Una protesta de El Cabanyal irrumpe en un acto de edificación sostenible del Consell

¿Pueden un Gobierno, como el popular de Camps, y un ayuntamiento, como el de Barberá, que han hecho de la prolongación de Blasco Ibáñez una operación para arrasar 1.651 viviendas, hablar de desarrollo sostenible? "No", según una treintena de jóvenes y vecinos del distrito marítimo, que ayer irrumpieron en el Foro de Desarrollo Sostenible, en el momento en el que iba a intervenir el consejero de Vivienda, José Ramón García-Antón, ante más de dos centenares de arquitectos y personalidades del urbanismo valenciano, al grito de "¡Mafiosos!"

La constitución del Foro de la Comunidad Valencian...

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¿Pueden un Gobierno, como el popular de Camps, y un ayuntamiento, como el de Barberá, que han hecho de la prolongación de Blasco Ibáñez una operación para arrasar 1.651 viviendas, hablar de desarrollo sostenible? "No", según una treintena de jóvenes y vecinos del distrito marítimo, que ayer irrumpieron en el Foro de Desarrollo Sostenible, en el momento en el que iba a intervenir el consejero de Vivienda, José Ramón García-Antón, ante más de dos centenares de arquitectos y personalidades del urbanismo valenciano, al grito de "¡Mafiosos!"

La constitución del Foro de la Comunidad Valenciana para la Edificación Sostenible nació, según explica la Generalitat, como "un espacio permanente de encuentro, información, debate y consenso en materia de edificación", que ayer tuvo su continuidad con la presentación oficial del Libro Blanco de la Edificación Sostenible en la Comunidad Valenciana en el Jardí Botànic. Pero el acto -al que estaba invitado el arquitecto, economista y sociólogo Premio Rey Jaime I de Urbanismo y Sostenibilidad, Alfonso Vegara Gómez- comenzó con olor a "bombas fétidas" lanzadas por los asambleístas no invitados. Y continuó, según coincidieron varios de los presentes en el foro, con una advertencia del director general del Ivvsa (Instituto Valenciano de la Vivienda), Javier Sogorb: "Estos energúmenos no nos van a interrumpir nada".

El Ivvsa es blanco de los ataques del grupo que irrumpió en el acto porque ven la operación de El Cabanyal como "un plan dirigido a asediar a los vecinos, cercar su vida cotidiana y estrangular las voces de los que protestan". Por ello, según los autores de la protesta, "se creó la empresa mixta Cabanyal 2010, detrás de cuyo nombre se esconden Aumsa (empresa del Ayuntamiento de Valencia) y el Ivvsa, que actualmente controlan todas las acciones, porque los privados han abandonado la sociedad".

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