaje:

"Nos intentaron quemar vivos"

Un policía navarro relata el ataque de 'kale borroka' el día de las elecciones

Eran 20 encapuchados contra dos uniformados. Corría la jornada electoral del 9 de marzo de 2008 cuando dos policías forales de Pamplona recibieron una lluvia de cócteles molotov, lanzados a muy corta distancia. "Nos intentaron quemar vivos", resumió ayer uno de los dos agentes durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, donde el fiscal pidió una condena de 38 años y medio de presidio para Hodei Ijurco, acusado de dicho ataque de vandalismo terrorista (la llamada kale borroka).

Los dos policías participaron en la persecución de un grupo de encapuchados el día de c...

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Eran 20 encapuchados contra dos uniformados. Corría la jornada electoral del 9 de marzo de 2008 cuando dos policías forales de Pamplona recibieron una lluvia de cócteles molotov, lanzados a muy corta distancia. "Nos intentaron quemar vivos", resumió ayer uno de los dos agentes durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, donde el fiscal pidió una condena de 38 años y medio de presidio para Hodei Ijurco, acusado de dicho ataque de vandalismo terrorista (la llamada kale borroka).

Los dos policías participaron en la persecución de un grupo de encapuchados el día de celebración de las pasadas elecciones generales en el casco viejo de la capital navarra. Ambos testificaron que Ijurco les lanzó varios cócteles molotov "a menos de tres metros de distancia". "La seguridad física de mi equipo peligraba de manera muy grave", apuntó el jefe de la unidad de policía encargada aquella madrugada de la vigilancia de varios colegios electorales ante posibles actuaciones terroristas.

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Los agentes reconocieron al acusado como miembro de un grupo de violencia callejera "perfectamente organizado y estructurado". "Eran unas veinte personas, todas encapuchadas, con guantes de látex y con doble vestimenta. Una acción típica de la kale borroka", explicó uno de los testigos. Los agentes también coincidieron en que la intención de "realizar una barbaridad" era clara y confesaron que temieron que el objetivo podía ser atentar contra el Ayuntamiento, ya que "esa era la orden que había dado ETA".

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