Análisis:El arte útil | Diseño

Conran ha hablado

El gurú del diseño británico, el hombre que inventó el prêt-à-porter del mobiliario, al frente de la cadena Habitat, ha hablado. Sir Terence Conran ha desvelado su posición frente a la crisis. Y lo ha hecho, a sus 77 años, como siempre: abriendo un nuevo negocio. Además de las Conran Shops inglesas, este hombre tiene en su haber algunos de los restaurantes más emblemáticos de la capital británica: el Bibendum, en Chelsea, o el Quaglino's, en St. James. Y a pesar de que la crisis ha detenido varios de sus proyectos por el mundo, sigue construyendo locales en Japón y en Cuba, donde...

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El gurú del diseño británico, el hombre que inventó el prêt-à-porter del mobiliario, al frente de la cadena Habitat, ha hablado. Sir Terence Conran ha desvelado su posición frente a la crisis. Y lo ha hecho, a sus 77 años, como siempre: abriendo un nuevo negocio. Además de las Conran Shops inglesas, este hombre tiene en su haber algunos de los restaurantes más emblemáticos de la capital británica: el Bibendum, en Chelsea, o el Quaglino's, en St. James. Y a pesar de que la crisis ha detenido varios de sus proyectos por el mundo, sigue construyendo locales en Japón y en Cuba, donde levanta un hotel.

Con todo, su gran gesto llega desde su nave nodriza: la vida nocturna londinense que, durante décadas, él se ha encargado de dibujar. El nuevo local, el restaurante que acaba de abrir, al que espera añadir 17 habitaciones de hotel en marzo, se llama The Boundary (La Frontera). Y más que marcar un límite lo desdibuja. La paradoja es un gesto característico del gurú Conran, capaz de darle la vuelta a cualquier argumento. Ubicado en una vieja imprenta de un barrio obrero del este de Londres, Shoreditch, el restaurante es a la vez cómodo y local, fascinante y chic. Está decorado con fuentes de plata colgadas como cuadros, sobre muros de ladrillo visto. Las fuentes son todas distintas, pero juntas componen un caos ordenado muy del estilo Conran, que ha sabido sacar lo singular de lo industrial. La crisis de 1992 le pilló inaugurando Quaglino's y las reservas para ese restaurante han llegado a venderse. Su optimismo puede ser fruto de haber capeado cuatro crisis. Parece preparado: recicla y cocina restos, cultiva las verduras de sus restaurantes en el jardín de su casa y anima a la gente a usar las dos caras de un folio. Como ha declaró al Daily Telegraph el sábado pasado: "Tal vez creer en el buen diseño sea como creer en Dios: te convierte en un optimista".

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