Análisis:A TOPE | Fin de semana

Preferiría no hacerlo

Manuel Gutiérrez Aragón deja el cine. Ya no hará ninguna película más. No es que lo hayan retirado, como le ha pasado a muchos directores veteranos empecinados en sacar proyectos adelante y que se topaban con productores que les decían que estaban pasados de moda o que simplemente estaban muy mayores para dirigir películas. Eso les ocurrió a Billy Wilder, Orson Welles o a Jules Dassin. Los prejubilaron y pasaron los últimos años de su vida en inactivo, recibiendo homenajes pero sin gritar "acción" nunca más. Lo de Gutiérrez Aragón no es lo mismo. Ha decidido decir adiós al cine porque sus pelí...

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Manuel Gutiérrez Aragón deja el cine. Ya no hará ninguna película más. No es que lo hayan retirado, como le ha pasado a muchos directores veteranos empecinados en sacar proyectos adelante y que se topaban con productores que les decían que estaban pasados de moda o que simplemente estaban muy mayores para dirigir películas. Eso les ocurrió a Billy Wilder, Orson Welles o a Jules Dassin. Los prejubilaron y pasaron los últimos años de su vida en inactivo, recibiendo homenajes pero sin gritar "acción" nunca más. Lo de Gutiérrez Aragón no es lo mismo. Ha decidido decir adiós al cine porque sus películas cada vez se hacen en peores condiciones económicas y antes de hacer un cine pobre, prefiere no hacerlo.

A un director no le gusta hacer películas porque sí. Las hace porque quiere que se haga físico algo que ha tenido en la cabeza durante mucho tiempo. Por lo tanto, si las pretensiones de uno distan de lo que luego aparece en pantalla, mejor dedicarse a la tele o a la publicidad, donde se gana más dinero y uno no tiene problemas de conciencia. Aunque cueste creerlo, un cineasta no hace películas por dinero. Puede ser el punto de partida (Coppola dice que hizo El Padrino porque tenía que dar de comer a sus hijos) pero es imposible que la batalla para conseguir que la película tenga los mejores medios posibles, y por tanto los mejores resultados, no devenga en algo personal. Un director no se puede quedar de brazos cruzados si cree que necesita cien extras para una secuencia y le dicen que sólo puede tener diez. No se trata de caprichos de director-divo sino que su trabajo consiste en hacer la mejor película posible y piensa que con menos de cien figurantes la secuencia será una mierda.

Parece que en una profesión tan competitiva, si uno consigue el objetivo de dirigir un largometraje, debería estar dando las gracias todo el tiempo y diciendo que sí a cada una de las condiciones que le impongan. No pasa sólo en el cine: en cualquier sector del mundo laboral, si te dan un trabajo, parece que deberías estar agradecido porque te hacen un favor empleándote. Eso no es verdad. No te están haciendo un favor. Tú trabajas porque vales para ese puesto y punto. Si te hacen creer que te están haciendo un favor es para que te sientas inseguro en tu puesto y aceptes todos los abusos que tienen pensado ejercer sobre ti.

Por eso admiro la postura de Gutiérrez Aragón. La admiro por ese "no me estáis haciendo un favor produciéndome películas a cualquier precio". Para no hacerlas como uno no quiere, mejor no hacerlas. Para tener que decir a todo que sí, mejor que tu trabajo no se haga desde las tripas, que es la única manera que conozco de hacer cine.

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