El PS francés dirime hoy la lucha por la dirección

El Consejo Nacional socialista espera cerrar la pugna entre Aubry y Royal

Un grupo de 13 personas se pasó ayer el día en París mirando y remirando con lupa votos de militantes socialistas franceses. Seguirá hoy. Son los miembros de la denominada Comisión de Quejas, reunidos para examinar las papeletas dudosas de la votación que el viernes dio por ganadora al puesto de primer secretario del Partido Socialista francés (PS) a Martine Aubry por la minúscula diferencia de 42 apoyos sobre Ségolène Royal. Dado que votaron 134.784 militantes, lo de "cada voto cuenta" no es, en este caso, una frase hecha.

Los miembros de esta comisión, compuesta, entre otros, por tres...

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Un grupo de 13 personas se pasó ayer el día en París mirando y remirando con lupa votos de militantes socialistas franceses. Seguirá hoy. Son los miembros de la denominada Comisión de Quejas, reunidos para examinar las papeletas dudosas de la votación que el viernes dio por ganadora al puesto de primer secretario del Partido Socialista francés (PS) a Martine Aubry por la minúscula diferencia de 42 apoyos sobre Ségolène Royal. Dado que votaron 134.784 militantes, lo de "cada voto cuenta" no es, en este caso, una frase hecha.

Los miembros de esta comisión, compuesta, entre otros, por tres representantes de Royal y Aubry, respectivamente, cotejaron votos y resultados desde las nueve de la mañana a las cinco de la tarde. "Es un trabajo cuidadoso, metódico, hecho sin ningún dramatismo. Pero tampoco volvemos a contar todos los votos. Nosotros no estamos aquí para hacer de contables", especificó el presidente de esta comisión, Daniel Vaillant, un antiguo ministro del Interior.

Una comisión examina con lupa papeletas dudosas de los votos del viernes
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Al término de la sesión, Kader Arif, otro de los participantes en la comisión, miembro de la dirección del PS, y por lo tanto, en apariencia, neutral, aseguró: "En la inmensa mayoría de las federaciones, por no decir la casi totalidad, la votación se ha llevado a cabo de una manera incontestable". Dada la exigua diferencia de votos, eso era como decir mucho y no decir nada a la vez.

De hecho, esta Comisión de Quejas se reunirá hoy otra vez a las dos de la tarde. Y tres horas después, habrá terminado el informe definitivo de los errores y votos mal adjudicados de este agotador proceso electoral al que Francia asiste con estupor, indignación, algo de espanto y, por parte de la derecha, cierto recochineo. El portavoz de la UMP, partido de Nicolas Sarkozy, Dominique Paillé, se limitó a decir hace unos días a este respecto: "Reconozco el talento para autodestruirse que demuestra el PS".

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La Comisión de Quejas entregará ese informe al Consejo Nacional del PS, que se reunirá a las seis de la tarde. Este Consejo Nacional es una suerte de parlamento dentro del partido, cuenta con más de 400 miembros y su composición refleja los resultados de las votaciones previas al congreso de Reims, celebrado hace ocho días. En estas votaciones, cuando aún eran cuatro los candidatos que se presentaban por la lucha por el puesto, Ségolène Royal obtuvo el 29% de los votos. Así que parte en minoría con respecto a Aubry, que a lo largo de estas semanas ha ido recibiendo, uno detrás de otro, los apoyos de los dirigentes que se apeaban de la contienda.

Con todo, ayer bajó la intensidad de los ataques envenenados que se propinaron el fin de semana los dirigentes de las dos facciones enfrentadas, ataques que hicieron pensar por unos momentos que el PS corría un riesgo cierto de partirse en dos. Ségolène Royal, por ejemplo, que entonces había exigido una nueva votación, ayer se limitó a dar fe de la confianza que tiene en la Comisión de Quejas y precisó en la emisora France Inter que para repetir la votación se tienen que dar dos circunstancias: "Que falten elementos para evaluar la votación y que no exista una diferencia suficiente entre un aspirante y otro". Y añadió, para precisar lo de la diferencia suficiente: "Si yo ganara por 10 votos, pediría otra votación".

También el domingo los lugartenientes de Royal habían amenazado con acudir a los tribunales a denunciar determinadas irregularidades, con lo que se podría dar la paradoja de que al final resultara un juez el que designara el nombre del vencedor y, a la postre, el líder de la izquierda francesa. Ayer, los partidarios de Royal se contentaron con seguir manteniendo la amenaza pero sin llevarla a cabo. "Ahora mismo, la máxima autoridad judicial para nosotros es la Comisión de Quejas", aseguraron.

Por su parte, los representantes de Aubry prefirieron callar. Ninguno salió a denunciar nada (como sí lo hicieron el domingo, respondiendo a los ataques de fraude y trampas de dirigentes de Royal). Uno de los tres miembros de la Comisión de Quejas partidario de Aubry, a la salida de la reunión, dijo, muy tranquilo: "Por nosotros todo va bien. Seguimos creyendo que sólo hay un resultado: el que se dio la madrugada del domingo".

Ségolène Royal, en un acto en Poitiers.AFP

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