Crítica:Barcelona en fiestas

El BAM muere lejos del centro

La segunda noche del BAM comenzó a despejar dudas y poner puntos sobre las íes. Primer punto: el escenario de la plaza de la Odissea es una mala idea: nadie acude y ha fracasado con estrépito. Segundo: la plaza del Rei sigue siendo el corazón espiritual del BAM y allí se concentra el público de aspecto más maduro y de gustos más intimistas y delicados. Tercero: a pesar de las inadecuadas condiciones de habitabilidad y de acústica, el escenario Damm atrae a cantidades ingentes de público. Cuarto: el Fórum es ya un simple contenedor donde el BAM ha perdido definición arrollado por el jolgorio ma...

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La segunda noche del BAM comenzó a despejar dudas y poner puntos sobre las íes. Primer punto: el escenario de la plaza de la Odissea es una mala idea: nadie acude y ha fracasado con estrépito. Segundo: la plaza del Rei sigue siendo el corazón espiritual del BAM y allí se concentra el público de aspecto más maduro y de gustos más intimistas y delicados. Tercero: a pesar de las inadecuadas condiciones de habitabilidad y de acústica, el escenario Damm atrae a cantidades ingentes de público. Cuarto: el Fórum es ya un simple contenedor donde el BAM ha perdido definición arrollado por el jolgorio masificado. Todo esto se pudo aquilatar en una noche en la que Primal Scream, Mishima y Antònia Font marcaron la pauta en el centro.

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Porque es el centro el espacio más genuinamente BAM. El descubrimiento de grupos o la confirmación pública de las bandas locales tiene lugar allí, dejándose el Fórum para recoger luego a todo el público.

En lo musical, dos observaciones hacia el Fórum: Krakovia son un lastimoso grupo de punk-rock y glam revivalistas y La Casa Azul es una propuesta tontorrona de europop y disco petardo.

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