Crítica:LIBROS | Escaparate

'Tutto tremante'

Poesía. La textura de la verdad en poesía es siempre verbal y son las palabras las que escogen la radicalidad moral de un verso o su crudeza, su ternura o su capacidad de atraer esta o aquella resonancia de verdad última en el lector. Pere Gimferrer es desde hace muchos años poeta y prosista autobiográfico con altísimo poder subversivo de la ramplona moralidad convencional de los demás, la nuestra, la de cada día, la que nos mantiene protegidos detrás de la discreta mentira y la hipocresía conveniente, o el secreto y el disfraz hechos aparentes verdades integrales (y satisfechas). Como mínimo ...

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Poesía. La textura de la verdad en poesía es siempre verbal y son las palabras las que escogen la radicalidad moral de un verso o su crudeza, su ternura o su capacidad de atraer esta o aquella resonancia de verdad última en el lector. Pere Gimferrer es desde hace muchos años poeta y prosista autobiográfico con altísimo poder subversivo de la ramplona moralidad convencional de los demás, la nuestra, la de cada día, la que nos mantiene protegidos detrás de la discreta mentira y la hipocresía conveniente, o el secreto y el disfraz hechos aparentes verdades integrales (y satisfechas). Como mínimo desde L'agent provocador en prosa y desde Mascarada en verso la ferocidad de la palabra literaria de Gimferrer ha seguido siendo análisis introspectivo, estallido y alucinación, radicalmente imprevisible y románticamente independiente. Y ha tratado después (y antes) de lo que cobardona u olímpicamente tendemos a obviar los demás, aunque sea lo decisivo: el amor como arrebato y compromiso vital y el erotismo como fábrica de libertad y plenitud. Ningún poeta de la calidad de Gimferrer ha cuajado sus textos en ese espacio de la vida moral con tanta verdad convertida en festival de lenguaje e imaginación, de lirismo visionario arrastrado por los dictados del instinto o la inconsciencia hacia los nudos donde la vida se comprime, se exprime y estalla.

Tornado

Pere Gimferrer

Seix Barral. Barcelona, 2008

183 páginas. 18,50 euros

La exageración inaudita ha venido después de aquellos dos libros, motivada por una sacudida radical en su vida tras la muerte de su mujer, Maria Rosa Caminal, en 2004. Con ella estuvo desde 1970, cuando el autor era un "noi estrambòtic" que había interrumpido una relación con otra mujer, Cuca, y vivía "al fons del fons de l'espiral depressiva" (lo cuenta en L'agent provocador). Con la muerte de su mujer inicia el combate por su redención personal y contra la resignación, y aspira a reanudar el amor interrumpido en 1970 con Cuca: ella es destinataria, objeto y pretexto del ciclo amoroso más vertiginoso, arrebatado, radical y literariamente verdadero de los últimos años. Interludio azul y Amor en vilo fueron libros publicados simultáneamente en 2006 porque el primero narraba con meticulosidad neurótica de enamorado (y de obsesivo frío) las fases iniciales y las tentativas de una historia de amor que podía reanudarse, y el segundo pautaba fecha a fecha la reanudación jubilosa, erótica, pueril, sexual, literaria, de aquella historia. Tan verdad son ambos libros que los poemas de Amor en vilo son lo que demasiadas veces, y también aquí, son los poemas de los enamorados reales y fingidos, que lo mismo da: poesía del júbilo que a ratos es bagatela de amante, capricho de poeta cultísimo, cita paródica y perifollo chocantemente horrísono, con rimas agudas letales, imaginería cursi o relamida, y mucho de eso han propalado por escrito y verbalmente los círculos literarios o los reseñistas, como si todos aún fuésemos portavoces de las aprensiones de la abuela. Pero fueron demasiados quienes quisieron fijarse sólo en esos poemas sin advertir la construcción de un ciclo biográfico de leyenda, un cancionero petrarquesco (lo dijo Alberto Blecua) de un autor que registraba sus vaivenes y sus encuentros y sus cópulas y sus fantasías, y también sus puerilidades y sus fijaciones y sus fetichismos.

Éste es el tornado que se explica y se crea en poemas fechados entre febrero de 2006 y marzo de 2008, radicados en la experiencia inmediata de un poeta con la máquina del lenguaje, la memoria literaria y cinematográfica y la imaginación intactas. O tan poderosas como en L'espai desert, como en el Dietari o como en Arde el mar, aunque no retome exactamente aquella misma voz de juventud pero sí las cañerías culturales que la nutrían: "Esta hoguera me revivirá". En Tornado cristaliza el reencuentro en la edad adulta con el que no se llegó a ser en la juventud: celebra sin rubor el cumplimiento y la posesión. Y se permite lo fundamental: llegar a ser el que se es como consigna fundacional, saberse el que se es en el poema y sin miedo y sin la cobardía pusilánime del que vigila por su respetabilidad: 'A tientas', 'La ville entière', 'The painted veil', 'Hoy' o el único poema en prosa son grandes poemas de amor. Pero los versos resonantes y poderosos son innumerables, como si una herida de lenguaje manase abierta por la experiencia del reencuentro celebrado y no tuviese nunca suficiente, o no bastase nunca del todo la dicha de lo escrito y hubiese que volver a decirla en nuevas reapropiaciones de la tradición y mixturas de poetas. Las resonancias verbales van desde Pavese en el primer poema hasta sus clásicos de siempre, Rubén o Juan Ramón (incluido el de Espacio), Eliot, Lorca, Alberti, Paz, Neruda o Baudelaire, y a veces de sus propios versos. Es literatura de asociación irracional, estirpe surrealista y barroquismo fulgurante y es verdadera porque habla de una conquista adolescentemente adulta como sólo puede serlo la poesía de amor. -

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