Barcelona se rinde ante las acrobacias aéreas

El cielo estaba despejado en Barcelona y el sol apretaba. De manera que no había excusas para no darse un paseo por el Fórum y seguir las cinco horas de acrobacias aéreas de la Festa del Cel. Así lo debieron de pensar los 350.000 barceloneses que abarrotaron el litoral y que despidieron una Mercè que se ha visto deslucida por la lluvia en ocasiones. Sobre la ciudad desfilaron sofisticadas aeronaves civiles y militares, como los helicópteros Eurocopter EC 120 Colibrí y los portugueses Dassault / Dornier Alphajet, que realizaron piruetas a dos metros de distancia el uno del otro.

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El cielo estaba despejado en Barcelona y el sol apretaba. De manera que no había excusas para no darse un paseo por el Fórum y seguir las cinco horas de acrobacias aéreas de la Festa del Cel. Así lo debieron de pensar los 350.000 barceloneses que abarrotaron el litoral y que despidieron una Mercè que se ha visto deslucida por la lluvia en ocasiones. Sobre la ciudad desfilaron sofisticadas aeronaves civiles y militares, como los helicópteros Eurocopter EC 120 Colibrí y los portugueses Dassault / Dornier Alphajet, que realizaron piruetas a dos metros de distancia el uno del otro.

Para despedir la Mercè 2008, los programadores de las fiestas habían convocado ayer por la mañana a los barceloneses en el litoral de la ciudad para ver las acrobacias de 42 aviones y 11 helicópteros en una exhibición aeronáutica que ha cumplido ya 17 años. La respuesta ciudadana fue masiva como en anteriores ocasiones: cerca de 350.000 personas acudieron a las playas y el parque del Fórum.

Sobre todo recurrieron a los transportes públicos, que se reforzaron para evitar el colapso. La llegada fue escalonada y las mayores colas se registraron en la estación del metro de Maresme-Fòrum (L-4) en torno a las dos de la tarde, después de que la patrulla Águila del Ejército del Aire cerrara la exhibición con una serie de acrobacias que consiguió arrancar los aplausos del público. Muchos otros se acercaron al parque por la avenida de Prim en bicicleta, tanto particulares como las del Bicing, e incluso había quien pedaleaba en familia. El sol apretó como no lo había hecho durante semanas y era imprescindible refrescarse, de manera que muchos chiringuitos de la zona hicieron su particular agosto. "Menos mal que me he traído la gorra", comentaba uno de los veteranos aficionados antes de marchar.

El tiempo acompañó, pero la Festa del Cel ha conseguido consolidarse en el programa festivo barcelonés gracias a la vistosidad del espectáculo. La exhibición aeronáutica de Barcelona es la decana de cuantas se hacen en España y, este año, además, ha conseguido traer aparatos con mucho atractivo, como el caza Eurofighter Typhoon, el Eurocopter Tiger y algunos aeroplanos de época. A ellos hay que sumar el regreso de la patrulla Águila y sus hábiles pilotos, que formaron con el humo que desprendían sus mirlos (en argot, un CASA C-101 Aviojet) la bandera española y catalana sobre el cielo de Barcelona.

Por seguridad, se impusieron algunas restricciones. Ningún avión voló por debajo de los 100 metros y todos realizaron su ejercicio sobre el mar. El que lo hizo más alto, a unos 2.500 metros, llevaba a un equipo de paracaidistas que aterrizaron con precisión en un punto del Fórum. El festival no afectó a la aviación comercial, a pesar de que los aparatos no dejaron de despegar continuamente a lo largo de toda la mañana desde los aeropuertos de El Prat y Sabadell.

Aunque goza de un seguimiento multitudinario, la propuesta no está exenta de polémicas. Así, la Festa del Cel originó a mediados de septiembre las críticas de ERC y CiU, que se oponen a que en unas fiestas como la Mercè se hagan "exhibiciones militares". Desde el Ayuntamiento se defendió la cita -a la que se había invitado no sólo a las fuerzas aéreas españolas, sino también británicas y portuguesas-. En opinión del delegado de Cultura, Jordi Martí, ambas formaciones "cogen el tema por un lado del todo equivocado".

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Un grupo de espectadores sigue las piruetas de la patrulla Águila, que vuela en formación frente al Fórum.EDU BAYER

Aves con garras de acero

Es un espectáculo pionero en España, que, además de divertir a los barceloneses, busca despertar en la ciudad el entusiasmo por la aeronáutica, el mismo entusiasmo que tienen sus organizadores: el Barcelona Estels Club primero, desde 1992, el Aeroclub Barcelona Sabadell y el Ayuntamiento. Para encender esa llama no basta con cualquier aeronave, sino que hay que recurrir al atractivo de las más sofisticadas.

Una de las que nunca se habían visto en la ciudad era el caza Eurofighter Typhoon, que desde 2004 se emplea en la aviación española y que, a pesar de ser capaz de romper la velocidad del sonido, no superó en sus pasadas frente al Fórum los 700 kilómetros por hora. Por una mañana, las vistas desde los diques se parecían a las que ofrecían un portaviones sacado de Top Gun .

También sobrevoló el litoral el imponente Eurocopter EC665 Tigre, empleado por varios ejércitos y participante por primera vez en un festival civil. Impresionaba cada vez que encaraba la playa y cuando se quedaba suspendido en el aire acababa retratado por cientos de aficionados equipados con sus cámaras en primera línea.

Menos guerrero, el Sukhoi 26M y otros similares también conquistaron al público. Este aeroplano lleva una parte del suelo transparente para permitir al piloto orientarse cada vez que realiza un looping , un vuelo invertido o cualquier otra acrobacia. El apagafuegos Canadair CL-215T fue otro de los más saludados por los barceloneses desde la costa. Seguramente porque es capaz de albergar 6.000 litros de agua y porque con ello ha ayudado a salvar más de un bosque.

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