Chacón transmite su fe en Obama a la tropa en Afganistán

La ministra de Defensa visita a los soldados en Herat junto a Moratinos

En Afganistán, la esperanza se llama Barack Obama. Al menos, así lo piensa Carme Chacón, ministra de Defensa, quien ayer, ante cientos de soldados españoles reunidos en el comedor de la Base de Apoyo Avanzado de Herat, mostró su confianza en que el cambio de inquilino en la Casa Blanca, a partir del 20 de enero, sirva para poner coto al deterioro de la seguridad en un país que ha vivido en 2008, con más de 4.000 muertos, su año más sangriento desde la caída del régimen talibán.

"La nueva presidencia norteamericana trae un cambio de prioridades, porque va a concentrar el esfuerzo militar...

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En Afganistán, la esperanza se llama Barack Obama. Al menos, así lo piensa Carme Chacón, ministra de Defensa, quien ayer, ante cientos de soldados españoles reunidos en el comedor de la Base de Apoyo Avanzado de Herat, mostró su confianza en que el cambio de inquilino en la Casa Blanca, a partir del 20 de enero, sirva para poner coto al deterioro de la seguridad en un país que ha vivido en 2008, con más de 4.000 muertos, su año más sangriento desde la caída del régimen talibán.

"La nueva presidencia norteamericana trae un cambio de prioridades, porque va a concentrar el esfuerzo militar donde está la verdadera amenaza y, por tanto, es un motivo de esperanza", dijo la ministra, en alusión al propósito de Washington de iniciar la retirada de Irak y duplicar, de 31.000 a casi 60.000, sus efectivos en Afganistán. Lo que no dijo, pero se da por sentado, es que la nueva Administración demócrata también pedirá a sus aliados un esfuerzo mayor, algo a lo que Zapatero se ha resistido frente a la Administración de Bush.

Tras 14 horas de viaje, con escala en Manás (Kirguizistán), Chacón llegó a las 9.45 (6.15 hora peninsular española) a Afganistán, acompañada del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Julio Rodríguez, y el jefe del Ejército de Tierra, Fulgencio Coll.

El C-130 que llevaba a los dos ministros iba cargado con un lote de 200 libros, de un total de 3.000 que han donado hasta 15 editoriales para nutrir las bibliotecas de los contingentes españoles en el exterior, y una saca de cartas, escritas por alumnos de educación infantil y primaria de tres colegios públicos de Madrid. La primera orden que dio el general Rodríguez a los militares desplegados en Afganistán fue que contestaran las misivas de los niños. Como recordó el jefe de la base, el coronel Rafael Sánchez Ortega, la de ayer fue la tercera visita a Afganistán de Chacón desde que tomó posesión de su cartera, hace sólo ocho meses, con el propósito de expresarles su apoyo, "en los buenos y los malos momentos". Ayer depositó una corona de laurel en un monumento en memoria de los 87 militares españoles que han perdido la vida en esta misión.

También para Moratinos fue su tercera visita a Afganistán, aunque una vez más tuvo que marcharse frustrado por no poder visitar Qal-i-Naw -por razones de seguridad, según unas fuentes, o meteorológicas, según otras-, sede del Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT) bajo responsabilidad española, donde trabajan 12 civiles españoles. Carmen Moreno, responsable de cooperación, aseguró que ya se han gastado 93 de los 150 millones prometidos en la conferencia de Londres para el periodo 2006-2010 y que casi 34 millones se han destinado a proyectos bilaterales en la provincia de Badghis. "Sin seguridad no hay desarrollo y sin desarrollo no hay cooperación", dijo Moratinos.

El ministro recordó el reto que supondrá celebrar el año próximo elecciones presidenciales. Si no antes, en ese momento España tendrá que aumentar su contingente, con el previsible envío de un batallón electoral de 500 soldados, como en comicios anteriores. Hace meses se produjo un casi imperceptible incremento, ya que dejaron de computarse dentro del contingente de 778 efectivos de Afganistán los 52 destacados en la base de Manás. Estas trampas en las cuentas no serán necesarias a partir del 1 de enero, cuando desaparezca el límite de 3.000 soldados en el exterior que se autoimpuso el Gobierno.

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La ministra Carme Chacón, rodeada de soldados en la base de Herat.EFE

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