A TOPE | Fin de semana

Fusión

Que me perdonen los alaveses, pero siempre he disfrutado de las tensiones entre guipuzcoanos y vizcaínos. Aunque es más habitual que el enfrentamiento lleve por título "entre giputxis y bilbaínos". La confraternización del Athletic con la Real en los derbies futbolísticos siempre me pareció carente de chicha, un elemento que le restaba emoción al partido, porque eso de que tanto si ganaba uno como el otro, tan amigos, en el deporte no puede ser. Eso de que lo importante es participar, en fútbol, no se lo cree nadie.

No estoy a favor del enfrentamiento violento y visceral, ...

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Que me perdonen los alaveses, pero siempre he disfrutado de las tensiones entre guipuzcoanos y vizcaínos. Aunque es más habitual que el enfrentamiento lleve por título "entre giputxis y bilbaínos". La confraternización del Athletic con la Real en los derbies futbolísticos siempre me pareció carente de chicha, un elemento que le restaba emoción al partido, porque eso de que tanto si ganaba uno como el otro, tan amigos, en el deporte no puede ser. Eso de que lo importante es participar, en fútbol, no se lo cree nadie.

No estoy a favor del enfrentamiento violento y visceral, pero cierta tensión entre vecinos tiene más gracia que un ambiente de paz y cordialidad. Mi padre es de San Sebastián y mi madre de Bilbao, y siempre que me preguntan de dónde soy digo que mestizo, como el hijo de un Capuleto y una Montesco, como si hubiera nacido en Eibar. Por ejemplo, mi padre se alegra de que la película que acabo de dirigir haya tenido apoyo en Bilbao y el Ayuntamiento nos haya facilitado los permisos y colaborado en los medios para su rodaje, pero cuando se enteró de que la película no sería filmada en San Sebastián, lo que suponía una gran ilusión para él y su cuadrilla, se llevó un disgusto. "¿Y dónde vais a rodarla entonces?", me preguntó. Yo respondí rápidamente que en Bilbao. Silencio. Un silencio que lo decía todo.

Todo esto lo cuento por una preocupación que me ha surgido en las últimas semanas. Me refiero a la fusión entre las cajas de ahorros guipuzcoana y vizcaína, hecho que considero un problema derivado de la globalización, entendida como pérdida de identidad, uniformación y todo lo demás. No estoy en contra de su unión pero es verdad que la identidad de un giputxi o de un vizcaíno está en su equipo de fútbol, en su abono de transporte (un vizcaíno no lo es si no tiene txartela de Bizkaibus) y en su caja de ahorros. Para un bilbaíno de toda la vida un elemento muy importante en su vida cotidiana es el calendario de la BBK. Las estampas de Sopelana, San Juan de Gaztelugatxe, Plentzia o el museo Guggenheim nada tienen que ver con las imágenes de Hondarribia, Orio, el Gohierri o el Peine del Viento que colecciona el calendario de la Kutxa guipuzcoana.

Si las cajas finalmente se convierten en una, ¿qué sucederá? ¿Cuál es más bonita? ¿La playa de Zarautz o la de Mundaka? ¿Cuál merecería estar en el mes de julio en el calendario de la caja unificada? ¿Y en septiembre qué tendremos colgado en la pared, el Arriaga o el Victoria Eugenia? Me intriga todo esto. Tampoco me quita el sueño, pero vamos, como disfruto del pique, espero ansioso el calendario del 2009.

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