La policía busca a un tercer involucrado en el atropello del Carmel

Tres de los 11 heridos continúan hospitalizados con pronóstico leve

La Guardia Urbana sigue intentando reconstruir el accidente del pasado sábado en el barrio del Carmel de Barcelona, donde un autobús urbano se empotró en un edificio matando a una niña de 10 años y a una mujer de 36, e hiriendo a otras 11 personas.

Tres de ellas siguen hospitalizadas, con pronóstico leve. Ayer las pesquisas policiales se centraban en la búsqueda de un tercer conductor que también estuvo involucrado en el accidente, para tomarle declaración.

El atropello vino precedido de una bronca entre el chófer del autobús y el de una furgoneta que le bloqueó el paso durante u...

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La Guardia Urbana sigue intentando reconstruir el accidente del pasado sábado en el barrio del Carmel de Barcelona, donde un autobús urbano se empotró en un edificio matando a una niña de 10 años y a una mujer de 36, e hiriendo a otras 11 personas.

Tres de ellas siguen hospitalizadas, con pronóstico leve. Ayer las pesquisas policiales se centraban en la búsqueda de un tercer conductor que también estuvo involucrado en el accidente, para tomarle declaración.

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El atropello vino precedido de una bronca entre el chófer del autobús y el de una furgoneta que le bloqueó el paso durante unos 15 minutos. Este tercer conductor supuestamente también participó en el intercambio de insultos motivado por el colapso viario. Según la investigación, intervino cuando la primera furgoneta ya había arrancado para recriminarle al conductor del autobús la espera y, acto seguido, colarse por la vía antes de que el bus avanzara. Los otros dos conductores ya prestaron declaración; al tercero se le busca para esclarecer los hechos, informaron fuentes policiales. La Guardia Urbana no presentará cargos hasta que concluya la investigación del choque, cuya violencia dañó parte del edificio.

Ayer ya no quedaba rastro de los cascotes y cristales que el autobús desparramó por la acera. En su lugar, decenas de lirios y velas encendidas recordaban a las fallecidas. En ese punto fueron concentrándose grupos de vecinos con los rostros desencajados y las mismas mismas preguntas. "¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Qué pudo pasar?", reiteraban sin esperar respuesta. Muchos deslizaron críticas a la permisividad de la Guardia Urbana: a escasos metros del pilar varios vehículos mal aparcados impedían que el autobús de la línea 87, la misma del vehículo accidentado el sábado, accediera a su parada. "La Guardia Urbana nunca viene, aquí el tráfico no lo controla nadie", protestaron.

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