La fusión de las cajas

Convocar asambleas sin acuerdo previo puede frustrar el proyecto

El pacto en la Kutxa precisa de hasta seis grupos

El momento político y la proximidad de las elecciones hacen que el PNV tenga mucha prisa y que dé por cerrados acuerdos que son probables, pero que aún no son ciertos. El principal compañero de viaje que necesita el nacionalismo en la fusión a dos no es otro que el sindicato mayoritario en las cajas de ahorro, CC OO. La central está dispuesta a llegar a un acuerdo y así lo hizo saber la pasada semana en un comunicado, pero no es partidario de correr, quiere que las cosas queden bien atadas. Si las cajas deciden, sin un acuerdo previo firmado, convocar asambleas con propuestas en el orden del d...

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El momento político y la proximidad de las elecciones hacen que el PNV tenga mucha prisa y que dé por cerrados acuerdos que son probables, pero que aún no son ciertos. El principal compañero de viaje que necesita el nacionalismo en la fusión a dos no es otro que el sindicato mayoritario en las cajas de ahorro, CC OO. La central está dispuesta a llegar a un acuerdo y así lo hizo saber la pasada semana en un comunicado, pero no es partidario de correr, quiere que las cosas queden bien atadas. Si las cajas deciden, sin un acuerdo previo firmado, convocar asambleas con propuestas en el orden del día para modificar los estatutos, puede haber sorpresas no deseadas. La Kutxa, que preside Xabier Iturbe, aún no ha convocado la asamblea, pero ya se habla del 24 de octubre.

CC OO es el líder del sector en España y en Euskadi y tiene muy claras sus prioridades. Los dos requisitos básicos que ha puesto sobre la mesa son un acuerdo laboral y que dentro del modelo de la actual Ley de Cajas se establezcan mecanismos de respeto máximo de la pluralidad política. Un acuerdo laboral no implica la firma de un nuevo convenio colectivo, sino el establecimiento de los ejes básicos de la fusión y de las líneas generales que luego se aplicarán al convenio a negociar en 2010.

CC OO y el sindicato de empresa Pixkanaka han firmado los últimos años el convenio colectivo de Kutxa. Sus votos son una pieza esencial en el puzzle de la Kutxa. Si el nacionalismo logra convencer a la reticente EB, dolida por no haber sido informada, y a estas dos centrales, sólo le faltará un voto en la asamblea para alcanzar los dos tercios necesarios (67 de 100). Lo difícil es saber de dónde saldrá, ya que precisa el acuerdo con esos dos sindicatos y con PNV-EA, EB y Aralar. La llave está en manos de ELA, aunque se antoja difícil su concurrencia cuando lleva ocho años sin firmar el convenio. El resto de las posibilidades pasan por los votos que controla la autodenominada izquierda abertzale (candidatura Banatuz, ANV o LAB) o, tal vez, por pescar en caladero socialista.

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